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GUIGNOL: EL SÍMBOLO DE UNA CIUDAD. LYON (parte II)

Dicen que cada lugar tiene unas señas de identidad propias que le dotan de una personalidad y lo hacen especial, único y diferente a todos los demás. Tanto es así que, seguro que si nos detenemos a pensar, podríamos elaborar una larga lista que recogiese los lugares que más nos han gustado y sus peculiaridades.

La ciudad de Lyon, otrora capital mundial de la seda y con un emplazamiento  excepcional y una riqueza artística visible, no podía ser menos. Si en un post anterior hablábamos de los trampantojos- o pinturas murales- y su capacidad para recrear ambientes y generar ilusiones, en esta ocasión le toca el turno a los guignoles.

¿Quién no ha disfrutado alguna vez de un espectáculo de marionetas en el Parque del Retiro?

Aunque, en un principio, podamos pensar que se trata de un espectáculo exclusivamente destinado a público infantil, lo cierto es que las marionetas tienen un encanto especial que atrapa a todos los que se detienen a escuchar sus historias.

Si esto lo trasladamos al viejo Lyon del siglo XIX, la magia y el encanto crecen exponencialmente. Y es que esta ciudad francesa es la cuna del guignol -o la marioneta- tal y como la conocemos hoy en día.

Una tradición que aún se mantiene y que ha conseguido sobrevivir con el paso de los años, a través de las representaciones para todas las edades.

¿No me creéis? Puesto que un espectáculo de guignoles no se concibe sin ellos- y solo si seguís leyendo estas líneas, os presentaré a los guignoles más conocidos y afamados desde su nacimiento hace varios siglos. Una suerte de “estrellas inmortales” que en Lyon no pasan de moda y hacen las delicias de pequeños y mayores.


Para ello, hemos de remontarnos tiempo atrás cuando la Revolución y la recesión económica de la época acentúan el declive de la industria de la seda (símbolo principal del savoir faire de la ciudad).

Puede parecer paradójico pero la aparición de estos personajes de madera está íntimamente relacionada con un ejemplo de lo que podríamos llamar “reciclaje profesional”. Su creador, Laurent Mourguet (canut o trabajador de la seda) tras perder su empleo decide convertirse en un “sacamuelas” ambulante.

Una tarea nada fácil para la cual, inspirándose en la Comedia del Arte, se hace ayudar de un pequeño amigo, Polichinelle, que sirva de “anestésico” y distraiga a sus “víctimas” para conseguir realizar la operación “sans douleur” y, de esta manera, nace Guignol en el año 1808.


Un personaje que encarna al “hombre del pueblo” muy reconocible físicamente por su trenza y su bastón y que, por deseo de su progenitor, representa un canut ataviado con las ropas propias de fines del siglo XVIII.

Parlanchín, deslenguado y siempre utilizando la conocida jerga lyonnesa propia de este gremio, denuncia todas las injusticias sociales sirviéndose de su inventiva.

Como no podía ser de otra manera, y al más puro estilo don Quijote y Sancho Panza, junto a Guignol también es muy habitual ver a Gnafron, su mejor amigo, un poco mayor que él, pero sobre todo amante del buen vino Beajoulais.

Le reconoceremos por su gran nariz sonrosada y porque muchas veces aparece en escena muy bien acompañado por una botella de este vino- la cual le ayuda a olvidar los problemas y a aumentar su capacidad oratoria-.


Junto con Madelon- esposa de Guignol- mujer de su casa y trabajadora incansable aunque un poco gruñona- conforman el trío más destacado de todas las representaciones que comenzaron en los castelet (como los de El Retiro) para después llevarse a cabo en lugares más amplios tales como cafés y teatros.

Hace tiempo y, debido a la fuerte tradición por este arte, se mudaron y, en la actualidad, solo en Lyon podemos disfrutar de los Guignoles en diferentes lugares.

Así, el teatro “La Maison de Guignol”, la compañía Daniel Streble y el teatro municipal de marionetas “Guignol de Lyon” (animado por el Colectivo Zonzons) rinden homenaje a estos pequeños ciudadanos  a través de los espectáculos y representaciones para todo tipo de públicos.

Gracias a mi breve pero intenso paso por esta última compañía, puedo decir que Guignol y sus compañeros de profesión no solo son personajes entrañables sino que se han convertido en una forma más de  denuncia pública y un canal para ejercer la libertad de expresión.


Todo ello en un marco mucho más creativo, lúdico y distendido donde la sátira y la ironía juegan un papel destacado en los asuntos políticos, económicos y sociales. Como una suerte de aparato capaz de tomar el pulso a la sociedad y expresar abiertamente lo que en un círculo más cerrado y encorsetado no podría hacer.

El espectáculo “Les presses de Comptoir” aporta mucho desde el nivel no solo de la  tradición de las marionetas sino también del de la sociedad del momento. Un repaso a la actualidad de la mano de nuestros protagonistas y el resto del elenco que representan a todos los sectores de la sociedad, también afectada por el declive en muchos sectores y un cierto descrédito y desconfianza hacia los políticos que toman las decisiones en el país.

Una forma velada y sutil de denunciar algunos de los errores del sistema actual a través de unas “ingenuas” marionetas. Ya nadie está a salvo de caer en las redes tejidas por el humor ácido e inteligente que esconde grandes verdades en su interior. ¡Y si no que se lo digan a Marie La Teigne! (Marie Le Pen para los amigos).


Si queréis descubrir todo lo que tienen preparado para vosotros, cuando visitéis Lyon os animo a acercaros al Teatro de las Marionetas para disfrutar de uno de sus espectáculos, una posterior visita al taller e incluso un mâchon lyonnais.

Por último, solo nos queda desearle suerte a Guignol para que su petición de formar parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO encuentre respuesta.

 “Patrimoine, mon beau patrimoine lyonnais, dis-moi que je suis le plus canant des gones” (Guignol)  

Un poco más sobre Guignol, Gnafron y Madelon…http://www.dailymotion.com/video/xacf2g_guignol-gnafron-et-madelon_creation#.UcymoDtA3Qk

Mar San Segundo

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