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sdelbiombo. Una mirada artística al mundo

ARTE ORIENTAL

¿QUÉ ES LA REALIDAD?

 

Érase una vez, seis hombres ciegos fueron a ver a un elefante. El primer hombre ciego alargó sus manos frente a él y tocó el inmenso lado del animal. “Este elefante es como una pared alta y fuerte,” dijo el ciego.

El segundo hombre, quien estaba parado cerca de la cabeza del elefante, puso sus manos en uno de los largos y filudos colmillos. “¿Una pared? ¡No! Yo diría que es más como una lanza.”

El tercer hombre abrazó una de las patas del elefante con ambos brazos. “No quisiera contradecirlos,” dijo, “pero estoy seguro que el elefante es como un árbol.”

El cuarto hombre por casualidad tocó la oreja del elefante. “Todos ustedes están equivocados,” dijo él. “El elefante es en realidad muy parecido a un abanico.”

El quinto hombre estaba parado él solo por el otro extremo del elefante. Y por casualidad cogió la cola del animal. “Yo no entiendo esta confusión,” dijo él. “Estoy seguramente correcto al decir que el elefante es como una soga.”

 

http://www.vidadigital.net/blog/2005/04/07/los-hombres-ciegos-y-el-elefante  

 

Este viejo cuento hindú fue frecuentemente utilizado por los maestros de zen para intentar hacer reflexionar a sus alumnos. En el fondo, la idea central del mismo es la incapacidad de los humanos de ver la realidad completa, pues somos como ciegos en un mundo demasiado complejo para nuestros sentidos, deformado además por nuestras experiencias anteriores y nuestra forma de razonar.

Ante ello sólo quedan dos caminos, acumular informaciones hasta que éstas nos desborden (como nos ocurre en la actualidad) o dejar pasar todo sin acercarnos, ir un punto más allá de lo visible y lo razonable y encontrar esa fuerza universal o ki (como llaman los budistas) o las ideas (como lo llamaría Platón) o la divinidad (como la denominarían sufíes y místicos de tantas religiones).

Sólo quizás entonces comenzaremos a comprender que no hay nada que comprender, que el vacío está lleno y la absoluta quietud plena de movimiento. Pues será la unión de contrarios, el momento en el que una extraña paz nos invada y podamos estar durante horas oyendo el murmullo de un riachuelo, el mar que lame la arena, un simple beso. Quizás hayáis tenido esta sensación en algún momento en la vida, y entonces sabréis que el entorno desaparece y sólo quedáis vosotros, el río, el mar o el beso. Pues sólo cuando el ruido desaparece se comienza a oír el interior de uno mismo.

 

 

Hay, por tanto, que realizar una tarea de limpieza. Liberarnos de nuestros prejuicios, nuestros odios y nuestras razones, y mirar entonces despacio, buscar todo lo bello que tenemos en torno nuestro, sentirnos afortunados de ello e intentar aún más mejorarlo. Sólo cuando estemos en paz con el mundo lo empezaremos a estar con nosotros mismos, pues, según el Tao, todo pertenece a todo

 

(Las fotos son mías, hechas precisamente para este artículo, pues hay veces que una imagen sugiera más que las palabras, crea sentidos y emociones que dicen mucho más de lo desconocido, de ahí la grandeza del Arte)

 

Vicente Camarasa

 

LAS RAMIFICACIONES DEL ZEN

 El Zen es una corriente filosófica y religiosa que nace en China y se expande a Japón. Surge de corrientes como el Budismo y el Taoísmo. Así, el Zen valorará el amor a la naturaleza, el "Vacío"

 o impermanencia de todas las cosas, la pobreza y el "samadhi" o despertar.

Pasado y futuro son inexistentes porque sólo hay el momento presente y su carácter efímero (vida-y-muerte) En su atención a la singularidad, una constante en su práctica y filosofía es la crítica al lenguaje y a los conceptos como percepción de la realidad.

El ejercicio del Zen, a través de maestros como Hui-Neng o Dogen, tiene dos vertientes fundamentales: el "koan o paradoja, cuya resolución es imposible por la razón, y el "zazen" o meditación para vaciar la mente de impurezas. En ambos, la atención, la intuición y el vacío de conceptos son fundamentales para lograr el despertar.

 

En el Zen, el arte es inseparable de una forma de vida. Así, en la esgrima (kendo), no cabe el razonamiento sino la intuición y atención. Además, el guerrero ha de vivir plenamente el presente de vida-y-muerte porque el futuro es muy incierto. El Zen comenzó a desarrollarse entre los "samurais".

