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MIQUEL BARCELÓ (2). ¿MIRADA MULTICULTURAL O INTERCULTURAL?

El problema de tener amigos tan inteligentes es que te obligan a pensar y a replantearte tus ideas previas. Y esto es un buen ejercicio mental, muy saludable.

Pero más saludable aún es no tener demasiado claros los conceptos finales y dejar la puerta abierta a la polémica y la confrontación de ideas.

Y cuento todo esto a raiz de un comentario de JV sobre el primer artículo que dedicamos a Barceló.

Yo planteaba su mirada posmoderna como algo intencionadamente falso, al menos en el sentido de jugar con una mirada cercana abstracta que se contrapone con otra figurativa en una mayor lejanía. Una tensión que obliga al espectador a cuestionarse la pintura y su propia mirada (algo muy típico de la posmodernidad, como ya analizó Eco en su Obra Abierta).

Hablaba, además, de que esta actitud puede generalizarse a una actitud mucho más amplia también típica de nuestro tiempo: las apariencias o lo políticamente correcto frente a la realidad más profunda (el simulacro frente a la realidad misma y los filtros que se nos imponen entre la realidad y la persona como forma de afirmar el poder, tal y como analizó ya Foucault)

A todo esto apareció la palabra multiculturalidad frente a lo que JV plantea la interculturalidad. Y en ese punto estamos.

La cuestión no es baladí. Por lo que yo entiendo la multiculturalidad se opone a la interculturalidad por mantener la primera espacios cerrados e independientes entre cultural que simplemente conviven en el mismo tiempo pero sin confundirse ni mestizarse. Por el contrario, la interculturalidad propone un mestizaje mucho más profundo del que debería generarse una nueva cultura mucho más global.

Dejando a un lado la posibilidad real de la interculturalidad (mucho habría que hablar de ella en los aspectos puramente prácticos, pese a que sea la actitud más interesante y con mayor posibilidad de mejora de nuestras sociedades), ¿qué postura representa realmente Barceló?

Es evidente que su obra une momentos históricos (el barroco, el manierismo, Grecia incluso) y geográficos distintos. Es conocido su amor por África (Mali) que ha dado sus mejores obras. Pero el problema fundamental no es lo que representa sino cómo lo hace. Qué mirada establece sobre África…

Ese es el verdadero problema cuya solución no es fácil pues en ambos sentidos tenemos ideas.

A mi humilde juicio Barceló es intercultural en sus obras más íntimas, aquellas que se ocupan de un África llena de pequeños gestos, de un futbolín, de una bicicleta… Imágenes llenas de una verdadera África en las que se utiliza una técnica aprendida de lo occidental.

Mujer pariendo

 

Futbolín

 

Mujer con niño matando un pollo

 

Sin embargo, también hay un África pintoresca, vista desde prejuicios occidentales que nos conducirían al siglo XIX en imágenes como estas.

 

Un África traspasada por el discurso ecológico y marxista que sólo quiere ver en ella la visión consolidada por los medios de comunicación que habla de explotación y nos deja un poco más tranquilos ante la visión levemente crítica que propone. Ya somos solidarios, nos decimos al verlo, aunque ¿realmente comprendemos algo verdaderamente esencial de su cultura y forma de ver la vida?

 

Pluja contracorrent

 

Somalia

 

En cuanto a sus paisajes, ¿no es la versión sublime típicamente romántica aplicada a un nuevo territorio que sólo nos aporta una imagen potente, y magnífica, pero que podría ser África o Asia o Pernambuco?

 

Temporada de lluvias

 

Queda ya abierta la sesión de polémica.

