Blogia
sdelbiombo. Una mirada artística al mundo

Colonia

IGLESIAS ROMÁNICAS DE COLONIA: GRAN SAN MARTÍN


 

En nuestra presentacion de las iglesias románicas de Colonia seguimos ahora con la de Gran San Martín. Aunque parece indicar su nombre, no es la iglesia románica más grande de Colonia (ese honor queda reservado para Santa María en el Capitolio). Pero su torre quizás es la mas grande y monumental de una iglesia románica, y junto a la Catedral desde siglos ha marcado el panorama de la orilla izquierda del Rhin (la del casco antiguo). Es más: antes de la la terminación de las torres de la Catedral en 1880, la imponente torre de San Martin, con sus más de 75 metros de altura, fue el símbolo de Colonia desde la Edad Media hasta mediados del siglo XIX – aun más que el torso de la Catedral con las torres sin terminar. Como en tanto otros sitios cerca de la orilla del Rhin, en el subsuelo del sector hubo muchos hallazgos arqueológicos de la época romana, hoy expuestos en un mini-museo en la cripta del templo.

 

San Martín es una basilica de tres naves, 50 metros de largo y 27 de ancho y fue el templo de un antiguo convento de benedictinos fundado por el arzobispo San Bruno hacia 965. Pero de ese primer templo prerromanico queda apenas nada, porque un horrible incendio destruyó casi todo el barrio en el año 1150. Entre 1185 y 1250 se construyó la iglesia románica, los rasgos mas característicos de Gran San Martín fueron creados en aquella época, aunque luego cambiaron muchos detalles. A finales del siglo XV añadieron la pirámide gótica de la torre.

 

Exceptuando la magnífica torre, creación cumbre del estilo románico que en realidad es una corona de cinco torres elevándose encima de una galeria palatina, todo el templo se caracteriza por una profunda austeridad. No siempre fue asi, porque la iglesia original del siglo XIII estuvo decorado con ricos mosaicos y en los siglos XVIII y XIX sus paredes y bóvedas fueron pintadas con frescos – primero barrocos y luego clasicistas – las últimas una creación del gran mecenas Ferdinand Franz Wallraff (cuya famosa colección de pinturas se convirtió en el inicio del Museo de Bellas Artes de Colonia que hoy lleva su nombre). Durante la ocupación napoleónica, los franceses cerraron y secularizaron el convento benedictino de San Martín, destruyendo su claustro completamente.

A mediados del XIX, empezaron obras de restauración de la iglesia, concentrándose en techos y bovedas. . .

Como todos los templos románicos de Colonia (excepto la mas pequeña Santa María Lyskirchen), San Martín fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial, quedando muy poco de su decoración original. Debido a su situación tan céntrica, la iglesia fue destruida en su mayor parte y tardaron cuatro decadas – hasta 1985 – en reconstruirla. Como en otros templos que sufrieron el mismo destino, hubo un problema especial con las vidrieras, en San Martín al final, aunque modernas,  son ahora más adecuadas y menos desconcertantes que en otros casos.

 

Hubo entonces no pocas voces que propusieron dejar el templo como ruina para la memoria de la Guerra. Afortunadamente, no ganaron la discusión y desde 1965, la magnífica torre de San Martín corona de nuevo junto a la Catedral el panorama de Colonia.  Quedan pocos restos de los mosaicos en el suelo, representaciones de animales que datan del siglo XIII, de la época de los Hohenstaufen (un par de vacas y un león).

Sin duda, la obra de arte mas sublime que hoy destaca en una iglesia relativamente vacía, es una escena del Santo Entierro, creada en el tránsito del estilo gótico al Renacimiento por el escultor Tilman van der Burch, coloniense de origen flamenco, entre 1510 y 1520. Consiste de las esculturas de José de Arimatea, Nicodemo, San Juan y las tres Marías y destaca por su gran realismo y el modo de presentar a los seguidores de Jesus como familia de la aristocracia renacentista. La bella Magdalena parece una princesa alemana del XVI, con sus ojos azulísimos, cabello rubio y vestiduras elegantes de la época. Sin embargo, toda la escena respira una profunda unción sagrada. En el centro de la composición casi se tocan la mano inerte del muerto Salvador y la mano delicada y tierna de la Magdalena, pero quedan en el aire, como insinuando un acercamiento mistico. Ese grupo escultórico es uno de los mas logrados jamás creados en Colonia, una ciudad de arte rica en pintores de importancia global (sobre todo su escuela gótica del  XV – Stefan Lochner, Bartholomaeus Bruyn – y en la modernidad – Max Ernst y Gerhard Richter), pero relativamente pobre en escultores de rango internacional. 

