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sdelbiombo. Una mirada artística al mundo

SENSACIONES DEL PEREGRINO. (Primera parte)

Idea que rondaba mi mente casi desde que oí hablar de esta… ruta? No, mucho más que eso.

Todas las primaveras, preparando el verano surgía de mi garganta la propuesta de empezar un Camino que ya muchos recorrieron antes que yo desde el siglo XI, pero por una cosa o por otra siempre quedaba pospuesto hasta que finalmente hace dos veranos nos decidimos a emplear unos días de vacaciones en tan digno cometido.

 

 

ANTES

Hoy día, cuando alguien quiere calzarse las botas y coger el cayado para poner rumbo a Santiago, se informa a través de internet, guías, ferias de turismo, foros de viajeros… y comienza a comprarse una buena mochila (básica si no quieres abandonar), botas de montaña de goretex (que no te calas cuando llueve), chubasqueros, pantalones, camisetas, algo de frío que seguro hace falta a primeras horas, una linterna,  gorras, calcetines “de los buenos, que son fundamentales para evitar las ampollas”, el kit de farmacia básico (tiritas, apósitos contra las ampollas, betadine, …)y muchas cosas más… lees mucho sobre el Camino te informas de los albergues, recuerdas lugares , nombres de iglesias e iglesitas que estudiaste hace años en la carrera (cuando soñabas con descubrir cosas nuevas por ese mismo Camino) y planificas etapas, las tienes todas empolladas… nada puede salir mal… y el objetivo, está claro, llegar a Santiago. ¿Seguro?

Y llega el día de la partida: Roncesvalles, llegas tarde, cuando te sube el autobús desde Pamplona, y allí coincides con muchos anónimos de hoy que serán tus compañeros de penurias mañana, pasado… cada uno con su plan (“yo sólo llego a Pamplona, no tengo más vacaciones”, “nosotros vamos a Burgos”, “yo quiero llegar a Santo Domingo de la Calzada”, “pues yo abrazaré al apóstol”….), con su objetivo, que aunque muchos no lo digan, lo tienen (conocer gente ,hacer amigos, ligar, pensar  ,obtener la compostela, ordenar sus vidas ,andar, hacer turismo…) .

 

Menú del peregrino, diez euros. Comienza la “explotación del peregrino”, andamos en busca de nuestro primer sello en la credencial, nuestro pasaporte durante este viaje. Barracones con literas, rápido paseo con primeras fotos al pie de los Pirineos, frugal cena y a dormir a las 10 en agosto… mañana es el gran día. Viento, más viento, ruido, ronquidos suaves, sonoros, …viento por fuera y viento por dentro, alguna ventosidad tímida, frio en el saco ¿no era el mejor?. Cuando vas consiguiendo caer abatida por el sueño… primeros compañeros removiéndose en sus sacos, preparando sus mochilas… son las 5 y media de la mañana. Ahí en cuando empiezas a pensar que eres imbécil, que estás gastando días de vacaciones  en pegarte madrugones y no dormir porque no estás acostumbrada a pernoctar en comunidad… y sin embargo, te levantas, te calzas las botas, recoges el saco, te lo echas al hombro y comienzas a caminar por un bosque de hayas, sólo te faltan 730 kilómetros para llegar a Santiago.

Buen Camino! Se convierte en el grito de guerra, ya no hay buenos días, ni holas… sólo buen camino peregrino.

 

 

Y van pasando las horas y los pueblos que no suenan de nada: Burguete, Espinal, Viscarret , Zubiri (anda! Como el que cantó en Eurovisión), y va llegando el momento de parar: el descaso del guerrero. Hoy no hay menú del peregrino, el pueblo en fiestas y los navarricos sólo nos ofrecen bocadillo de chistorra, pura fibra. La siesta de después de la etapa debe ser lo más parecido a la entrada al paraíso ,bueno, eso  y el momento en que te quitas las botas después de la etapa,  ahí comienza a moverse algo en tu cerebro. Como ya vas cogiendo experiencia, por la tarde compra del desayuno ( norma número uno, todo peregrino debe viajar con su propio sustento) y colada de ropa usada, a continuación, cena del peregrino con más peregrinos ya no tan anónimos y otra vez el descanso del guerrero… mañana será otro día.

Seis de la mañana, nos hemos permitido el lujo de darles ventaja a otros peregrinos, esto no es una carrera aunque a menudo lo parezca. Larrasoaña, Aquerreta, Zubiriaín,Iroz… ayss que nombres, pueblitos con pequeñas iglesitas románicas muy reconstruidas… Villava (anda! El pueblo de Indurain), Burlada…y Pamplona, objetivo logrado pero con dolor, mucho dolor, si ya nos habían avisado, el primer día no es el malo, las ampollas y los dolores de espalda se hacen rogar dos o tres etapas. Al mismo tiempo que van saliendo las “pegas” del camino, vas saboreando también el mismo: la sensación de dormir bajo una bóveda gótica es indescriptible, han acondicionado una céntrica iglesia, la de Jesús y María, vas conociendo gente, gente a la que se le va poniendo nombre y de la que vas teniendo datos. Gente que te va contando técnicas de cura que tú mismo acabas poniendo en práctica, descubres los usos del Vick Vaporub, la técnica del “cosido de ampollas”… y sobre todo gente que te cuenta su vida si le das pie a ello, esto ya sí va siendo Camino.

