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APRENDAMOS A ESCUCHAR

MAURICE RAVEL, COMPOSITOR FRANCÉS. (PRIMERA PARTE)

Cuando hablamos sobre un artista, ya sea músico, pintor o literato nuestro pensamiento de una manera casi inconsciente trata de asociarlo a un movimiento, estilo o grupo artístico. Ya se sabe que el ser humano adora las listas y clasificaciones de cualquier tipo que le ayuden a comprender mejor lo que cae entre sus manos.

En el caso de Maurice Ravel (1875-1937) esta tarea es imposible. A menudo se le mete en el mismo saco que a Claude Debussy (1862-1918) y se habla de él como un compositor impresionista. Otros hablan de él como un compositor puramente neoclásico. Ni lo uno ni lo otro. Aunque toma elementos propios de la estética impresionista como el empleo de los modos gregorianos, en su música no se produce la ruptura total con la tonalidad clásica que sucede en la de Debussy. Por otro lado, los neoclásicos del “grupo de los seis” consideraban su música demasiado voluptuosa y criticaban la sonoridad de sus obras, que ellos todavía asociaban a la de Debussy. Es lo que tiene estar entre dos generaciones de músicos tan dispares

 

Para acercarnos mejor a la personal música de este compositor hay que conocer un poco sus orígenes familiares. Por un lado, su padre, ingeniero suizo e hijo de relojero (para más inri) y por otro lado su madre, nacida en el País Vasco. Así al Ravel artesano, preciosista, meticuloso y pulcro (Stravinsky le apodaba el “relojero suizo”) que no escribía una nota de más en sus obras y que no publicaba hasta estar seguro al cien por cien de su trabajo (su producción es bastante escasa, acaso un puñado de obras maravillosas, como pequeñas joyitas) se le unía el Ravel exótico, sensual, el que busca la evocación de mundos de ensueño a través de su música (para la Francia de la época, España era entonces un país tan lejano, extraño y misterioso como para nosotros hoy puede ser Nepal). A través de éste artículo me gustaría introduciros un poco en su música a través de tres (o cuatro) obras orquestales suyas de gran importancia.

 

Bolero (1928)

Un experimento: tararear (hacedlo mentalmente si os da un poco de vergüenza escuchar vuestra voz) lo que sepáis de la 5º sinfonía de Beethoven o de la “Pequeña Serenata Nocturna” de Mozart, acaso dos de las obras más populares del repertorio clásico. Como mucho seréis capaces de recordar el tema principal de cada una de ellas (el: chan chan chan chaaaaaaaaan, chan chan chan chaaaaaaaan; y el: tariri, tariri, tariritó, torirá tarorá tarirete) pero el resto de los materiales seguramente no los recordaréis (a no ser que sean la sintonía de vuestro móvil) Si sois capaces de tararear la melodía del Bolero, no olvidáis nada, ya que toda la obra, en torno a 14 minutos de música (¡), está construida con el mismo material melódico.

 

¿Cómo es esto posible? Una de las grandes virtudes de Ravel, en la que es uno de los más grandes de la historia, es su capacidad de orquestación. Me explico.

Cuando el compositor compone, la mayoría de las veces, la música es pensada “en abstracto”, esto es, se imaginan las melodías, las armonías, ritmo, etc. Pero el timbre, es decir, la instrumentación que va a ejecutar tu composición es algo que se decide después. En muchos casos, como os demostraré después, las obras orquestales nacen de obras para piano, que sirven de boceto a la orquestación posterior. Ravel es un verdadero mago en este campo y domina a la perfección los recursos tímbricos de la orquesta como para ser capaz de edificar una obra tan extensa con los recursos mínimos, solo jugando con la instrumentación.

 

El tema único, compuesto de dos frases (que llamaremos A y B) va pasando de un instrumento a otro, mientras la cuerda acompaña con pizzicatos (pulsar la cuerda sin el arco, como si se tratase de una guitarra) y el tambor mantiene el ritmo de bolero. Toda la obra se organiza a través de un crescendo gradual, de escalón en escalón, conseguido mediante la adición de instrumentos. La versión que os propongo escuchar podéis seguirla con esta pequeña guía que os ayudará a reconocer los diversos instrumentos (hay instrumentos propios de la orquesta como flautas, oboes, clarinetes y otros “invitados” como los saxofones). Notad cómo la melodía A, ondulante, sugerente y evocadora cambia de color (que es en definitiva de lo que se trata) según pasa de un instrumento a otro y qué instrumentos emplea para B, más provocadora y canalla que A. Las primeras apariciones del tema se realizan mediante instrumentos solistas, pero poco a poco la obra se va “coloreando” con otros instrumentos que doblan el acompañamiento o la propia melodía, consiguiendo generar timbres artificiales mediante la suma de instrumentos de distintas familias.