Del mismo autor se supone el grupo del Calvario que data del 1509, de un estilo algo mas conservador y convencional, y la escultura sobrecogedora del Ecce Homo en una capilla lateral. Mientras que el rostro es magnífico en su expresión de dolor y soledad, el cuerpo de esa estatua parece algo menos logrado. Es sobre todo la mirada hipnotizante de ese Cristo que impresiona.

    

Pero es en el coro austero, casi desnudo, donde se concentra la atmósfera mística del templo de San Martín: en sus arcos vacíos de matices grises, antaño ricamente decorados – lo que se llevo la Guerra – se refugia el espíritu para contemplar, por lo menos por momentos, las ideas de purificación e iluminación, y cuando entre un rayo de luz divina para alumbrar por segundos la cruz, el alma incluso puede llegar a la unión y soñar con la eternidad...

Texto Berthold Volberg

Fotografía: Thomas Jäckel

SAN GEREÓN. LA MÁS ESPECTACULAR IGLESIA ROMÁNICA DE COLONIA

 

De las 12 iglesias románicas de Colonia, la Basílica de San Gereón es indudablemente la más bella e impresionante. Lleva el nombre del primer mártir pacifista cuyo sarcófago se encuentra en la cripta subterránea del templo. San Gereón fue un soldado romano de Colonia quien después de convertirse al cristianismo, se negó a matar, y por ello el emperador Maximiniano mandó decapitarlo junto a 318 otros de su legión en el año 304 (así la leyenda). Más tarde, Santa Elena, madre de Constantino, primer emperador romano quien se convirtió al Cristianismo, tomó la iniciativa de construir una primera basílica para las reliquias de San Gereón ya en el Siglo IV. Posiblemente, aquella basílica antigua fue aún más espectacular que la actual, ya que investigaciones de restos de la antigua muralla demostraron que la antigua cúpula, con un diámetro de casi 24 metros, era algo más amplia (aunque menos alta) que la de la iglesia que vemos hoy. Además, la cúpula del Siglo V fue decorado con un mosaico riquísimo, totalmente dorado y comparable a los mejores mosaicos bizantinos de Constantinopla o Ravenna. Debido a esa decoración magnífica, la antigua basilica de San Gereón obtuvo el nombre ad sanctos aureos. De ese edificio antiguo se conservan restos de los muros hasta una altura de 14 metros.

 

 

Lo que hoy podemos admirar es una reconstrucción en su mayor parte (salvo la cripta subterránea que aparte de las pequeñas vidrieras modernas es auténtica, y una parte de los muros).

Si nos acercamos hoy a la Basílica de San Gereón, viniendo desde la Catedral, ya desde lejos impresiona la fachada con sus dos torres que enmarcan la galería palatina en medio. Pero el elemento inconfundible de ese templo no son las torres, sino la cúpula monumental.

 

 

Cuando se concluyó esa cúpula nueva en el año 1227, ese magnífico Decágono, único en su estilo, fue la cúpula medieval más grande y la tercera más grande del mundo detrás del Panteón romano y la Hagia Sofía en Constantinopla, con un diámetro de 21 metros y una altura de 35 (hoy con el techo piramidal llega a 48 metros). Debajo de una galería románica ya contiene vidrieras de estilo gótico temprano que pertenecen a los primeros ejemplos de vidrieras góticas en la región de Colonia.

 

 

Entramos primeramente en un atrio donde la obra de arte más importante es un Santo Sepulcro de estilo gótico. En el suelo hay un plano arquitectónico del templo hecho de bronce.

 

 

Al entrar en la única nave del templo, el recinto del decágono, se pasa por las puertas de una reja que guarda una sorpresa: tiene forma de un ángel.