 

Todas las imágenes tomadas de

http://lozzanoart.blogspot.com/2009/09/miquel-barcelo.html (Una magnífica página)

 

Vicente Camarasa

 

 

5 comentarios

JV -

Vayamos por partes. Efectivamente la empatía tiene mucho que ver con la asimilación de lo otro, no sé trata de aculturarse sino de comprender la diferencia y asimilarla si ésta enriquece y no supone una regresión.
En cuanto a el otro debate, uno pinta, escribe, investiga y crea con su bagaje, que por supuesto incluye sus posicionamientos morales, políticos, económicos, culturales. La objetividad es una falacia, nadie se resetea para actuar, uno es su historia. Sino valoramos el contexto, la obra en sí no tiene significado, algo es arte (en cualquiera de sus acepciones) en tanto en cuanto el bagaje cultural lo situa como tal. Cuando miramos lo hacemos con todo nuestro potencial, aunque es cierto que el ficus existe y se extiende con voracidad.

Vicente -

Por supuesto que, como dice Ana, no lo quiero juzgar por su posición ética, aunque tal vez algunas veces hay que hacerlo (pienso ahora mismo en Dalí). En realidad Barceló es una excusa bien válida para discutir un poco y ver (a la vez) nuestras propias limitaciones frente a ciertos discursos.
Es para darle un poco de vidilla a JV, no vaya a ser que se nos amuerme

Ana -

Me tentáis, me tentáis, y claro, quiero opinar.

En palabras de mi admirado Gombrich (pasión convertida en necrofilia desde hace unos años), no existe el ojo inocente y Barceló lleva a cuestas todo el bagaje de la cultura occidental cuando acerca su mirada al motivo de su pintura, llámese Mali o una paella.

Si observamos el Barceló más puramente deorativo ( La famosa cúpula) no hay diferencias sustanciales en la manera de abordarlos. Barceló es muy potente visualmente , pero utiliza los mismos recursos estilísticos: la materia, la estilización un poco Giacometti, la sensualidad del color. No puedo hablar de lo que él piensa o siente respecto a Africa, pero lo que sí creo que transmite no es precisamente arte-denuncia. Por el contrario creo que busca el motivo exótico para la mentalidad occidental. Ahora bien , valorar a un artista por su posición moral para mí es un error. El arte (literatura, pintura) no tiene nada que ver con la ética.

Ahí queda eso, para que me despellejéis.

Vicente -

Mira que escribes bien, pero no me terminas de convencer. Y el problema es que me gustaría que lo hicieses pues me esfuerzo constantemente en la interculturalidad y pese a que algunas veces creo lograrlo, la mayoría de las veces no puedo dejar de sentir mi punto de vista es demasiado occidental para conseguirlo verdaderamente.
Tal vez la solución a todo esto (a veces lo pienso) es la empatía, no intentar explicar sino simplemente comprender; no aceptar el resto pero sí hacerse eco de las ideas ajenas para, por lo menos, darles la oporunidad de desarrollarse un poco.
Pese a toda esta parrafada anterior sigo pensando que, sin quitarle ningún mérito artístico, Barceló se queda en la pura superficie de las cosas, siendo más profundo en su interculturalidad Juan Muñoz; Tápies, Beuys

JV -

Mi apreciado Vicente, ¡¡como nos gusta discutir¡¡. Como afirma Eco y otros pensadores dedicados a la semiotica de la imagen y la comunicación, la acción de informar implica un posicionamiento del autor ante esa información. Esta posición puede ser neutral, meramente informativa sin opinión, puede implicar denuncia desde una visión de comodidad personal que no supone interiorizar el problema, pero también puede implicar un cierto compromiso personal en la definición e intento de avanzar, siquiera minimamente en la solución del problema.
Si partimos de la idea que Barceló ve Mali, como Gauguin vió las Antipodas, esta claro que la implicación nos muestra culturas más o menos subyugadas desde un punto de vista puramente de colección de realidades (multiculturalismo). Ahora bien, si uno intenta integrar en su yo, el devenir de lo retratado buscando vías de interiozación personal y colectiva de una realidad buena e interesante por como es, sin intentar globalizarla, simplemente intentando que se conozca y esto la potencie y la haga ser una más y posible, entonces la realidad es bien distinta: hemos intentado, que no conseguido, interactuar con otra cultura, no actuando desde la caridad sino desde la comprensión del otro. Esta asimilación puede general la necesidad en los discentes de conocer y con ello potenciar una realidad, no subencionarla sino ponerla en valor.