 

 

Combate de Kendo. El pensamiento o los sentimientos como el temor, deben ser abolidos para que no constituyan un freno al propio movimiento

Tomado de http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/c/c3/Kendo_EM_2005_-_kote.jpg/738px-Kendo_EM_2005_-_kote.jpg

 

La pintura zen sólo puede ser leída en los silencios o espacios y en la valoración del detalle.

 

 

 

Tomado de http://www.taringa.net/posts/arte/1100771/Pinturas-zen.html

 

 

Un pintor occidental que se aproxima a esta concepción es Rothko. En sus grandes lienzos de colores planos, la atención es absorbida por la pintura.

 

 

Tomado de http://arteyartistas.files.wordpress.com/2007/11/101.jpg

 

También los silencios, espacios, vacíos, son fundamentales en el "jaiku" y en el arte de los jardines. La poesía "jaiku" (Basho) pretende captar el instante y lo efímero, como si el acontecimiento único arrastrara el vacío infinito de todos los seres.

 

Viejo estanque...

salta la rana...

sonido del agua

(Famoso haikú De Basho)

 

Lo mismo ocurre en el arte del jardín, totalmente opuesto a la plenitud y orden del jardín occidental. Por ejemplo, una rama en un silencio de arena.

 

 

Jardín zen

Tomado de http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/9b/RyoanJi-Dry_garden.jpg

 

Probablemente, más que en el arte floral, la estética zen se desarrolla en el arte del té. Los materiales de este rito mantienen una ausencia total de ornamentación para mostrar la simplicidad y la pobreza ("wabi") Esta simplicidad y sinceridad son la esencia de la estética del zen para crear espacios de serenidad y armonía con la propia mente y la naturaleza.

 

http://es.geocities.com/bosque_de_bambu/inicio/haiku.html (Fantástica página sobre los haikú)

 

Jesús Chaparro

 

LA ESTÉTICA ZEN. IDEAS PARA MEDITAR

AVISO. El artículo que tenéis aquí no es para leerlo, sino para pensarlo, pero sin hacerlo. Quizás, mejor que leerlo, sería más provechoso que os mirarais por dentro. Pues acaso nada se entienda, y entonces estaréis en el buen camino. El que avisa no es traidor

 

Gran parte de la estética de las artes orientales se basa en dos tradiciones que terminaron casi por confundirse. Por una parte el taoísmo de Lao Tse y por otra el budismo (de origen hindú) en su vertiente zen.

Reduciéndolo a lo más básico el Tao (Camino) pretende ser más una filosofía personal que una religión, pues su objeto es el hombre y su conexión con el misterioso dao o tao, imposible de definir (pues su propia definición lo destruiría), utilizándose metáforas, ejemplos y aproximaciones. Se trataría de una especie de aliento vital que se encuentra en todas las cosas del Universo, unificándolas. Esta fuerza (Lucas se basó en este tipo de conceptos orientales para crear su famosa fuerza de la Guerra de las Galaxias, o sea, que alguna tendrá mucha ventaja) mantiene cohesionado el Universo, y de ella también participamos los hombres.

Pero este tao no es algo estático, definido, cerrado. Por el contrario, sólo surge del constante interactuación de los contrarios (el famoso yin yang  que explicábamos en Klein). Es, por tanto, un proceso que tiende a la armonía pero que cambia constantemente, pues sino desaparecería.

Bajo estas ideas los taoístas pretenden que el hombre busque el tao y se adapte a él. Este proceso requiere que el hombre no se tenga como ser único, sino que se diluya en el universo, en el vacío. Es por ello por lo que la naturaleza tiene tanta importancia para el arte oriental, el es objeto final de su búsqueda.

 

Paisaje. Shitao. Siglo XVII

Tomado de http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/3/34/Shitao04.jpg

 

Quizás quede más claro con un típico ejemplo taoísta. Frente a un huracán el árbol, firmemente asentado, puede ser derribado, pero no el junco, pues este se dobla, se adapta al viento para seguir siendo.

 

En zen (que partía de ideas cercanas a las ya expuestas) añade especialmente dos grandes novedades. Por una parte, y basado en la idea de eliminar el sufrimiento budista, quien nada tiene, nada teme. Dicho en otras palabras, nuestros deseos son los culpables de nuestros miedos, ya sea por no conseguir lo que queremos ya por temor a perder lo que ya tenemos. Por eso el budismo aconseja el no ser.

