Blogia
sdelbiombo. Una mirada artística al mundo

ELCAMINO DE SANTIAGO ES EL JUEGO DE LA OCA

Por favor, antes de seguir leyendo os pido que busquéis un juego de la oca; seguro que en casa hay alguno.

Cogedlo o buscarlo en Internet y fijaros un poco en él. ¿Qué veis? Seguro que un juego que os recordará vuestra más tierna infancia. Algo demasiado sencillo para seguir jugando cuando se tienen más años. Demasiado azaroso, ¿verdad? No se puede planificar ninguna estrategia y todo depende de la suerte de los dados.

Pero fijaros un poco más. Todas las casillas están dibujadas con distintos motivos, pero seguro que, sea el modelo que sea, habrá de cuando en cuando una oca pues, ya sabéis, de oca a oca y tiro porque me toca, ya que a veces caer en un cierto lugar (por puro azar) nos ayuda a comprender ciertas cosas que nos hacen avanzar en la vida.

También podréis encontrar en vuestro juego puentes que os llevan de uno a otro o dados, que hacen lo mismo. Ocurre que, a menudo, la vida no avanza en línea recta y unas veces avanzamos mucho de golpe y, otras (por miedos, por azares, por pura nostalgia), parece como si retrocediésemos.

¿Encontráis la posada? Si caíais allí perdiáis un turno, pues el descanso excesivo, la pereza o la falta de ganas nos hacen perder el ritmo de los demás. Tened cuidado.

Preocuparos también si caéis en la cárcel (se pierden tres turnos, casi una vida entera para aquel que intenta avanzar utilizando medios ilícitos), o en el laberinto, que no es otra cosa que vuestro propio interior, nuestros miedos,  complejos y comeduras de coco que nos hacen volver sobre nuestros pasos y retroceder hasta la casilla 30. Y si os toca la muerte, ya sabéis, no os eliminan, sino que os obligan a empezar desde el principio, como si la vida fuera un círculo eterno (¿os suena de algo eso del eterno retorno?)

Tras todas estas peripecias quizás lleguéis hasta la oca final, aunque recordad que hay que realizar la tirada justa, pues si os sobran puntos os tenéis que contar hacia atrás, ya que todo en la vida tiene que pasar en su momento justo y tan malo es pasarse como pecar por defecto y no llegar.

 

A estas alturas, los que aún sigan leyendo estarán pensando: Se le ha ido la olla… más de lo normal.

Puede que sí… o tal vez no, pues es una interpretación muchas veces repetida que el juego de la Oca fuera, simplemente, un juego simbólico que obligaría al jugador a ver la vida de un solo golpe, conociendo así todos los peligros (pero también las oportunidades). Un juego de la Vida que enseñaría a reflexiones como las que os acabo de hacer o, pensando sobre ellas, a conclusiones mucho más profundas.

 

Esto puede ser cierto o no, aunque por lo menos, como dicen los italianos, está bien contado, suena bien la teoría. Pero, ¿qué tiene que ver con el Camino de Santiago?

¿Recordáis las marcas de cantería que se ponían sobre los sillares románicos?

Pues fijaros en estas dos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Como veis la primera recuerda a un caracol o a la propia estructura general (en forma espiral) del juego de la oca. La segunda parece clara: es la marca que dejan las patas de una oca, uno de los animales sagrados desde la Antigüedad.

Los dos símbolos son sumamente habituales en el Camino de Santiago, especialmente en las iglesias templarias de las que ya se hablará en otro artículo. Por el momento nos bastaría con saber que esta orden fue creada para guardar los Santos Lugares (especialmente Jerusalén), aunque resulta un tanto sospechoso que precisamente fuera en el Camino de Santiago en donde tuvieran grandes posesiones.

