PATAGONIA, ANDANDO ENTRE GLACIARES
Cuando visité Patagonia en el año 2004, llené mi mochila vital de profundos sentimientos que quiero compartir con vosotros junto con estas fotografías de Glaciares.
La primera sensación fue agradecer a la humanidad que aún no haya destruido un paisaje casi virgen que te llena con su grandiosidad, que te hace sentir pequeño, insignificante ante la pared de cuarenta metros del Perito Moreno.
Un lugar que te hace temblar al contemplar el Cabo de Hornos (El fin del Mundo), pensando que quizás nuestros ancestros tuvieran razón y caigamos al vacío.
El segundo sentimiento es de repulsa hacia el cinismo imperialista que asocia América con “el cortijo de Bush”, obviando la belleza de los pobres, la grandeza de los desposeídos, la verdadera América: la de los Yamanas, la de los Aracaucanos, la de los Alcalufes que poblaron Tierra de Fuego, creando emporios de la belleza como Ushuaia donde un siente que el tiempo se ha detenido. Ellos son América y no sus anglófonos colonizadores.
La última impresión es de paz, de simbiosis con aquellos primates que alguna vez fuimos. Hemos regresado al útero natural del que surgimos y uno siente el sosiego de afirmar que la naturaleza es nuestra casa, nuestro futuro, nuestro verdadero y único tesoro que debemos defender hasta nuestro último aliento.
.
-
.
.
.
.
.
.
Fotos y texto: José Vicente Matellanes (PEPETO)
2 comentarios
David Garcia -
Nuria -