Esto resulta especialmente complicado para las mentalidades occidentales, basadas en el culto a la personalidad, el éxito, el individualismo. Nos asombramos ante la idea de que la máxima felicidad sería perdernos en el todo, ser nada. También nos resulta difícil admitir (y esto en arte contemporáneo ocurre mucho) que cuanto menos, mejor. Es más bello aquello que tiene menos, como los cuadros suprematistas de, de Malevich (muy influido por el zen). El vacío frente a lo lleno; oriente contra occidente.

 

Malevich. Círculo negro.

Tomada de http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Black_circle.jpg

 

Por otra parte, el zen plantea una serie de métodos para conseguir esta unión del hombre con la nada (o con todo, es lo mismo). Desde la meditación, los mandalas, la música, el koan , las artes marciales, la ceremonia del te, los jardines zen…

Todos ellos parten de una idea clave. El tao no es conocible por medio de la razón y sólo la intuición, las largas horas de práctica, consiguen acceder a la iluminación (el satori japonés, el nirvana budista o, como ya decíamos en los koan, el éxtasis religioso).

Por tanto, cuanto menos pensemos más cerca estaremos. Por eso los maestros gustan de poner estas preguntas ilógicas a sus alumnos o contestar con frases sin sentido ante sus preguntas. Pues te pueden señalar donde está el camino, pero nadie puede andarlo por ti. Es necesario que el alumno avance, se tropiece, se pierda… para al final encontrar el camino, que es un puro estado emocional.

Aunque esto os pueda parecer difícil e incluso un poco estúpido, por favor, pensad en una cosa. ¿Cómo se ama, que es el amor, alguien os podría enseñar a amar? Esta experiencia que todos conocemos pero cada uno experimentamos de una manera distinta hemos de aprenderla por nosotros mismos, ningún libro nos enseñará.

Por todo esto, para la estética oriental es casi más importante el proceso que la meta final, y acaso una pintura no esté terminada o sea abstracta, como ocurría en Kandinsky, para que el espectador encuentre su propia pintura o, unos simples gestos sobre el papel serían tan importantes, como podéis ver en esta pintura de Kline, un americano del expresionismo abstracto muy influido por el pensamiento oriental

 

Kline. Número 2.

Tomado de http://www.harley.com/art/abstract-art/kline.html

 

 

Y por el momento nada más. Demasiadas cosas llenan ya este artículo para ser oriental. Sólo una frase que os puede servir para pensar sobre muchos de los temas expuestos (la Naturaleza, lo cambiante y efímero como lo verdadero, la nada o el vacío o el silencio

 

Una fuerte nevada desaparece en el mar. ¡Qué silencio! (Dicho zen)

 

Vicente Camarasa.

 

UNA RESPUESTA AL KOAN PROPUESTO… QUE NO LO ES

El zen es uno de los productos culturales más refinados de la cultura oriental. Su nacimiento se produce en China, tras la unión del budismo con tradiciones taoístas. Más tarde pasará a Japón donde se desarrollará casi como cultura oriental.

 

Dentro de la enseñanza del zen (hecha entre maestro y discípulo sin una estructura fija como nuestros cursos occidentales), ocupa un lugar muy relevante el koan. Se trata de una pregunta o pequeño relato que no tiene una resolución lógica.

Esto no significa que no tenga solución. Lo único que quiere decir es que el alumno (el espectador en el arte) no puede resolver el enigma de la forma tradicional, por medio del pensamiento lógico. Necesita pensar, sí, pero de una manera distinta, utilizando la intuición, la iluminación repentina, los sentimientos incluso, dejando a un lado los conceptos cerrados, globales, el blanco y negro occidental.

Incluso el koan plantea una advertencia sobre los peligros del lenguaje. Muchas palabras nos ocultan la realidad más que nos la desvelan y debemos de ser consciente de no quedarnos encerrados en esta jaula de conceptos si queremos comprender verdaderamente la realidad. Pues la palabras señalan pero no terminan por sustituir la realidad (aunque en occidente muchas veces lo hagan).

