Camino de Santiago
HITOS DEL CAMINO DE SANTIAGO.EL MONASTERIO DE LEYRE. (I PARTE). LA CRIPTA
Leyre ha sido siempre una espinita clavada que tenía desde hace muchos años, una espinita renovada un poco más desde que hace unos meses JV le dedicara un post en su blog (con magníficas fotos, por cierto).
Por eso, ahora que acabo de visitarla, quiero dedicarle un par de post en donde siquiera atisbar la belleza y vértigo de historia que produce su contemplación.
EL PRIMER ARTÍCULO, DEDICADO A SU CRIPTA, YA LO TENÉIS EN EL NUEVO BLOG DE ARTE
SENSACIONES DEL PEREGRINO. (Segunda parte)
Cortamos en el peor momento, cuando ya teníamos dentro el gusanillo, cuando ya conocíamos a los peregrinos, sabiendo que muchos llegarían a la meta y a nosotros nos quedaban a casi seiscientos kilómetros…
Y lo prometido, es deuda, aunque con una “pequeña trampa” de más de trescientos kilómetros… había que retomar el Camino, pero por exigencias del guión que no vienen al caso, teníamos escasos diez días y queríamos llegar a Santiago ya que el año anterior terminó, permitidme la expresión, en coitus interruptus.
Ponferrada, duras tierras leonesas, castillo templario muy reconstruido, y frio en julio. Mochila recuperada, botas desempolvadas, conocimientos anteriores… y vuelta a los madrugones con impaciencia, aún sabiendo de las dificultades, pero con grandes compensaciones. Y vuelta a buscar hitos, y flechas amarillas y personajes con mochila anónimos que, seguramente volverán a dejar de serlo con el paso de los días. Nuevos pueblos desconocidos sucediéndose y descubriéndonos sus encantos ( o no): Compostilla, Columbrianos, Camponaraya, Cacabelos, Villafranca del Bierzo( que bien merece parada y fonda), Pereje, Trabadelo, Ambasmestas, Ruitelán (curiosísimo albergue al lado del rio), Herrerías… y el ascenso en que seguro te ganas el cielo a O Cebreiro, con un cambio en el paisaje que poco a poco nos anuncia las tierras gallegas.
Iglesia de O´Cebreiro
Más amaneceres espectaculares por encima de las nubes, con el aire fresco inundándote los pulmones, con la humedad del rocío mañanero, caballos y vacas mirando el cansino desfilar de los caminantes, animándose a seguirnos en ocasiones… y aldeanos ganaderos que saludan monótonamente a gente anónima desfilando por sus aldeas. ¿A cuántos habrán visto pasar?
Liñares, Alto del Poio, Fonfria, Biduedo, Triacastela, todos ellos con diminutas capillitas e iglesitas románicas rodeadas por cementerios. Piedra granítica y mucha modestia ,belleza y testimonio. San Gil, Samos, espectacular conjunto eclesiástico y espectacular entorno, Aguiada, Sarria, Fonte… cuantos bosques que parecen encantados desde hace decenas de kilómetros, donde la frondosa vegetación y el murmullo de un agua siempre corriente, lo inunda todo: la Naturaleza te protege.
Entre tanta belleza, nuevamente los males y los bienes del peregrino se van forjando: dolores de espalda, ampollas, quemaduras de sol… pero también gente entrañable que te saca una sonrisa cuando vas peor, gente extraña sacada de un cómic, esotéricos que buscan hallar la ¿verdad? por los caminos, friquis (también han llegado al Camino…), y cada vez más, grupos religiosos organizados de adolescentes que adulteran por completo el camino (paradojas de la vida), demasiada gente, demasiado ruido y tal vez demasiada carrera.
Italiano, francés, inglés, valenciano, catalán, andaluz… qué se yo… pero todos responden a Buen Camino!
Barbadelo, Barreiros, Mercado, Pena… aproximándonos al kilómetro cien, distancia psicológica sobre todo para aquellos que salieron de Roncesvalles o quien sabe de dónde (siento envidia y rabia por la “trampa”), Ferreiros,Cortes, Portomarín, Gonzar, Ligonde, Eirexe, Lestedo…Casas revoltas, Palas del rey, Coto, Furelos, Melide… merece parada no por la belleza del pueblo sino por su magnífico pulpo, definitivamente, estamos en Galicia.
