CARRACCI EN EL PALACIO FARNESE
La pintura clasicista boloñesa que analizábamos aquí, tendrá su punto de inflexión en esta obra, tanto por su ambición, colaboradores (los Carracci acompañados de numerosos discípulos como Domenichino o Lanfranco) como ubicación, en pleno centro de Roma, en la vivienda de una de las familias romanas más poderosas.
Se convertirá así en un imán que expandirá el estilo a la vez que Caravaggio pintaba su capilla dedicada a Santo Tomás en San Luis de los Franceses.
La estética ya se encontraba suficientemente afinada en la Academia de los Incaminati boloñesa (aquí la explicamos) y simplemente tuvo que adaptarse a la nueva modalidad del fresco.
Para cubrir un tamaño tan excepcional los Carracci tomaron como modelo el sistema de cuadri riportati que había utilizado Miguel Ángel en la Capilla Sixtina (y había sido una constante del manierismo) que estableciera una ordenación falsamente arquitectónica para las distintas escenas
Entre estos cuadros, y como los ignudi de Miguel Ángel, se pintan esculturas clásicas y putti sin otra función que dar una imagen de antigüedad y sin ningún sentido iconográfico
En todo el conjunto existe una voluntad de recrear el mundo del Cinquecento (de Rafael y Miguel Ángel) pasado por el nuevo color veneciano.
Quizás la escena más famosa el triunfo de Adriana y Baco, acaso una celebración del amor por encima de todas las dificultades, aunque el sentido último de las pinturas aún está debatido
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