Lamentablemente, esa grandiosa iglesia nunca será lo que era antes de la Segunda Guerra Mundial, su decoración interior es sólo una sombra de lo que era antes de la guerra. Es una pena que ese templo no haya llegado como edificio medieval auténtico a nuestros días. No se ha reconstruido el mosaico de la cúpula, también debido al coste tremendo, es que poco después de la guerra no hubo ni dinero ni tiempo para una obra de esas dimensiones.

La discusión, si es preferible tratar de reconstruir un edificio totalmente fiel a su aspecto original o hacerlo integrando elementos modernos, será eterna y habrá argumentos para cada punto de vista. En el caso de San Gereón, se ha optado por respetar la forma y estructura arquitectónica y por una integración de vidrieras de estilo moderno. Al menos el espectro de colores de esas vidrieras creadas por Georg Meistermann es dudoso para una iglesia románica. Predominan unos colores llamativos nunca vistos en un templo de ese estilo: verde chillón, naranja, turquesa y rosa. Pero hay que admitir que el coloniense Georg Meistermann (1911 - 1990), uno de los pintores alemanes más importantes del Siglo XX, ha logrado llenar esa cúpula con una luz muy especial. Empleando unos colores tan fuertes y atrevidos, parece como si Meistermann haya arrojado los colores del arcoiris por las vidrieras hacia adentro con cada rayo de luz que las ilumina. Ese maestro ha dicho la bonita frase: "El color es un idioma por sí, no puede ser remplazado por ningún otro." En San Gereón, los colores del arcoiris que aparecen en las vidrieras de Meistermann, reconcilian el hombre con Dios y el pintor ha llamado esa obra terminada en 1986 para el templo coloniense (una de sus últimas) su testamento religioso.

 

 

La parte del coro de la iglesia, normalmente cerrada y solamente abierta para grupos de visita guiada, guarda unos tapices barrocos del 1765, una bella escultura de San Gereón, un retablo barroco pintado a mediados del Siglo XVII y en el ábside los restos algo borrosos de un gran fresco que aún visto de lejos transmite una idea del esplendor riquísimo que ese templo tuvo antes del infierno del 1945. 

De ese infierno se salvó la cripta subterránea. En su oscuridad no es tan tanto el sarcófago de San Gereón que llama la atención, porque es muy austero, de piedra simple sin decoración.

 

 

Al entrar, a la izquierda del sarcófago, hay un pequeño fresco del Siglo XIII bien conservado que muestra un Calvario. Caminando por esa capilla subterránea en la que reina un silencio tenebroso de atmósfera mística, se llega a uno de los muy pocos retablos de estilo renacentista que hay en Colonia. Es de piedra y su diseño y sus esculturas evocan en un par de detalles el estilo plateresco.

 

 

Pero el detalle más interesante de la cripta es un ciclo de mosaicos en el suelo alrededor del altar que datan de finales del Siglo XII y dominan escenas del Antiguo Testamento, como Sansón luchando con el león o Sansón portando las puertas de la ciudad. A los niños les gustan mucho, porque recuerdan a dibujos de un cómic.

 

 

Más graves y solemnes se presentan los frescos medievales. Lamentablemente, aquí no son tan brillantes como en Santa María Lyskirchen, sino mucho más dañados.

Dejamos esa "cueva mística" para subir de nuevo y dirigirnos a las dos capillas.

Los frescos de la capilla del baptisterio datan del Siglo XIII y como están bastante borrosos, a veces apenas se pueden distinguir las representaciones de los santos. El baptisterio es un octógono, un recinto pequeño y austero. Aparte de los frescos, hay un tríptico de estilo gótico y al lado de la entrada, nos saluda una Virgen gótica.

 

 

A la derecha de la entrada, aún nos queda una obra maestra. En el centro de una capilla neobizantina añadida a finales del Siglo XIX, cuya bóveda está cubierta con un mosaico dorado, se encuentra una Piedad bellísima del escultor alemán Joseph Reiss de 1897. Aunque bastante inspirada en la de Miguel Ángel, esa obra tiene una profunda unción mística y siempre hay creyentes arrodillados que encienden velas y pasan minutos u horas meditando.

 

 

 

La más bella iglesia de Colonia no es un museo, sino invita a reconciliarse con Dios, por más grandes que sean las dudas... 

