ANÁLISIS Y COMENTARIO DE UNA BOLSA DE PAÑUELOS DE PAPEL
Cuando me envió esta análisis comprendí (aunque ya estaba claro desde mucho antes) la genialidad de Jesús. Genialidad al menos en dos aspectos, en su capacidad para saber ver el mundo e interpretarlo pero también genialidad a la hora de conseguir enseñar cuán es importante la mirada entrenada, la inteligencia lúcida, la razón crítica.
Pues quien sabe analizar una bolsa de pañuelos de papel con esta claridad qué no será capaz de enseñarnos, cuánto podemos aprender con él.
Por todo eso, porque en sí mismo este artículo (sus enseñanzas que pueden llegar tras una sonrisa) son el perfecto ejemplo de lo que queremos conseguir en este blog (aprender a mirar nuestro mundo de una forma sensible y crítica) lo incluyo no en la sección de HUMOR sino en uno propio y primero a todos, pues debería ser el ejercicio obligatorio que todos deberíamos hacer antes de intentar enfrentarnos con un cuadro, con un programa de televisión o un paisaje. Cómo mirarlo, luego pensarlo y por fin sentirlo.
Muchas gracias Jesús por tus clases en línea, tus palabras son como pequeños faros en la noche. Chispas de inteligencia y sensibilidad.
Vicente Camarasa
LA BOLSA DE PAÑUELOS DE PAPEL
Aspectos materiales y formales.
Vamos a analizar y comentar un pañuelo de papel metido en una bolsa de plástico o, más bien, una bolsa de pañuelos de papel con un pañuelo usado en su interior.
La bolsa es de plástico fino y blando, transparente, con algunas zonas de color y letras impresas. El pañuelo es de celulosa. Es de suponer que la celulosa encierre algún resto procedente de la nariz de la persona que lo ha utilizado.
La forma del conjunto, dado el carácter maleable de sus materiales, está sujeta a cambios como consecuencia de las presiones que se ejerzan sobre él. La forma del pañuelo es redondeada, parecida a la de un huevo, pero aplastada por dos de sus lados. Su superficie y sus bordes son más o menos ondulados. Es de color blanco, mate, blando, más o menos sedoso u ligero. Mide unos 4x3x1,5 cm. La forma de la bolsa que lo contiene está más sujeta a cambios, pero su forma original, cuando se presenta conteniendo diez pañuelos doblados y nuevos, es la de un prisma de 11x 5,5 x2 cm. A nosotros se nos ofrece conservando en cierta medida las dimensiones de largo y ancho, pero más aplastada, perdiendo, sobre todo en los bordes, la profundidad, es decir, la medida de los dos cm de fondo.
En la parte superior dispone de una abertura en forma de solapa, para poder sacar los pañuelos, en cuyo extremo hay un papel adhesivo, redondeado, de color azul. Su función es poder cerrar de nuevo la bolsa aunque en la actualidad ha perdido su adherencia. Dicho papel tiene en medio una flecha esquemática señalando hacia arriba, indicando la dirección hacia la que hay que tirar para abrir la bolsa. Excepto por el detalle de la solapa, las dos caras mayores de la bolsa son iguales.
Ambas caras presentan, un poco más arriba de la mitad, una banda horizontal ancha, de color rosa fuerte, del que llaman fucsia, sobre la que están escritas la palabras "PAÑUELOS DE BOLSILLO". Las letras son mayúsculas, blancas y con bordes negros a modo de sombra, lo que les confiere cierto relieve.
Debajo de la banda rosa aparecen las letras "m&k", minúsculas, al menos la "M", en el mismo color fucsia y bordeadas por una línea verde. A la izquierda de estas letras aparece un logotipo de aspecto geométrico, consistente en un cuadrado rosa con las esquinas redondeadas y rodeado por una línea verde. Inscrito en el cuadrado, hay un círculo de color verde con una especie de flecha incolora en su parte inferior. A ambos lados de grupo formado por el logotipo y las letras, hay tres pequeños rectángulos colocados en forma de torre, de color rosa el superior, naranja el del medio y verde el inferior. Más abajo, en letras cursivas de color azul aparece la frase "10 pañuelos extrasuaves", siendo el número "10" de mayor tamaño que las letras. Ya en la zona inferior de la bolsa, una banda horizontal de color verde lleva escrito en caracteres blancos: "4 capas", en letras mayúsculas.
En una de las caras laterales, en su zona inferior, en letras pequeñas de color azul, pone: "M&K. Campezo, 7. Pol. Ind. Las Mercedes. 28022 Madrid. Fabricado por laboratorios INIBSA".
Así pues, los elementos plásticos más destacables que aparecen en esta bolsa son: las bandas de color, el logotipo y los pequeños rectángulos. De los tres, el único con una posible función referencial hacia la realidad o con un posible simbolismo es el logotipo. Sin perjuicio de que tenga un significado concreto, su aspecto puede recordar el de un árbol. Los rectángulos, aparte de enmarcar lateralmente a los otros elementos, parecen tener un sentido de transición desde el fucsia de la banda superior hasta el verde de la banda inferior.
Todo el envoltorio está pensado para dejar ver la suave blancura de los pañuelos en su interior, uniformemente doblados, sobre los que destacan los colores vivos de las bandas y las letras. El tercio superior de la bolsa carece de decoración.