Boente, Castañeda, Ribadiso, Arzúa,Salceda,Brea, Santa Irene, Arca, Amenal, se intuye cada vez más la cercanía al destino, con pena por un lado ,no deja de ser un viaje que termina, y con inmensa alegría por otro, llegas a tu destino.
Atrás quedaron los pueblecitos de cuatro casas invadidos por olores ganaderos, la cercanía a la ciudad se hace presente y va perdiendo encanto, sobre todo ante la chapuza que pongo de manifiesto: la construcción del aeropuerto de Lavacolla, que ha desviado el Camino bordeándolo… sensación inenarrable la de arrastrarte con tu mochila en busca de hitos con la concha bajo el bramido insoportable de los pájaros de acero. Ganas de llegar, polígonos que no cesan, más flechas, cansancio, agotamiento, San Marcos… y por fin el Monte del Gozo, desde donde se divisa el objetivo. Noche de fiesta peregrina, de renqueantes caminantes que ya son también amigos o algo más, de queimadas improvisadas y de cenas de despedida. Mañana es el gran día.
Los tres kilómetros que separan el Monte de Santiago en realidad ya no representan el Camino como tal. Supone tan sólo la entrada a una ciudad moderna y por tanto tan sólo el cruce de calles, puentes sobre circunvalaciones, ruido… lo más parecido al antiperegrinaje. En cualquier caso, se avanza intuyendo el objetivo, callejeando Santiago va dejando de ser una ciudad enladrillada cualquiera para irse vistiendo del granito grisáceo cubierto de musgo que la caracteriza. Las últimas flechas, los adoquines, el polvo de las pesadas botas… y el sonido de un gaitero que, estratégicamente colocado bajo el arco que da paso a la plaza del Obradoiro, anuncia la llegada a la meta en un día gris y ventoso del mes de julio, que para eso estamos en
EPÍLOGO
Volvería a hacerlo, volveré a hacerlo, porque intuyo que cada Camino aún siendo el mismo, es distinto, al igual que lo son las etapas de una misma vida. Buen Camino!
Fotos y texto
Mariángeles Ruiz Granados
SENSACIONES DEL PEREGRINO. (Primera parte)
Idea que rondaba mi mente casi desde que oí hablar de esta… ruta? No, mucho más que eso.
Todas las primaveras, preparando el verano surgía de mi garganta la propuesta de empezar un Camino que ya muchos recorrieron antes que yo desde el siglo XI, pero por una cosa o por otra siempre quedaba pospuesto hasta que finalmente hace dos veranos nos decidimos a emplear unos días de vacaciones en tan digno cometido.
ANTES
Hoy día, cuando alguien quiere calzarse las botas y coger el cayado para poner rumbo a Santiago, se informa a través de internet, guías, ferias de turismo, foros de viajeros… y comienza a comprarse una buena mochila (básica si no quieres abandonar), botas de montaña de goretex (que no te calas cuando llueve), chubasqueros, pantalones, camisetas, algo de frío que seguro hace falta a primeras horas, una linterna, gorras, calcetines “de los buenos, que son fundamentales para evitar las ampollas”, el kit de farmacia básico (tiritas, apósitos contra las ampollas, betadine, …)y muchas cosas más… lees mucho sobre el Camino te informas de los albergues, recuerdas lugares , nombres de iglesias e iglesitas que estudiaste hace años en la carrera (cuando soñabas con descubrir cosas nuevas por ese mismo Camino) y planificas etapas, las tienes todas empolladas… nada puede salir mal… y el objetivo, está claro, llegar a Santiago. ¿Seguro?
Y llega el día de la partida: Roncesvalles, llegas tarde, cuando te sube el autobús desde Pamplona, y allí coincides con muchos anónimos de hoy que serán tus compañeros de penurias mañana, pasado… cada uno con su plan (“yo sólo llego a Pamplona, no tengo más vacaciones”, “nosotros vamos a Burgos”, “yo quiero llegar a Santo Domingo de la Calzada”, “pues yo abrazaré al apóstol”….), con su objetivo, que aunque muchos no lo digan, lo tienen (conocer gente ,hacer amigos, ligar, pensar ,obtener la compostela, ordenar sus vidas ,andar, hacer turismo…) .