 

Texto Berthold Volberg

Fotografía: Thomas Jäckel

LA PEQUEÑA JOYA DE COLONIA. SANTA MARÍA LYSKIRCHEN


  

Ya hemos presentado la iglesia románica más grande de Colonia (Santa María en el Capitolio), y ahora seguimos con las más pequeña: Santa María Lyskirchen, la que se encuentra cerca de la orilla del Rin y del antiguo puerto. Ese templo románico, de dimensiones realmente modestas y más bien una capilla, sin embargo es una auténtica joya entre las 12 iglesias románicas de Colonia debido al simple hecho de que es la única que apenas fue destruída durante la Segunda Guerra Mundial y por eso sigue siendo auténtica en su estructura general.


Bromeando, la gente dice que ese templo era tan chiquitito que los aviones que dejaron caer las bombas no lo encontraron. Durante la guerra, sólo ardieron los techos por fuera y la parte alta de la torre y un par de vidrieras se rompieron por las vibraciones de los bombardeos. Pero toda la estructura arquitectónica y las bóvedas de piedra se salvaron y con ellas se conservó el tesoro más grande del templo – los frescos medievales de mediados del Siglo XIII. Esas pinturas interesantísimas estaban escondidos durante mucho tiempo y fueron redescubiertos debajo de capas de cal o pinturas más recientes hacia el año 1880. Desde entonces, se puede contemplar esos frescos que son de los más importantes de estilo románico en toda Alemania y los que por milagro sobrevivieron el infierno de la Segunda Guerra Mundial.

 

Por fuera, ese pequeño templo construido entre 1220 y 1230, tiene un aspecto modesto y nada espectacular. La torre es muy chica, parcialmente reconstruida, los muros hoy pintados de rosa fueron restaurados después de la guerra. Lo más llamativo es la fachada de la puerta principal, muy peculiar y con elementos mudéjares. Pero el verdadero tesoro que ha dado fama a esa iglesia son los frescos románicos, sobre todo los de las bóvedas centrales y de las dos capillas del coro, todos pintados entre 1230 y 1250.

  
.
  

En los Siglos XVI y XVII, Santa María Lyskirchen fue reformada, añadiendo elementos góticos (vidrieras góticas remplazaron las románicas del coro) y barrocos (retablo mayor, hoy ya no existe, los elementos barrocos fueron quitados a finales del Siglo XIX). Aparte de los famosos frescos, el templo contiene poca decoración destacable. Hay un par de vidrieras góticas en la nave norte, un púlpito interesante a la derecha del coro. La imagen más venerada de esa iglesia es una bella y monumental Virgen gótica con el Niño que se encuentra a la izquierda de la entrada. Es la llamada „Schiffermadonna“, la Virgen de los Barqueros de finales del Siglo XV que nos recuerda el hecho de que ésa era la iglesia del puerto de Colonia. Es una Virgen a la vez majestuosa y serena que lleva un Niño Jesús en los brazos. El Niño está tallado en pleno movimiento y parece casi travieso, como queriendo escapar del abrazo de su madre. Es toda una escena plena de vida y muy realista que un maestro desconocido del gótico alemán nos ha dejado en una esquina de esa iglesia, donde siempre hay muchas velas encendidas por los fieles.


Ya antes de la Guerra Mundial, ese templo sufrió un par de inundaciones del Rin, pero ni el agua ni las bombas podían afectar a ese tesoro único de la provincia de Colonia, los magníficos frescos de las bóvedas en los que predominan matices azules y rojizos, ángeles volando por el firmamento y santos que presentan un modelo del templo románico. Y después de contemplar esa pequeña maravilla que resistió a los temblores de dos guerras mundiales, es recomendable cruzar la avenida de la orilla para entrar en el Museo de Chocolate, si no para visitarlo, al menos para dejarse llevar por las tentaciones de su tienda de trufas.


Texto Berthold Volberg
Fotos: Thomas Jäckel
http://picasaweb.google.de/tj.koeln/2009?authkey=Gv1sRgCKWty-OcrtyHTw&feat=email #.

