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LA ANTIGUA MEZQUITA DEL SALVADOR EN TOLEDO. UN EJEMPLO DE CONTINUIDAD HISTÓRICA

 

Muy cerca del Entierro del Conde Orgaz existe una pequeña iglesia que suele pasar desapercibida a los turistas (en parte por sus horarios aleatorios). Sin embargo, si se consigue entrar en ella encontraremos una mezquita anterior al X y ampliada en el XI de la que han aparecido nuevos ambientes gracias a las últimas investigaciones arqueológicas. Pero la cosa no acaba aquí, y el viajero encontrará columnas y capiteles romanos reutilizados, una pilastra visigoda (o paleocristiana), añadidos mudéjares y barrocos. Todo en un espacio reducido.

 Muy probablemente, la mezquita existiera desde antiguo, acaso sobre una estructura visigoda anterior. Los restos que nos quedan de ella han sido sacados a la luz por una profunda intervención que nos permite ver la planta original de la sala de oraciones bajo la iglesia actual.

 

También ha sido restaurado el patio de abluciones, con una arquería de herradura en ladrillo sobre arcos y columnas romanos, alfices y remate superior muy parecido a la Mezquita del Cristo de la luz. En esta zona, posteriormente, se realizó un aljibe.

 

 

 

 

En 1086, tras la entrada de Alfonso VI en la ciudad y la rápida reconversión de la mezquita mayor en la futura catedral, esta mezquita pasó a ser aljama (principal). Las necesidades de espacio se hicieron perentorias y se realizó una nueva nave. Para ello se volvieron a reutilizar materiales romanos (columnas y arcos).

 

 

 

Sin embargo, la reutilización más espectacular fue la de una pilastra (posiblemente de un edificio anterior) visigoda o paleocristiana. Decorada con motivos florales en sus lados cortos, lo más espectacular son sus escenas de la vida de Cristo en la exterior. Enmarcadas en recuadros y a técnica de bisel se nos muestras estas escenas de la típica plástica altomedieval, aunque las caras fueron raspadas por los musulmanes para evitar caer en idolatría.

 

 

 

 

Ya sea de la época anterior o de esta segunda mezquita, también nos encontramos con una torre alminar. Al exterior, la diferencia de los materiales nos da la clave, siendo musulmana la que emplea el sistema de soga y tizón en grandes sillares, con una banda decorativa (de nuevo reutilizada, en este caso visigoda).

 

 

Al interior podemos ver todavía el típico sistema islámico de machón central y escaleras girando en torno suyo (como el de la propia Giralda) frente a las torres huecas cristianas.

Sobre todo este conjunto se fueron realizando intervenciones mudéjares (la segunda parte de la torre), góticas (capillas), renacentistas (retablo) y barrocas (bóvedas)

 

 

Por cierto, en esta iglesia fue bautizado el dramaturgo del siglo de Oro, Francisco de Rojas Zorrilla, como se puede ver en la placa de esta foto antigua, tomada de Toledo olvidado (una fantástica página)

 

 Fotografías y texto.

Vicente Camarasa

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