 

Por todo ello para entender el Koan (el zen recurre mucho más a comparaciones que a certezas) lo deberíamos considerar como una escalera que nos permite subir a algún lugar. Nadie se queda mirando la escalera con arrobo, sino que la utiliza para algo. El koan es semejante. Un instrumento para un conocimiento más auténtico de la realidad que obliga al alumno (espectador) a trabajar con él, pues en la enseñanza zen no hay un temario cerrado y el maestro se limita a guiar al alumno, darle posibilidades; nunca le enseñará nada, le ayudará a que lo descubra el propio alumno.

 

En occidente estas fórmulas se han utilizado muy a menudo. Uno de los ejemplos más clásicos es la poesía mística que pretendía definir con palabras lo divino. Al resultar imposible de forma racional se utilizará en ella numerosas metáforas, contradicciones, mensajes ilógicos que, cuando se llegan a comprender, revelan mucho más que una descripción

 

Para venir a gustarlo todo,

no quieras tener gusto en nada.

Para venir a saberlo todo,

no quieras saber algo en nada.

Para venir a poseerlo todo,

no quieras poseer algo en nada.

Para venir a serlo todo,

no quieras ser algo en nada.

Para venir a lo que no gustas,

has de ir por donde no gustas.

Para venir a lo que no sabes,

has de ir por donde no sabes.

 

San Juan de la Cruz. Subida al Monte Carmelo.

 

Mucho tiempo después, si lo pensáis, el surrealismo busca esta forma de conocimiento irracional de la realidad. Mirad si no lo veis claro Un perro Andaluz 

Yo por mi parte quiero también dar mi propia respuesta al Koan (cada uno tiene la suya, pues aunque la verdad sea una, el camino por encontrarla es distinto y, en el fondo, lo verdaderamente importante, buscar más que encontrar, pues la propia búsqueda tiene ya mucho de conocimiento).

Utilizaré el arte, claro. Para mí el sonido del aplauso de una sola mano es

 

Malevich. Cuadrado blanco sobre fondo blanco

Tomado de http://www.futuropasado.com/?p=417

 

No sé si con esto he hecho un nuevo koan, aunque quería antes de terminar quería proponeros otro, que no es para nada ortodoxo pero a mí me parece una de las poesías más brillantemente oscuras de la literatura del XX, Sólo su primer verso

 

Quiero dormir el sueño de las manzanas

 

(Federico García Lorca, El Diván del Tamarit)

(El texto entero lo tenéis en el Rincón Literario)

Si queréis conocer más Koans zen podéis consultar:

 

http://www.ciao.es/Acertijos__Opinion_710874 

 

http://tantra.com.es/Biblioteca/espiritualidad/zen/Zenkoans.htm

 

Intentad pensar en ellos, dejaros fascinar como si vierais el cuadro azul de Yven Klein del que ya hablamos. Dentro de unos días volveremos al tema

 

Vicente Camarasa

 

ARTE ORIENTAL. UNA SOLA PREGUNTA

 

 

¿Cómo suena el aplauso de una sola mano? (Koan zen)

 

 

EMPEZAREMOS POR EL FINAL. CHINA 8-8-2008

 

Con este artículo comenzamos un nuevo aspecto del arte que habitual no se estudia en Europa: el arte oriental. Una aventura verdaderamente fascinante que, como habéis visto, ha influido en gran parte del arte occidental contemporáneo (Manet, los impresionistas, Van Gogh, Klein, Rothko, Kandinsky…).

Pero en vez de hacerlo por el principio, aprovecharemos la ocasión de la inauguración de las Olimpiadas de Beijing, y comenzaremos desde hoy para poco a poco ir hacia atrás.

Si no habéis podido ver (ya en directo, ya en las miles de repeticiones) la ceremonia de inauguración la podéis encontrar entera en

http://www.rtve.es/deportes/pekin08

En ella se han unido la tecnología más sofisticada con su cultura milenaria, a veces con gran eficacia visual, otras veces no tan afortunadamente.

A mí en particular me han encantado varias cosas.

 

En primer lugar el estadio nuevo, el llamado Nido, construido por los mismos arquitectos del Caixa Fórum, Herzog y de Meuron.

 

 

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:Stade_national_Pekin.jpg

 

Como en gran parte de sus obras, la supertecnología que utilizan queda en un segundo plano y, en vez de enseñarse con una cierta soberbia, sirve para crear imágenes de gran potencia. Grandes vigas se van entrecruzando hasta crear una estructura parecida a un nido de pájaro, con un techo ondulante y unas grandes posibilidades de utilizar las luces interiores para crear una imagen en negativo coloreado (como se ha visto en la ceremonia). Consta además de una gran pantalla en la parte superior que se ha utilizado en varias ocasiones, sobre todo en la imagen del encendido del pebetero, verdaderamente espectacular.