IGLESIA DE SANTA MARÍA EN EL CAPITOLIO. COLONIA

Ahora presentamos la Iglesia románica más grande de Colonia, con tamaño casi catedralicio, midiendo unos 70 metros de largo y 45 de anchura en el coro. Se trata de Santa María en el Capitolio. Como su nombre venerable indica, en esa colina céntrica, cerca de las orillas del Rin, se había encontrado ya un templo romano, remplazado hacia el año 50 d.C. por una primera capilla cristiana. Hacia el año 700, esa pequeña iglesia fue remplazada por una mucho más grande, consagrada a Santa María. Durante el Siglo XI, derribaron ese edificio para construir el templo majestuoso, cuyas características han llegado a nuestros tiempos por la reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial.

Es que una abadesa benedictina la que perteneció a la casa imperial de los Otones (fue nieta del Emperador Otto II.) mandó esa construcción ambiciosa. La galería interior en el remate occidental donde se encuentra la entrada principal recuerda por su estructura  a la famosa Capilla Palatina de Carlomagno en Aquisgrán, lo que subraya el rango imperial de Santa María en el Capitolio. El grandioso coro en forma de una hoja de trébol, tan singular y única en el Románico de esa región, reproduce sorprendentemente la planta de la Iglesia de la Natividad de Belén. Como la abadesa poderosa Ida pertenecía a la familia del Emperador Otto, no había duda de que la casa imperial del Sacro Imperio otorgaba generosos privilegios a ese convento benedictino y a su soberbio templo, consagrado en 1065. Debajo de Santa María en el Capitolio se puede descubrir una de las criptas más grandes de toda Alemania, una auténtica iglesia subterránea, austera y espaciosa - (y el escenario ideal para rodar una película de vampiros).

 

Mirando atrás al entrar, lo primero que sorprende es la galería encima de la puerta principal que recuerda los arcos de la Capilla de Carlomagno en Aquisgrán - otra referencia imperial. En su interior, el templo románico más grande de Colonia guarda ricos tesoros que pertenecen a la decoración original. A la derecha de la entrada, se encuentra un interesante relieve que muestra el Santo Entierro, de estilo gótico del Siglo XIV.

 

 

El detalle más famoso y quizás también el más precioso de Santa María en el Capitolio es la puerta románica original de 1065, considerada la más antigua de su estilo en toda Alemania y una de las más antiguas del Arte Románico, perfectamente conservada. Es un milagro que haya sobrevivido la Segunda Guerra Mundial. Esa puerta tan singular muestra escenas de la vida de Jesús, algunas con detalles muy originales y graciosos. Hay que fijarse en la Virgen sentada en el burro durante la huida a Egipto y en el parasol etíope (un parasol como los que los sacerdotes en Etiopia suelen utilizar durante misas al aire libre, por ejemplo en la fiesta de Epifanía).

 

 

 

Otras joyas de esa iglesia son las losas del sepulcro de la fundadora del convento, Plektrudis, una románica que data de 1160 (en el suelo cerca de la pared de la nave lateral norte) y otra gótica del año 1280 (en la pared de la nave lateral sur). Ésa última destaca por un soberbio relieve que muestra una Virgen majestuosa llevando un modelo de la iglesia Santa María en el Capitolio en sus manos.

Pero lo más espectacular es el famoso atril  renacentista que data de 1523, una de las pocas obras de arte del Renacimiento en la ciudad de Colonia, tan marcada por el Románico y el Gótico. Se trata de una obra excepcional, labrada en piedra blanca y mármol negro y contiene una galería de estatuas de santos y de relieves originales presentando escudos y caballitos, de una estructura tan filigrana que recuerdan el estilo plateresco de España. Delante del atril se encuentra la "Virgen de Limburgo" con el Niño Jesús, una estatua gótica del Siglo XIII ricamente policromada. El atril separa las tres naves de la iglesia del espacio del famoso coro trebolado.

 

 

En el recinto del coro se concentra la mayoría de las obras de arte que pertenecen a la decoración original del templo. Enmarcando el coro románico, hay dos capillas góticas, añadidas a la iglesia en los siglos XIV y XV. La capilla a la izquierda, bien austera, está dominada por una Cruz de la Peste del temprano Siglo XIV que muestra un sencillo Crucificado gótico lleno de heridas de la peste.

 

 

A la derecha del coro está la Capilla de la familia Hardenrath, algo posterior. En esa capilla suntuosa destacan una vidriera gótica con una escena del Calvario en el centro,  la bella estatua de una Virgen gótica y un retablo bien tallado del Siglo XV.