 

Vídeos del Bolero (son dos partes)

http://es.youtube.com/watch?v=S2q-gWMAGjw

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http://es.youtube.com/watch?v=MP3qwZxm7p4&feature=related

 

 

A1 flauta travesera (empleada en el registro medio, que es más cálido), A2 clarinete, B1 fagot (en el registro agudo del instrumento, donde suena más incisivo y menos cálido), B2 requinto (clarinete más pequeño y agudo que el usual).

 

A3 oboe de amor (tipo de oboe más grave que el usual. Fijaros en la actitud del director Barenboim y en sus gestos mínimos: la música camina ella sola y no necesita los gestos afectados que otros directores emplean), A4 trompeta con sordina (añadido en la campana del instrumento que “apaga” el sonido) doblada por la flauta (poco a poco la música crece en intensidad y Ravel emplea mezclas de instrumentos), B3 saxofón tenor (instrumento “invitado”. Fijaros cómo emplea los saxos para B, realzando el carácter canalla de esta melodía), B4 saxofón soprano (por analogía con el requinto)

 

A5 trompa, celesta y flautín (auténtica amalgama: la trompa, de viento metal; el flautín, de viento madera y la celesta, instrumento similar al piano pero en el que se golpean varillas de metal que producen un sonido muy agudo), A6 oboe y corno inglés (instrumento de la familia del oboe, más grave que éste y de sonido más aterciopelado),  B5 trombón (fijaros en los glissandos, que volverán al final de la obra), B6 todas las maderas (flautas, oboes, clarinetes y fagotes, sale a relucir el carácter más oriental de la obra. Momento desfile persa total, casi se ven los elefantes).

 

A7 violines primeros (¡por fin la cuerda!), A8 violines primeros y segundos con los instrumentos de viento madera, B7, B8, A9 y B9 son secciones de tutti instrumental siempre en crescendo. En torno al minuto 7.35 del segundo vídeo, se produce la única modulación de la obra: todo estaba en Do Mayor y pasamos a Mi Mayor durante un breve instante, como si se produjera una gran desafinación en toda la orquesta, que le concede brillantez a la sección final. En 7.58 volvemos al Do Mayor de toda la obra para acabar en un tremendo caos (escuchad los glissandi de los trombones y las percusiones “escacharradas”, una pequeña nota de ironía del compositor) y el redoble final.

 Puedes  a la segunda parte. Ravel. La Valse y a la tercera parte. Ravel. Concierto para piano 1931

Rafael Gordillo

INVITACIÓN A UN CONCIERTO

Estimados compañeros y sin embargo amigos:


El día 1 de enero, como cada año desde hace no sé cuantos, se celebra en Viena el tradicional concierto de año nuevo en la sociedad de amigos de la música de dicha ciudad a cargo de la poco conocida filarmónica de viena. Ese día, no creo que dejéis de acostaros por ver tan bello evento (y de programa tan vanguardista) por lo que os propongo una alternativa

 

El día 20, sábado, a hora menos intempestiva (12.00) en el auditorio Ramón y Cajal (facultad de medicina de la Complutense) tendrá lugar el concierto de diciembre de la orquesta Iuventas (que algunos de vosotros seguís con fervor) en la que servidor es colaborador (casi permanente ya). El programa, muy rico:

 

-Noches en los jardines de España (un concierto para piano y orquesta cañí), de M. Falla

-Mi madre la Oca (obra inspirada en cuentos infantiles, para revivir infancia), de M. Ravel

 

El programa es cortito (en duración) y la idea es hacer un concierto pedagógico, así que además de escuchar música aprenderéis algo de utilidad para el día de mañana. En ese sentido, habrá una pequeña sorpresa, que no puedo desvelar aquí y que será revelada a quienes acudan.