En cuanto a la propia ceremonia me ha fascinado una de sus primeras escenas: la creación de un paisaje por medio de bailarines. Se unía así lo más actual de las artes (al unir una danza, verdaderamente exquisita, con la pintura gigante y hecha en vivo) con una de las tradiciones más interesantes de la pintura oriental: el paisaje.

 

 

En oriente, y en relación con el taoísmo y el budismo, el paisaje y su relación con el hombre siempre han tenido gran importancia.  En occidente esto fue un descubrimiento del XVII en Holanda y después del XIX (los impresionistas influidos por la pintura japonesa). Sin embargo, en Oriente fue una tradición milenaria, con numerosos estilos, que buscan la esencia de la Naturaleza como la verdadera esencia de la divinidad.

 

Otros de los momentos espectaculares ha sido la creación de caracteres chinos (una forma de arte en sí mismo íntimamente relacionada con el zen y la pintura con tinta) por medio de una especie de vigas que subían y bajaban. Acostumbrados a la tecnología parecía una animación por ordenador cuando, al final, se mostró que estaba hecho por personas que estaban en su interior, coordinados a la perfección.

 

Sumamente oriental fue la floración de los melocotoneros que recuerda la importancia de las estaciones y el paso del tiempo en su cultura, que no se opone a lo natural (como ocurre habitualmente en occidente) sino que se adapta a él y su fluir, pues ante todo interesa la armonía con el resto del universo. (Eso ya lo comprendió Van Gogh al llegar a la Provenza y pintar con verdadera obsesión los almendros en flor, como una verdadera pintura japonesa, le escribiría a su hermano Theo)

 

Tomado de

http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Vincent_Van_Gogh_0022.jpg

 

También me han fascinado los juegos ópticos de los miles de figurantes haciendo figuras así como los fuegos artificiales, como no podía ser menos en el país en donde se inventó la pólvora. Ambos insistían en el carácter de fugacidad que tiene una gran parte del arte oriental, menos obsesionado por fijar las cosas que nosotros, los occidentales. En su cultura se valorará mucho más lo que ocurre, como ya decíamos, desarrollando un modo de percepción diferente a la nuestra, mucho más atenta por lo efímero, las cosas diminutas, los pequeños cambios, los matices… Una forma más suave y sutil de relacionarse con el mundo, siempre en constante cambio.

 

  

 

Tomado de

http://www.diario.com.mx/nota.php?notaid=a9a5169f9ce03798dda5855e60557493

 

Asombraron también el uso del color, las luces y especialmente el vestuario, con un interés por las texturas y las posibilidades de movimiento de las distintas que recuerdan el gusto tradicional de lo oriental por los textiles (especialmente la seda, que fue durante siglos el gran secreto de estado) así como el fuerte sentido ceremonial que tienen todos los movimientos que evitan la dureza y buscan la sensación de fluidez y danza

 

 

En el lado negativo (siempre en mi opinión, por supuesto), habría que incluir el tiempo dedicado al taichi (al que se le habría podido sacar muchas más posibilidades), algunas figuraciones sobre ópera china (que fácilmente podía caer en lo kitsch)

 

 

Tomado de http://www.jjoo.clarin.com/diario/2008/08/08/01732885.html

 

En otro sentido, quizás menos artístico, durante toda la retransmisión tuve la extraña sensación de ver algo que era un simple simulacro, una bella mentira para impactar al mundo que era falsa en dos sentidos. Por una parte todo este ensalzamiento de la cultura tradicional chocaba con la actitud que el partido comunista (especialmente en tiempos de Mao y su Revolución Cultural) tuvo contra ella, intentándola eliminar a favor de las esencias comunistas. Por otra, todo aquel de espectáculo de luz y color estaba sirviendo de pantalla a uno de los regímenes más represivos que existen en la actualidad que encabeza la lista de penas de muertes ejecutadas e incumplimiento de libertades. (En concreto resultó bastante desagradable ver alguno de los fuegos artificiales desde la plaza de Tianamen, en donde se produjo la matanza de 1989 cuando estudiantes y obreros pedían más libertades).

En cuanto a la tecnología, lo ya supuesto, una gran fiesta de luz y color que aportaba poco a lo que ya hemos visto en otras ocasiones

 

Vicente Camarasa