Menú del peregrino, diez euros. Comienza la “explotación del peregrino”, andamos en busca de nuestro primer sello en la credencial, nuestro pasaporte durante este viaje. Barracones con literas, rápido paseo con primeras fotos al pie de los Pirineos, frugal cena y a dormir a las 10 en agosto… mañana es el gran día. Viento, más viento, ruido, ronquidos suaves, sonoros, …viento por fuera y viento por dentro, alguna ventosidad tímida, frio en el saco ¿no era el mejor?. Cuando vas consiguiendo caer abatida por el sueño… primeros compañeros removiéndose en sus sacos, preparando sus mochilas… son las 5 y media de la mañana. Ahí en cuando empiezas a pensar que eres imbécil, que estás gastando días de vacaciones en pegarte madrugones y no dormir porque no estás acostumbrada a pernoctar en comunidad… y sin embargo, te levantas, te calzas las botas, recoges el saco, te lo echas al hombro y comienzas a caminar por un bosque de hayas, sólo te faltan 730 kilómetros para llegar a Santiago.
Buen Camino! Se convierte en el grito de guerra, ya no hay buenos días, ni holas… sólo buen camino peregrino.
Y van pasando las horas y los pueblos que no suenan de nada: Burguete, Espinal, Viscarret , Zubiri (anda! Como el que cantó en Eurovisión), y va llegando el momento de parar: el descaso del guerrero. Hoy no hay menú del peregrino, el pueblo en fiestas y los navarricos sólo nos ofrecen bocadillo de chistorra, pura fibra. La siesta de después de la etapa debe ser lo más parecido a la entrada al paraíso ,bueno, eso y el momento en que te quitas las botas después de la etapa, ahí comienza a moverse algo en tu cerebro. Como ya vas cogiendo experiencia, por la tarde compra del desayuno ( norma número uno, todo peregrino debe viajar con su propio sustento) y colada de ropa usada, a continuación, cena del peregrino con más peregrinos ya no tan anónimos y otra vez el descanso del guerrero… mañana será otro día.
Seis de la mañana, nos hemos permitido el lujo de darles ventaja a otros peregrinos, esto no es una carrera aunque a menudo lo parezca. Larrasoaña, Aquerreta, Zubiriaín,Iroz… ayss que nombres, pueblitos con pequeñas iglesitas románicas muy reconstruidas… Villava (anda! El pueblo de Indurain), Burlada…y Pamplona, objetivo logrado pero con dolor, mucho dolor, si ya nos habían avisado, el primer día no es el malo, las ampollas y los dolores de espalda se hacen rogar dos o tres etapas. Al mismo tiempo que van saliendo las “pegas” del camino, vas saboreando también el mismo: la sensación de dormir bajo una bóveda gótica es indescriptible, han acondicionado una céntrica iglesia, la de Jesús y María, vas conociendo gente, gente a la que se le va poniendo nombre y de la que vas teniendo datos. Gente que te va contando técnicas de cura que tú mismo acabas poniendo en práctica, descubres los usos del Vick Vaporub, la técnica del “cosido de ampollas”… y sobre todo gente que te cuenta su vida si le das pie a ello, esto ya sí va siendo Camino.
Adiós a la calle Estafeta y a esos pinchos con los que calmamos los estómagos peregrinos… vuelta al camino al amanecer, otro momento inexplicablemente agradable. Buen camino. Duro camino de subidas y bajadas, de piedras y más piedras que ya fueron pisadas y recorridas por cientos de miles antes que nosotros. En el camino se piensa y mucho, son muchas horas de mirar, de observar, de suponer… buen camino, te sientas y te saludan, buen camino, saludas tú. Curas de urgencia sobre unas piedras. Y poco a poco, te va calando en el espíritu esa sensación inexplicable también de sentirte bien a pesar de los madrugones, el dolor, el peso de la mochila y el calor de mediodía. Lo vas agradeciendo por las conversaciones, los pensamientos, la contemplación del paisaje, de las ermitas e iglesitas…
Cerca de Muruzábal, en Obanos, ( más que de Puente la Reina), unión con los peregrinos del camino aragonés, decenas de italianos llenos de vendas en las rodillas y los tobillos, con bastones, pero avanzando. Pronto, llegada a Puente la Reina, con verdadero “sabor caminero”, el típico pueblo articulado en torno a la calle Mayor por la que discurre la ruta jacobea. Recuerdos románicos ya de interés según entras, las iglesias del Crucifijo y San Pedro, aunque también muy reformadas. Más albergue, más colada del peregrino, más menú del peregrino ( por qué pondrán siempre pasta, ensalada y filete?) y de nuevo el reposo del peregrino. A estas alturas de viaje, el peregrino se convierte en un ser reconocido aun cuando haya abandonado la mochila y las botas, su andar renqueante y sus pies llenos de vendajes lo delatan… buen camino!.