 

Podéis degustar algo del programa aquí:

 

http://es.youtube.com/watch?v=v8ycNsWQBDY
 
http://es.youtube.com/watch?v=u_bgsdOe9PE
 
http://es.youtube.com/watch?v=Mxs9dXqzzxA&feature=related
 
Precio de la entrada, 4 o 5 euros de nada. La totalidad de la recaudación será destinada a Fundismun. En la página web de la orquesta tenéis más información

 

http://www.orquestaiuventas.com/index.php

Sin más me despido. Os recuerdo que venir al concierto no es venir a verme a mí únicamente. Es escuchar en DIRECTO a una joven orquesta en la que participo. No somos profesionales peo ganas no nos faltan. Además, como os he dicho, es una buena ocasión para aprender a disfrutar un poquito de la música clásica.

 

Saludos

 

Rafael Gordillo

Música para divertir/música para divertirse (el neoclasicismo

 

Entra aquí, por favor

 

http://es.youtube.com/watch?v=iu9_2nkF0qQ
Suite scaramouche de Milhaud

 

No por nada, la década de 1920 es conocida como “happy twenties”. Tras la depresión social provocada por la Gran Guerra, el fin de la contienda y el relanzamiento económico se manifestaron en todos los aspectos de la vida cotidiana, y por supuesto, la música no iba a ser una excepción.

 

Pese a la alegría generalizada, la música francesa estaba de capa caída desde el último cuarto del siglo XIX. La derrota del país en la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871) más allá de profundizar en el debate entre las tendencias musicales alemanas y francesas (tema de miga para posteriores artículos) había supuesto la hegemonía de la estética germana, asumida de hecho por los propios compositores franceses de la época, como César Franck o Gabriel Fauré: si Alemania había apabullado en la contienda a Francia, era porque estaba por encima de ella no solo en el campo militar, sino también en el cultural, y por ende en el musical.

 

Los compositores de la siguiente generación, a caballo entre el siglo XIX y el XX como Claude Debussy o Maurice Ravel habían tratado de invertir esta tendencia. Las tres últimas obras de Debussy fueron sonatas, para cello y piano; para flauta, viola y arpa; y para violín y piano. Compuestas entre 1915 y 1917, pertenecían a un ciclo de seis encargado por su editor y que la muerte le impidió completar. Igualmente Ravel había compuesto su  Sonatina para Piano (1905) o su Trío para violín, cello y piano (1914). La idea de estas obras era homenajear a unos compositores, Rameau y Couperin fundamentalmente, y un período, el clasicismo francés, sinónimo de esplendor para la música francesa, buscando en su música las cualidades que se atribuían a ésta, como la claridad, el buen gusto, la luminosidad o la racionalidad.

 

Mientras tanto, los ritmos del jazz, el ragtime o el tango comenzaron a salir de los barrios marginales para instalarse en los salones de baile, convirtiéndose así en los sonidos de moda...

 

Entra aquí y lo podrás ver

 

http://es.youtube.com/watch?v=cC4kJiTHTtQ&feature=related

 

Y éste es el caldo de cultivo en el que vivieron los jóvenes músicos franceses de la época. En los conservatorios, una palabra, neoclasicismo, y en las calles, las copas y el jazz de los cabarés. Y así fue su música. Abanderados por su figura principal, Francis Poulenc, los críticos les bautizaron como “Les Six”, o el “grupo de los seis” (Poulenc, Milhaud, Auric, Durey, Honegger y Tailleferre, la única mujer en el grupo), en clara alusión al “grupo de los cinco” (Mussorgski, Rimsky-Korsakov y compañía), que revitalizaron la música rusa de finales del XIX. Por un lado tomaron los modelos clásicos del siglo XVIII, pero los distorsionaron con los ritmos rápidos que invitaban a la fiesta y las armonías evocadoras del jazz (¿no les recuerda a Max Estrella?). Buscaron lo puro y lo artificial: quisieron hacer música sin más, sin la carga filosófica o sentimental del postromanticismo alemán y no para que la gente se emocione o busque intrincados significados filosóficos, sino para que la escuche, se divierta y hasta baile con ella. En esta búsqueda de lo ligero y el desenfado tuvieron como padrinos a dos figuras de la vanguardia de la época como el poeta Jean Cocteau y el también compositor Erik Satie.

