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GUILLERMO PÉREZ VILLALTA. EL NEOMANIERISTA

 

 

Ahora que estamos hablando tanto de posmodernidad, mi primer contacto con ella lo tuve gracias a Pérez Villalta, este pintor andaluz de la perspectiva y los mundos míticos-modernos.

 Su obra madura se inicia a finales de los 60, cuando se traslada a Madrid y conoce a una serie de autores con los que conformará una nueva tendencia realista que terminará desembocando en la movida madrileña de los 80 (Alcolea, Franco, Gordillo…).

  

Es, por tanto, hijo de toda la gran revolución en torno al 68 (mayo del 68, manifestaciones contra la Guerra de Vietnam, movimiento hipie, revueltas estudiantiles contra Franco…) que marcarán el inicio de la posmodernidad. Será un lector de Guy Debord, de Foucault, de Perec; un amante de la pintura Pop (especialmente británica)… que están comenzando a reconstruir el mundo del capitalismo para ir abriendo las grietas en las que vivimos en la actualidad.

 

Sin embargo, toda esta agitación quedará encubierta en su obra, sólo se conocerá en una lectura más profunda, pues en un típico guiño posmoderno Pérez Villalta, abandona la realidad histórica para centrarse en los mundos manieristas y mitológicos.

Manierista en la concepción del espacio pictórico por medio de la perspectiva. Sus cuadros se organizan a través de suelos, pasadizos y arquitecturas que son manipuladas por efectos de perspectiva sumamente potentes. Perspectivas falsas, por supuesto, que demuestran su propia fragilidad sólo con que el espectador se fije un poco en ellas y vea como se deforman según se recorre el cuadro, normalmente armado en torno a varios puntos de vista, como haría un Broncino o un Pontorno. (¿No es esto la estética del fragmento de la que hablábamos el otro día?)

 

Tomado de paradoxportal.blogspot.com/2007/12/paradoja-d...  

 

Otro de sus rasgos son los personajes que habitan estos espacios ficticios. Aunque existen personajes actuales (pintores de su generación, personajes de esta famosa movida tras un concierto), es habitual en su obra la aparición de seres mitológicos, de seres deformes que a duras penas actúan en estos espacios que les vienen grandes, que les son extraños, como un nuevo Giorgio de Chirico o Juan Muñoz.

 

Sus acciones se muestran cercanas a la magia o, por el contrario, a los actos más cotidianos (esos hombres que duermen, como en la novela homónima de Perec); una nueva unión de fragmentos sin hilo conductor que terminan generan lugares fascinantes en donde el tiempo se encuentra detenido, invadido por un espacio amenazante. Somos nosotros en este nuevo mundo sin certezas (ya no existe la del espacio) realizando ritos monótonos o sutiles (acaso es lo mismo)

 

En su obra existen otras influencias, como podéis ver en este texto extraído de LUX ATENEA (un blog cultural sumamente sugerente)

Utiliza la estética minimalista para aumentar la intensidad emocional del espectador, usando tonos cromáticos no muy frecuentes que se mueven entre los tonos pastel (de aparente tacto algodonoso) y los tonos crudos (que parecen tener vida propia). Bajo la influencia posmodernista, a Villalta le gusta mostrar las vidas privadas de sus personajes ante el público, mientras estos permanecen abstraídos de todo lo que está sucediendo alrededor suyo.

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Vicente Camarasa

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