 

 

Adiós a la calle Estafeta y a esos pinchos con los que calmamos los estómagos peregrinos… vuelta al camino al amanecer, otro momento inexplicablemente agradable. Buen camino. Duro camino de subidas y bajadas, de piedras y más piedras que ya fueron pisadas y recorridas por cientos de miles antes que nosotros. En el camino se piensa y mucho, son muchas horas de mirar, de observar, de suponer… buen camino, te sientas y te saludan, buen camino, saludas tú. Curas de urgencia sobre unas piedras. Y poco a poco, te va calando en el espíritu esa sensación inexplicable también de sentirte bien a pesar de los madrugones, el dolor, el peso de la mochila y el calor de mediodía. Lo vas agradeciendo por las conversaciones, los pensamientos, la contemplación del paisaje, de las ermitas e iglesitas…

 

 

Cerca de Muruzábal, en Obanos, ( más que de Puente la Reina), unión con los peregrinos del camino aragonés, decenas de italianos llenos de vendas en las rodillas y los tobillos, con bastones, pero avanzando. Pronto, llegada a Puente la Reina, con verdadero “sabor caminero”, el típico pueblo articulado en torno a la calle Mayor por la que discurre la ruta jacobea. Recuerdos románicos ya de interés según entras, las iglesias del Crucifijo y San Pedro, aunque también muy reformadas. Más albergue, más colada del peregrino, más menú del peregrino ( por qué pondrán siempre pasta, ensalada y filete?) y de nuevo el reposo del peregrino. A estas alturas de viaje, el peregrino se convierte en un ser reconocido aun cuando haya abandonado la mochila y las botas, su andar renqueante y sus pies llenos de vendajes lo delatan… buen camino!.

 

 

El puente de cinco arcos sobre el Arga bien merece una instantánea rápida con los primeros rayos del nuevo día, el frescor de la mañana invita a retomar el camino con fuerza. Mañeru, Cirauqui, con dos iglesitas muy interesantes, Lorca, Villatuerta… y ya cuando vuelven a flaquear las fuerzas, Estella, punto clave del camino. Magnífica entrada monumental entre el río y la iglesia de San Pedro de la Rúa y la del Santo Sepulcro, ambas del XII. A pesar de haber comentado que el espíritu del camino es la precisamente el no correr, el contemplar...me  posee en esta ocasión un sentimiento opuesto por una razón de peso: muchos peregrinos, y pocas plazas de albergue… el siguiente a cinco kilómetros… ¿a que es comprensible?.

  Lo divino…y lo humano, lo más humano.

 

Tras la rutina ya conocida, aunque con variante, porque olvidamos que somos peregrinos y nos damos un homenaje culinario, nuestro andar cansino nos conduce a bellos recovecos de la ciudad. Más albergue, y más peregrinos menos anónimos y más compañeros de viaje, algunas bajas por lesión, otras incorporaciones porque tal vez pararon una etapa a descansar y decenas de historias particulares. Cura gracias a voluntarios de la Cruz Roja que tienen instalada una clínica ambulante de fisioterapia a cambio de la voluntad, lo más parecido a lo que debió ser en tiempos un hospital de peregrinos. Además de cuidados, consejos e ideas, la mejor, la de tomarse la ruta con calma y observando las pequeñas cosas para disfrutarla de verdad.

 

Nuevo amanecer y nueva etapa mochila al hombro, pies que parecen pedir a gritos no ser calzados en las botas, dolor en las piernas… pero amanecer fresco y pausado atravesando pueblos medievales en silencio sólo roto por el ruido de los bastones y muchos ¡Buen camino!

 

 

Ascensión hacia el monasterio de Irache , muy próximo a una de “esas cosas” que se han aprovechado de su cercanía al camino para ser conocidas: la “fuente del vino” de Bodegas Ireche, en donde el peregrino puede calmar la sed. No son horas así que proseguimos hacia Villamayor de Monjardín, con iglesia del XII. El paisaje ha cambiado, atrás dejamos la montaña y los bosques frondosos y cada vez hay más viñedo y cereal, entre esos cultivos poco a poco llegamos hasta nuestra próxima parada: Los Arcos, bonito pueblo con claustro gótico de mención.  Aquí, nuevo momento de asimilación de que el camino tiene algo… especial. En esta ocasión nos alojamos en un albergue llevado por amigos del Camino extranjeros, los cuales nos prepararon un recibimiento poco menos que surrealista: coreanos vestidos de pseudomedievales exprimiendo limones, una abuela irlandesa repartiendo vasos para una caipiriña, un enorme teutón invitando a todos a participar en la fiesta de bienvenida… curioso cuando menos. Y por supuesto, ronquidos, pero no vulgares ronquidos, sino los exabruptos de un roncador profesional con el que tuvimos suerte de compartir habitación, cómo no serían que hubo quien prefirió dormir a la intemperie a media noche….

 

 

Y otro amanecer más, camino esta vez hacia Logroño, pasando por Sansol y sobre todo por Torres del Rio, con su peculiar iglesia octogonal del Santo Sepulcro que bien merece parada, sello e instantánea, y desde ahí entre viñas y cereales… llegamos hasta Viana, y sin pensar parar allí, el pueblo nos atrapa por su monumentalidad y allí decidimos echar el ancla, con pena, somos conscientes que la próxima será nuestra última etapa. De hecho, tan corta hasta llegar a Logroño que ni tan siquiera lo es, pero hay que regresar a la realidad, a Madrid. Al cruzar el Ebro en la capital riojana, nudo en la garganta y ganas irrefrenables de seguir buscando flechas amarillas, hitos con la concha… pero debemos regresar… el año próximo, prometido.

 

 

Segunda parte

 

Fotos y texto

Mariángeles Ruiz Granados

 

1 comentario

Xacobeo 2010 -

Hola!
Interesante post! Os animamos a compartir vuestra experiencia con otros peregrinos en http://camino.xacobeo.es/es/comunidad-peregrinos/foro.

¡Muchas gracias peregrinos!