CHEMA MADOZ. LA MAGIA DE LO COTIDIANO
La fotografía nació en el siglo XIX con un marcado uso representativo, que entre otras cuestiones, hizo que la pintura esta función y se dedicara a plasmar ya fuera la luz (el impresionismo), ya la realidad de una forma subjetiva (los postimpresionistas como Cezanne o Van Gogh). Sin embargo poco a poco una parte de ella ha huido de este simple registro de la realidad para plantearse nuevos caminos, y en la actualidad se utiliza como una técnica más dentro del amplio abanico de la postmodernidad.
En otros artículos iremos viendo algunos usos que se realizan sobre ella. Hoy, para introducirnos por la puerta grande, se ha elegido uno de los mejores fotógrafos vivos españoles: Chema Madoz.
Su fotografía, casi siempre en blanco y negro, suele ocuparse de los objetos más cotidianos y necesita a menudo del espectador una segunda mirada que le haga partícipe del juego. Pues esa es su gran técnica. En una actitud típicamente posmoderna en donde las cosas ya no son lo que parecen, Chema Madoz introduce una segunda mirada a lo cotidiano, haciéndonos sonreír o cuestionarnos el mundo de los sentidos.
Y es que resulta sumamente importante saber cómo prepara sus fotografías el artista. Como un buen manitas, Chema Madoz construye él mismo los objetos, manipulándolos, para cambiarles de sentido. Luego, esta construcción, que ya podría ser una obra de arte, es fotografíada con una técnica muy depurada, que juega con las luces y los enfoques. Tras ello, la pieza real es destruida y sólo quedan estas imágenes sugerentes.
En ellas hay un aliento poético que a menudo recuerda a los objetos surrealistas, las dobles imágenes de Dalí o los juegos de Dadá. La imagen se constituye como algo muy complejo pero, por lo general, de fácil comprensión. Sin embargo, si reflexionamos un poco veremos cómo lo que hay detrás de toda su obra es una negación de la verdad que nos transmiten los sentidos. Y esta tensión entre la mirada y lo posible (la razón) hace de sus imágenes algo sumamente atrayente que reconvierte la realidad en un juego de metamorfosis, de cambios imprevisibles, en donde los objetos cambian de función, no sirvan para nada o, acaso, sirven para darnos alas a la imaginación y enseñarnos a mirar el mundo de una forma nueva, casi microscópica
Como se puede ver en sus imágenes la fotografía ya no es un simple espejo frente al mundo, sino toda una forma de opinar sobre él y abrir puertas nuevas a nuestra mirada que, en el fondo, es la gran misión del arte: enseñarnos cuanto no somos capaces de ver ya sea por monotonía, por distracción, por simple comodidad o por la saturación de imágenes en la que vivimos sumidos
En vez de todo ello Chema Madoz practica la poética de lo imposible, al menos en nuestro mundo real. Una forma de trabajar como la de la ciencia ficción o las grandes ideas utopías, que pueden carecer de sentido práctico, pero ahí radica gran parte de su grandeza: que la funcionalidad no nos esconda las cosas, su esencia muda, a menudo fascinante.
Vicente Camarasa
1 comentario
Cris Xococrispip! -
Y toda esta , probablemente absurda, reflexión por los cordones de unos zapatos unidos entre sí...¡¡Esto sí que es arte!!