Enfrente de la capilla de Hardenrath, en una columna del coro se puede contemplar la llamada "Virgen de la Pera" que data de 1180. Hay una bonita leyenda acerca de esa virgen. A finales del XVIII o principios del XIX, durante años, un niño le puso cada semana una pera fresca a los pies de la estatua, ofreciéndola a la Virgen, así que aparte de la pera de piedra en sus manos, la Virgencita siempre tuvo otra fresca a sus pies. Y desde entonces, casi siempre hasta el día de hoy se encuentra al menos una pera fresca al lado de la estatua.

Quizás la escultura más sobrecogedora que podemos encontrar en la Iglesia de Santa María en el Capitolio es una magnífica Piedad gótica que se encuentra en el coro, a la izquierda de la Capilla de Hardenrath y delante de una vidriera antigua de vivos colores. 

Aparte de vidrieras modernas, el templo conserva pocos pero preciosos ejemplos de las vidrieras góticas originales. Una de esas vidrieras muestra un Calvario y otra presenta una Magdalena melancólica y llorando (esa última vidriera debe de ser ya del XVI y renacentista)

 

 

Lo más impresionante de la Iglesia románica más grande de Colonia no se concentra en una obra de arte singular, sino en la atmósfera mística del coro trebolado, el que no sólo es excepcional por su planta, sino por la luz difusa que entra por las vidrieras pequeñas y por una magnífica galería gótica, obra filigrana dentro del coro románico que parece como si fuera un claustro dentro del templo. Con motivo de festivos religiosos como la pascua o la Navidad se encienden cientos de cirios encima de esa galería y entonces, inundada por una luz mágica,  esa bella iglesia se convierte en un milagro

 

Texto: Berthold Volberg. Fotografías Thomas Jaeckel y Vicente Camarasa

IGLESIA DE SAN KUNIBERT. COLONIA

 

Esa basílica románica que lleva el nombre de un canonizado obispo de Colonia del Siglo VII  fue construida a partir de 1210 y terminada en el año 1247, siendo la más joven de las doce iglesias románicas de Colonia. Como todas (menos Santa María Lyskirchen) tuvo que ser reconstruida después de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, todavía guarda algunos tesoros de su decoración original y hoy se presenta sin las poco adecuadas añadiduras barrocas.

San Kunibert tiene tres torres, siendo la mayor la torre que domina la fachada oeste, mientras que las dos torres del lado este enmarcan la galería renana del coro.

 

 

La galería renana son los arcos superiores, poco profundos

 

El exterior de la iglesia parece algo austero, debido también al hecho de que toda la fachada oeste tuvo que ser reconstruida por completo. Se entra por un portal con una puerta de bronce moderna, pero interesante.

 

 

En el interior, sorprende la luminosidad y lo primero que llama la atención son las vidrieras – muy grandes para una iglesia románica (las de la fachada del oeste serán más grandes que las originales). Sin duda, el tesoro más grande de esa iglesia majestuosa son las auténticas vidrieras románicas de 1230 que se encuentran en el ábside del coro de San Kunibert y pertenecen a las más antiguas de Alemania. Muestran la leyenda de San Clemente, el árbol genealógico de Jesús y Santa Úrsula, la santa coloniense más popular. Otra obra maestra de la decoración original son las dos esculturas monumentales del Siglo XV que forman el grupo de la Anunciación y están fijadas a las dos columnas que enmarcan la entrada al coro.

 .

 

Quedan restos de los frescos medievales en distintos estados de conservación: los del baptisterio al lado izquierdo del coro parecen lamentablemente bastante deteriorados, mientras que los del coro se han conservado mejor.

Recientemente, han instalado una cámara trasparente como relicario cerca de la entrada. Ese relicario contiene interesantes bustos (góticos y originales en su mayoría) de santos que guardan reliquias.

 

 

 Texto: Berthold Volberg. Fotografías Thomas Jaeckel

LA HISTORIA DE COLONIA EN POCAS PALABRAS

 

 

Tomada de http://es.wikipedia.org/wiki/Colonia_(Alemania)

 

Colonia, la cuarta ciudad de Alemania con una población actual de algo más de un millón (1.022.000 según el último censo) de habitantes, está situada en las orillas del río Rin a una altura media de unos 60 metros. Junto a Friburgo, es la ciudad alemana cuyo clima es el más templado, con las temperaturas más altas de Alemania y – lamentablemente – también la que más días de lluvia tiene a lo largo del año. A pesar de ese tiempo a veces gris“, Colonia es considerada la ciudad más latina de Alemania, no sólo por sus Carnavales tan famosas, y tiene fama de ser la más abierta y alegre de Alemania.