El puente de cinco arcos sobre el Arga bien merece una instantánea rápida con los primeros rayos del nuevo día, el frescor de la mañana invita a retomar el camino con fuerza. Mañeru, Cirauqui, con dos iglesitas muy interesantes, Lorca, Villatuerta… y ya cuando vuelven a flaquear las fuerzas, Estella, punto clave del camino. Magnífica entrada monumental entre el río y la iglesia de San Pedro de la Rúa y la del Santo Sepulcro, ambas del XII. A pesar de haber comentado que el espíritu del camino es la precisamente el no correr, el contemplar...me posee en esta ocasión un sentimiento opuesto por una razón de peso: muchos peregrinos, y pocas plazas de albergue… el siguiente a cinco kilómetros… ¿a que es comprensible?.
Lo divino…y lo humano, lo más humano.
Tras la rutina ya conocida, aunque con variante, porque olvidamos que somos peregrinos y nos damos un homenaje culinario, nuestro andar cansino nos conduce a bellos recovecos de la ciudad. Más albergue, y más peregrinos menos anónimos y más compañeros de viaje, algunas bajas por lesión, otras incorporaciones porque tal vez pararon una etapa a descansar y decenas de historias particulares. Cura gracias a voluntarios de la Cruz Roja que tienen instalada una clínica ambulante de fisioterapia a cambio de la voluntad, lo más parecido a lo que debió ser en tiempos un hospital de peregrinos. Además de cuidados, consejos e ideas, la mejor, la de tomarse la ruta con calma y observando las pequeñas cosas para disfrutarla de verdad.
Nuevo amanecer y nueva etapa mochila al hombro, pies que parecen pedir a gritos no ser calzados en las botas, dolor en las piernas… pero amanecer fresco y pausado atravesando pueblos medievales en silencio sólo roto por el ruido de los bastones y muchos ¡Buen camino!
Ascensión hacia el monasterio de Irache , muy próximo a una de “esas cosas” que se han aprovechado de su cercanía al camino para ser conocidas: la “fuente del vino” de Bodegas Ireche, en donde el peregrino puede calmar la sed. No son horas así que proseguimos hacia Villamayor de Monjardín, con iglesia del XII. El paisaje ha cambiado, atrás dejamos la montaña y los bosques frondosos y cada vez hay más viñedo y cereal, entre esos cultivos poco a poco llegamos hasta nuestra próxima parada: Los Arcos, bonito pueblo con claustro gótico de mención. Aquí, nuevo momento de asimilación de que el camino tiene algo… especial. En esta ocasión nos alojamos en un albergue llevado por amigos del Camino extranjeros, los cuales nos prepararon un recibimiento poco menos que surrealista: coreanos vestidos de pseudomedievales exprimiendo limones, una abuela irlandesa repartiendo vasos para una caipiriña, un enorme teutón invitando a todos a participar en la fiesta de bienvenida… curioso cuando menos. Y por supuesto, ronquidos, pero no vulgares ronquidos, sino los exabruptos de un roncador profesional con el que tuvimos suerte de compartir habitación, cómo no serían que hubo quien prefirió dormir a la intemperie a media noche….
Y otro amanecer más, camino esta vez hacia Logroño, pasando por Sansol y sobre todo por Torres del Rio, con su peculiar iglesia octogonal del Santo Sepulcro que bien merece parada, sello e instantánea, y desde ahí entre viñas y cereales… llegamos hasta Viana, y sin pensar parar allí, el pueblo nos atrapa por su monumentalidad y allí decidimos echar el ancla, con pena, somos conscientes que la próxima será nuestra última etapa. De hecho, tan corta hasta llegar a Logroño que ni tan siquiera lo es, pero hay que regresar a la realidad, a Madrid. Al cruzar el Ebro en la capital riojana, nudo en la garganta y ganas irrefrenables de seguir buscando flechas amarillas, hitos con la concha… pero debemos regresar… el año próximo, prometido.
Fotos y texto
Mariángeles Ruiz Granados
HITOS DEL CAMINO DE SANTIAGO. SAN JUAN DE ORTEGA
En la provincia de Burgos, muy cerca de su capital y también, de Atapuerca, se encuentra el monasterio de San Juan de Ortega.