Aspectos relacionados con el significado.
El mensaje escrito no necesita explicación. Únicamente señalar el cambio de tipo de letra, cursiva, más cercana e íntima, para el mensaje "10 pañuelos extrasuaves", a fin de sugerir ese sentido de cercanía necesario para sentir la suavidad.
El significado del logotipo, cuya forma recuerda algo la de un árbol, aunque no quiera sugerir expresamente este elemento de la naturaleza, no cabe duda que a muchas personas, por asociación con el árbol, les transmitirá un inarticulado mensaje ecologista, precisamente en un producto nada ecologista como éste que se fabrica a partir de la madera y que no es reciclable.
Los colores que aparecen no dejan de llevar una cierta carga de contenidos; el verde relacionado con la naturaleza, con el aire libre, con la libertad. El fucsia es un color muy utilizado por los jóvenes, las prendas deportivas, etc. Por otro lado, al no ser la marca muy conocida, aparece en segundo término, dando preeminencia al letrero en el que figura "PAÑUELOS DE BOLSILLO". La marca pasa casi desapercibida. En relación con esto conviene comentar que el nombre coloquial que se da a este tipo de pañuelos es el de clines (de Kleenex), ya que fueron los de esta marca los primeros que salieron al mercado cuando su uso aún no era general. Ocurre algo así como con el danone, el colacao o la casera, palabras utilizadas para denominar al yogurt, al cacao o a la gaseosa. En el caso de nuestra bolsa, parece haber una afirmación del nombre genérico del producto frente al de la marca.
En realidad, no sólo son pañuelos de bolsillo (esto también lo son los de tela), sino que son pañuelos de papel o de celulosa, información que no figura en ningún lugar de la bolsa. Por el tamaño de la bolsa es evidente que han de ser pañuelos de bolsillo y no de cabeza o de cuello, por ejemplo. Lo que no es tan evidente a primera vista, es que sean de papel, cualidad difícil de percibir sin abrir la bolsa. Sin duda hay una suposición de información general a este respecto que hace que estas contradicciones no generen confusión.
Aspectos sociológicos.
La función fundamental de estos pañuelos es servir para que su usuario se limpie la nariz con ellos. Pero también pueden ser útiles para limpiarse las gafas, matar una araña y otros usos menos nobles.
El uso de este tipo de pañuelos está muy relacionado con la vida moderna y con la emancipación de la mujer. Su carácter desechable y su supuesta mayor garantía sanitaria, son factores secundarios al lado de lo que significa el hecho de que sustituyan al tradicional pañuelo de tela evitando así una buena parte de la colada y de la plancha a las amas de casa, sobre todo en época de resfriados.
Sin embargo, como todo conlleva significados y mensajes, hay que decir que hay un cierto tipo de gente que utiliza este tipo de pañuelos. En realidad, en nuestro entorno, los utiliza un amplísimo sector de la sociedad que excluye parcialmente a sus extremos tanto por arriba como por abajo. Las personas situadas en el umbral de la miseria sin duda los usan menos que los que no están en esa situación. En el otro extremo, entre las personas que ocupan altos cargos, su utilización sería considerada como un detalle de poca elegancia. Los ministros, los jueces, los obispos, prefieren blancos y planchados pañuelos de algodón que se pueden desplegar amplia y ostentosamente, exhibiendo tal vez una bella inicial bordada. Cuántos pañuelos amorosamente bordados han sido desplazados por los clines a la ociosidad del fondo del cajón!.
Pero esta bolsa concreta que estamos comentando, aunque sea exactamente, mecánicamente igual que otros muchos miles de ellas, ésta tiene una historia concreta parcialmente conocida. Había pasado silenciosamente por los complicados procesos de fabricación, por el transporte y la distribución. Procedía desde quien sabe qué bosque boreal para el caso de la celulosa y desde quien sabe qué sima petrolífera para el caso del plástico. Más difícil es aún adivinar el origen de los componentes de las tintas o del pegamento de la etiqueta. Había, digo, pasado anónimamente tales procesos hasta que, por esas vueltas que da la fortuna, llegó a las manos de Diana
. En su cálida compañía, la familia de pañuelos pasó un corto número de días, disminuyendo su número a medida que Diana los desechaba sin contemplaciones después de aprovecharse de sus servicios. Todos ellos gozaron del calor de su bolsillo, se movieron a su ritmo, tuvieron el privilegio de rozar sus labios y enjugaron complacidos sus fluidos nasales. Uno de ellos, ya en fase terminal, se salvó, junto con la bolsa, del fatal destino de sus compañeros. Pañuelo y bolsa fueron fotografiados en diversas poses, como si de Claudia Scheafer se tratara, incluso un profesor escribió tres páginas sobre ellos, en realidad para alimentar su insaciable vanidad. En este momento están siendo objeto de atención por un grupo de alumnos de COU. Gracias al gesto salvador de Diana ese grupo de alumnos puede reflexionar sobre el hecho de que los objetos, las cosas, incluso un apelmazado pañuelo de papel en una arrugada bolsa, tienen una historia, unas huellas indelebles, infinitos mensajes y un pequeño corazón. Diana los humedeció sin piedad pero los sacó de su anónima vulgaridad, los convirtió en especiales. No seré yo quien se atreva a tirarlos a la basura.
Jesús Mazariegos