 

 

Castillo templario de Ponferrada. Camino de Santiago

 

Según algunas teorías estos templarios eran mucho más que simples monjes guerreros, y su permanencia durante años en Jerusalén les había ayudado a conocer gran cantidad de tradiciones y conocimientos que vendrían desde la más lejana antigüedad (el mundo egipcio, el mesopotámico, incluso el propio pensamiento islámico, aunque estos fueran sus enemigos)

Todo este conocimiento era su gran tesoro. Pues el conocer es, en el fondo, la gran fuente de poder, y ya sabéis cuánto daño puede hacer quien tiene el poder. Por tanto, tradicionalmente, el conocimiento se ha ocultado bajo símbolos y metáforas, para que sólo fuera descubierto por aquellos que se esfuerzan y lo merecen. El que quiera saber que investigue, piense, busque tanto en el mundo como en su propio interior.

Por eso esconder toda esta enseñanza de la vida en algo tan simple como un puro juego infantil. Una idea verdaderamente brillante de tan evidente. ¿Quién se va a fijar en un simple entretenimiento? Sólo loss iniciados que buscaban  algo más en la peregrinación que la simple indulgencia plenaria (el perdón total de los pecados).

Porque, y esto os lo dirá cualquiera que haya hecho el Camino de Santiago o, al menos una parte de él, el Camino es algo más que andar, ver iglesias y tener unas terribles ampollas en los pies. Es sobre todo un camino interior. El esfuerzo, el andar (tanto en soledad para poder pensar como en compañía de gente distinta a la habitual) te ayuda a comprender cosas de ti mismo. Por eso sigue siendo tan sumamente popular aún hoy, en donde la religión cada vez tiene menos espacio. No hace falta fe para hacerlo, pues en el fondo el Camino de Santiago es una experiencia, un reto, y ya sabéis que, cuando se sube una montaña, el esfuerzo sirve para (desde la cumbre) podamos ver cosas que no nos podíamos imaginar desde el pie de la montaña.

Este es el verdadero sentido que tiene el Camino, o al menos así lo piensan, entre otros tantos, Bernardo Atxaga en Obabakoak (un libro que os recomiendo no sólo por esto sino por su calidad), Sánchez Dragó en su mejor obra, que no es precisamente una novela (Gárgoris y Habidis) y sobre todo Matilde Asensi en una novela histórica fantástica y sumamente fácil de leer, Iacobus También podéis saber más cosas sobre el juego de la oca en

http://logiaitaca.bligoo.com/content/view/104068/La_Magia_del_Juego_de_la_Oca.htm l  

 Y antes de terminar, una pequeña observación.

¿No os habéis fijado que en este artículo he preguntado una y otra vez? ¿Sabéis por qué?

¿Os acordáis de Sócrates y su método? Cuando quería que sus alumnos aprendieran más que enseñarles les preguntaba, una y otra vez, pues muchas más veces de lo que creemos los conocimientos los llevamos dentro y sólo necesitamos que alguien nos plantee las preguntas correctas para que podamos sacarlos al exterior y, entonces, darnos cuenta verdaderamente de las cosas. Pensad en ello, por favor.

UNA FOTOGALERÍA ENLAZADA DEL CAMINO DE SANTIAGO

Vicente Camarasa

 

3 comentarios

Cris Xococrispip -

Genial este artículo...
EL juego de la oca algo más que un mero juego??quién lo iba a decir...

Me ha gustado esto porque, aunque no todo se pueda aprender con lo que ya conocemos(a mi eso de la geometría...casi que no!jajaj), si es cierto que sabemos mucho más de lo que creemos, sólo hace falta reflexionar sobre ello...

Guille -

Magnífica interpretación del juego de la Oca.
Sócrates...sigue con ese método, a mí me ayuda bastante.
Y te pediría que te curraras un comentario sobre el Camino de Santiago; pienso hacerlo en no demasiado tiempo.
Un placer, como siempre

Susana -

Realmente tenia previsto ya decirlo con el articulo de Kandinsky, pero con este me reafirmo. Por mi parte te animo y aplaudo a seguir así, a mi me pilla crecidita, pero sigo disfrutando cuando la lección es tan buena, amable y de premio lúdica.
P.D.:Mi socia y yo nos comprometemos a hacer los deberes.