¿QUÉ ES ESO DE LA POSMODERNIDAD? Segunda parte: recogemos los fragmentos.
Decíamos en el artículo anterior que el proyecto moderno cayó por sus propias contradicciones pero también empujado por postestructuralistas y deconstruccionistas. Al someterlo todo al análisis despiadado saltaron las resistencias y todo acabó terminando en un paisaje tras la batalla.
Ahora sólo nos quedan ya más que fragmentos, ideas sueltas que ya no se unen en grandes relatos. Restan los restos de un naufragio sobre la playa que volvemos a recoger y unir, aunque sabiendo que ya no es posible reconstruir el pasado, pues estas serán dos de las grandes marcas que arrastrará la posmodernidad: el fragmento y la falta absoluta de ingenuidad. Nunca podremos volver a la inocencia y nuestra cultura posmoderna será la de un viejo que todo lo supo pero ya ha olvidado los nexos de conexión entre los recuerdos.
Mirad como representa los campos de concentración nazis Kiefer, sólo rastros de lo que fue
U observar en qué se ha convertido la historia de una vida (Pettibon, 2007)
Son los famosos atlas de Richter (iniciados en los 60) en donde se mezclan fotografías propias, dujos, recortes, memoria propia, social, artística… Una forma acumulativa de aprehender el mundo
Tomado de http://www.gerhard-richter.com/art/atlas/atlas.php?11591
Las esculturas de objetos encontrados de Tony Cragg
Tomado de tancarloscomoyo.blogia.com/2007/septiembre.php
Pues ya somos conscientes que las grandes historias (los metarrelatos, como los denomina Lyotard) son completamente falsos, y solo podemos rescatar pequeños trozos de ellos, como el arqueólogo que nunca encontrará un vasija entera y se tendrá que conformar con pedacitos arrasados por el tiempo. Por eso el cuento breve será una de las grandes géneros de la posmodernidad, como ya no enseñó Borges, Calvino o Monterroso, los famosos microcuentos de este último
Cuando despertó, el dinosaurio continuaba allí
Una visión fugaz de la realidad que se corresponde a nuestro atención actual, como la que desarrollamos ante el ordenador (según Verdú más emotiva que análítica, sin profundidad, constantemente móvil de una información a otra, dispersa); nuestro famoso corta y pega que no sería otra cosa que esa sociedad líquida de la que habla Bauman, en donde nada es estable, permanente
Vicente Camarasa
0 comentarios