 

Un ejemplo: Poulenc compone su Trío para oboe, fagot y piano en 1926, dedicado a Manuel de Falla. La estructura de esta obra está calcada de un trío de Haydn, pero atención a la broma. Por un lado la instrumentación: oboe y fagot son instrumentos atípicos para una formación clásica de trío (lo normal es violín y cello) pero Poulenc los emplea precisamente por ello: son instrumentos de lengüeta, que parecen sonar “a pato” y que históricamente no eran considerados con las mismas cualidades expresivas que el  violín o el cello. Otro apunte, el guiño al dedicatario (y al público también), la cita bien audible del tema popular español “A coger el trébole”, empleado como material sonoro en la obra.

 

http://es.youtube.com/watch?v=_JxS9hZSotc

 

Lo maravilloso de esta música es que no sólo está pensada para la diversión del espectador, sino que el intérprete disfruta enormemente ejecutándola debido a su gran frescura. Darius Milhaud, además de integrante del grupo, fue diplomático en Brasil, y su música, además de recoger influencias del jazz, las recoge de los ritmos tradicionales brasileños, como en la Suite Scaramouche para dos pianos, con el movimiento final de samba o el Trío para clarinete, violín y piano, en el que en la búsqueda de esa música artificial y poco sentida se atreve incluso con el naïf (otra de las “gracias” de este grupo: el dedicatario de este trío es M.D.M o para los menos hábiles, “Monsieur Darius Milhaud”, ironizando sobre la dedicatoria de algunas obras de Bach, S.D.G “Soli Deo Gloria”)

 

Pero si hay obra representativa del carácter de esta música es el Sexteto para vientos y piano, obra tardía compuesta por Poulenc en 1932. Compuesto para flauta, oboe, clarinete, fagot, trompa y piano, constituye todo un homenaje a la música ligera del cabaret. Es además obra de referencia para el autor, ya que influye explícitamente en otras obras como sus sonatas para flauta y piano o clarinete y piano o el Concierto para dos pianos, en el que el “corta y pega” de pasajes es evidente y descarado hasta lo grotesco.


  http://es.youtube.com/watch?v=cC4kJiTHTtQ&feature=related

 

Un primer movimiento muy rápido y rítmico, con una parte central lenta y lírica (con todas las comillas posibles) que imita las texturas de la improvisación y de las big band. Se da paso de nuevo a la sección rápida para culminar con una coda, o sección final con un material aún más rápido que consigue una sensación demencial.

 

mov 1: http://es.youtube.com/watch?v=AWOu1BfRL5k

 

El segundo movimiento también es un esquema tripartito, solo que invirtiendo los tempos: A (lento), B (rápido) A (lento de nuevo). De nuevo el humor sale a relucir: ¡el material principal de A es un plagio del famoso tema de la sonata en Do Mayor de W. A. Mozart KV 545! Como contrapeso al sensible A (no se engañen, todo es artificio), Poulenc construye un B que encajaría como sintonía de una serie de dibujos animados, para reírse de los que quisieran echar una lagrimita.

 

mov 2: http://es.youtube.com/watch?v=NRDWYEO9F94&feature=related

 

El tercer movimiento es un rondó, un material cíclico alternado por otras secciones denominadas episodios o divertimentos. De nuevo ritmos, armonías evocadoras de la Francia de  la época...

 

 mov 3: http://es.youtube.com/watch?v=E4g2RXLozJE&feature=related

 

Pero el auge de estos compositores como grupo fue efímero. Sus carreras pronto se separaron, siguiendo cada uno una estética más personal (en el caso de Poulenc, un arrebato de misticismo le llevó a componer obras de temática religiosa) Aunque no han tenido la repercusión en la historia de la música que tuvieron sus imitados Haydn o Mozart u otros de sus contemporáneos, ellos seguramente tampoco aspiraron a ello. Como Poulenc dijo una vez: “espero que la Historia me recuerdo no como un pésimo gran compositor, sino como un gran compositor de segunda fila”.

 

Si quieres seguir escuchando:

 
 trío de Milhaud:
http://es.youtube.com/watch?v=aYnz6WxYQdQ&feature=related
  
Poulenc, sonata para flauta (2 mov):
http://es.youtube.com/watch?v=q7QTyUaH2OE
 
Poulenc, dialogues des carmelites, final
http://es.youtube.com/watch?v=od4m5lN1HOo&feature=related

Rafael Gordillo