 

El escudo de Colonia muestra en la parte superior tres coronas que simbolizan los Tres Reyes Magos, patronos de la ciudad y enterrados en el sarcófago de oro en el coro de la catedral, y en la inferior once llamas que representan las 11.000 vírgenes según la leyenda martirizadas junto a Santa Úrsula, patrona de Colonia.

 

 

Colonia es la tercera ciudad alemana más antigua, después de Treveris y Maguncia, y fue fundada a mediados del primer Siglo antes del nacimiento de Cristo como colonia militar por los romanos que la bautizaron a principios oppidum Ubiorum. En el año 50 a. C., la emperatriz romana Agrippina, esposa del emperador Claudio y nacida en oppidum Ubiorum“, eleva la colonia al rango de una ciudad romana que empezó a llevar el nombre Colonia Claudia Ara Agrippinensium“, convirtiéndose junto a Treveris en la ciudad más importante que tuvo el Imperio Romano en las tierras de Germania.

 

Hacia 450 d. C. terminó el dominio romano en Colonia a causa de la invasión de tribus de germanos y formó parte del imperio de los francos. La evangelización cristiana, ya muy fuerte durante la época romana, se iba completando y Colonia se convirtió en una sede arzobispal de primera categoría. La antigua catedral románica se empezó a construir en el Siglo IX. En el año 1164, después de conquistar la ciudad rebelde de Milano y a modo de castigo, el emperador del Sacro Imperio romano-germánico - Federico Barbaroja - robó las famosas reliquias de los Tres Reyes magos para entregarlos al arzobispo de Colonia. A fin de acoger en condiciones a los peregrinos que venían a ver las reliquias milagrosas y cuyo número iba creciendo más cada año, el cabildo catedralicio de Colonia decidió construir una nueva catedral: grande y en el nuevo “estilo francés“ (gótico).

 

 

La espectacular catedral gótica de Colonia

 

En el año 1248 el arzobispo Konrad von Hochstaden colocó la primera piedra y hasta 1320, el coro de la catedral fue terminado completamente, incluyendo las magníficas vidrieras – casi todas fueron salvadas, escondiéndolas en un lugar seguro durante la Segunda Guerra Mundial y han vuelto a su sitio.

Durante el Siglo XIV, Colonia llegó a ser la mayor ciudad del Sacro Imperio romano-germánico con unos 50.000 habitantes y el centro de comercio más poderoso en la Europa Central. Políticamente, durante toda la Edad Media (y hasta la invasión napoleónica en 1794), Colonia tenía el estatuto de ciudad arzobispal libre, gobernada por su arzobispo como si hubiera sido un príncipe secular. El arzobispo coloniense, junto a los de Treveris y Maguncia, fue uno de los tres príncipes clericales que en una junta con los cuatro seculares (el rey de Bohemia, el margrave de Brandemburgo, el duque de Sajonia y el conde del Palatinado) tenían el derecho de elegir al Emperador del Sacro Imperio romano-germánico.

 

Colonia en el siglo XVI

Tomada de http://commons.wikimedia.org/wiki/Cologne

 

Durante siglos, la mayoría de los arzobispos de Colonia dedicó mucho más tiempo a la ampliación de su poder político y la acumulación de riquezas que al gobierno de las almas. Y la población rebelde de Colonia, orgullosa de su poder económico, se levantó en tres ocasiones para expulsar a su arzobispo de la ciudad: en 1074 (fracaso), en 1250 (fracaso) y en 1288 (con cierto éxito: el arzobispo residía fuera de la ciudad desde aquel año y hasta el Siglo XIX, pero seguía reinando en el arzobispado, aunque no directamente en la ciudad de Colonia).

La ciudad demostró su poder también en los campos de la cultura y la ciencia. Albertus Magnus (1200 – 1280), quizás el coloniense más ilustre e importantísimo científico, teólogo y filósofo de la Edad Media, estudió en la Sorbonne de París, donde luego desempeñó una cátedra, antes de volver a Colonia, donde dio importantes impulsos a la discusión científica y en 1248 fundó una escuela superior en el convento de los dominicanos que iba a ser la precursora de la Universidad. En 1388 se fundo la Universidad de Colonia (como primera universidad municipal de Europa, no eclesiástica), la tercera más antigua de Alemania, después de Heidelberg y Erfurt.

 

Otra gran figura de la vida cultural en la Colonia medieval fue el pintor gótico Stefan Lochner (1400 – 1451) quien obtuvo fama en toda Alemania y cuyas obras maestras, el Tríptico de los Padrones de la Ciudad (Adoración de los reyes Magos, en el coro de la Catedral de Colonia) y el Juicio Final que se encuentra junto con la famosa y encantadora„Virgen en el Rosal en el museo de Bellas Artes de Colonia (Wallraff-Richartz-Museum).

 

 

Lochner. El Juicio Final

Tomado de http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Stefan_Lochner_006.jpg

 

Hacia 1520, paralizaron la construcción de la Catedral, debido a faltas de recursos y también porque el estilo gótico ya no estaba de moda. La torre sur de la Catedral quedó a una altura de 60 metros, la torre norte a la mitad más o menos. En el Siglo XVI dos arzobispos de Colonia se convertían al protestantismo, intentando de introducir la libertad religiosa: el primero abdicó, el segundo, Gebhard Truchsess, fue derrotado en 1588. Después la sede arzobispal de Colonia fue ocupada por la dinastía bávara de los Wittelsbacher – hasta 1761.

El último de los arzobispos bávaros fue Clemens August, importante mecenas quien mandó construir en estilo rococó el Palacio de „Augustusburg“ cerca de Colonia, hoy patrimonio universal de la UNESCO.

Entre 1794 y 1814 Colonia fue ocupada por las tropas francesas de Napoleón. La influencia francesa llegó a invadir muchos ámbitos de la vida y hasta el dialecto de Colonia que adoptó muchas palabras francesas. Después de la derrota de Napoleón, en 1815, Colonia – sin demasiadas ganas - formó parte del Reino de Prusia, perdiendo su estatuto de ciudad libre y dependiendo de las autoridades del rey luterano en Berlín.

Para muchos colonienses, una fecha sumamente importante en la historia de su ciudad fue el 1823 cuando por primera vez organizaron el gran desfile de Carnaval (Lunes de las Rosas), convirtiendo en oficial las actividades carnevalescas populares que existían ya desde mucho tiempo. En los Carnavales era (y es) muy común burlarse de las autoridades, y en el Siglo XIX, sobre todo las nuevas autoridades prusianas eran el blanco de los ataques humorísticos y parodias durante los Carnavales.

Pero hay que reconocer también que sin el apoyo real de Prusia, la Catedral de Colonia difícilmente habría sido terminada. Finalmente en 1842, el Ayuntamiento de Colonia decidió en acuerdo con las autoridades prusianas concluir la catedral inacabada, la más grande de Alemania que debía convertirse en un símbolo nacional. En el año 1880, se celebró el remate de la obra gigantesca y durante ocho años (hasta la terminación de la Torre Eifel de París), las dos torres de la Catedral coloniense con su altura de casi 160 metros, podían presumir de pertencer al edificio más alto del mundo.

Entre 1917 y 1933, el futuro Chanciller de Alemania, Konrad Adenauer, ocupó el cargo de alcalde mayor de Colonia y como opositor a los nazis fue echado del Ayuntamiento en el 1933.

 

Durante la Segunda Guerra Mundial, más de 90% del casco antiguo de Colonia fue destruido por los bombardeos, sólo la Catedral se salvó por milagro, siendo respetada y sólo dañada levemente. Pero las 12 magníficas iglesias románicas (salvo la más pequeña, Santa María Lyskirchen) fueron destruidas en su mayor parte y su reconstrucción iba a durar hasta 1985.

 

 

Colonia tras la II Guerra Mundial

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Colonia_(Alemania) 

 

Aquí vamos a presentarlas, empezando al revés – con la más joven que se encuentra en el extremo norte del casco antiguo: San Kunibert…

Berthol Volberg