En él se venera la memoria de uno de los grandes santos constructores (patrón de aparejadores) que, nacido en el seno de una familia noble, seguirá a Santo Domingo de la Calzada, colaborando con él en la realización de vías y puentes para facilitar el tránsito a los peregrinos del Camino de Santiago a su paso por las localidades entre Logroño y Burgos.
En 1111 viajó en peregrinación a Tierra Santa, en donde se comienza a extender su fama milagrera, fundando a su vuelta un albergue y capilla de San Nicolás en los siempre peligrosos Montes de Oca. Para ello contó con el apoyo real (que tanto le interesaba el camino tanto en lo económico como en lo político o cultural) la reina doña Urraca y su hijo Alfonso VII, de quien fue confesor y consejero, y que le otorgaron numerosas donaciones.
Tras su muerte, en torno a 1163; su fama milagrera crecerá, siendo un punto esencial del camino
De todo el conjunto el elemento más representativo es la iglesia, en transición entre el románico y el gótico.
De naves muy cortas destaca una gigantesca cabecera de tres ábsides y gran transepto (románico en sus partes bajas y ya gótico en las superiores pasando por un cuerpo intermedio de filiaciones cistercienses) a la que se van añadiendo unos nuevos tramos a los pies de origen tardomedieval.
Es bellísima toda su decoración escultórica en la que podemos encontrar varias fases, desde una claramente románica a otra de transición
Precisamente en el último capitel, ya en vías hacia lo gótico, se produce el famoso milagro de la luz, en donde un rayo ilumina la figura durante el solsticio de verano, una técnica repetida desde el antiguo Egipto (Abu Simbel) y que nos habla de la continuidad de ciertas cuestiones arquitectónicas relacionadas con los conocimientos esotéricos (aquellos que se escapaban del vulgo) y que tanta importancia tuvieron en la Edad Media (desde este tipo de milagros al juego de la oca del que ya hablamos, los laberintos góticos…). Toda una gran cantidad de conocimientos que se reservaban a una élite capaz de asimilarlos y utilizarlos correctamente y que sólo se mostraban al pueblo en sus dosis justas, perfectamente calculadas para transmitir un mensaje que (aunque simple) no tuviera posibilidad de equivocación
Junto a la iglesia se abre un amplio conjunto que une funciones conventuales con albergue de peregrinos. Los edificios, en proceso de restauración corresponde a varias épocas, como podéis comprobar en las fotos
Merece especial atención el sepulcro del Santo, también románico final, de excelente labra
CUANDO SE INVENTARON EL CAMINO. LAS TRES VIDAS DE SANTIAGO
Santiago. Santa María de Tera (Zamora)
Es la imagen más temprana de Santiago como peregrino
La propia Iglesia actual reconoce que Santiago no estuvo aquí. Sin embargo permite su culto, así como su nombramiento como patrón oficial de España. Por eso, precisamente hoy, que es fiesta gracias a él, vamos a contar su historia, una de las más fascinantes de todo el santoral cristiano, tan falsa históricamente como bella y, sobre todo, muy aleccionadora para entender ciertos sucesos que ocurren en la vida.
Santiago, el menor, aquel que Cristo prefería entre todos sus discípulos (pues sería su hermano pequeño, según los Apócrifos) y en las representaciones de la Última Cena aparece dormido junto al Señor (no es Magdalena, no os dejéis engañar por El Código Da Vinci), vino a Península y durante casi tres años predicó en nuestras tierras sin demasiado éxito, pues sólo consiguió 7 adeptos, aunque se le apareció, en Zaragoza, la Virgen sobre un Pilar (origen de esta advocación), consolándole con una frase un tanto misteriosa: Lo que no conseguiste en vida, lo harás tras la muerte.
Tras ello volvió a Palestina en donde se enfrentó con un famoso mago de la zona, al que consiguió convertir. Tras varias peripecias más, en el año 44, Herodes Agripa lo mandó prender y ordenó que le cortaran la cabeza.
Ribalta. Martirio de Santiago.
Aquí comenzó la segunda vida de Santiago. Unos discípulos le embarcaron en una barca de piedra que sin remos ni vela, pero empujado por los ángeles que, con sus solas fuerzas celestiales, afrontaron la arriesgada travesía de todo el Mediterráneo hasta las columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar), remontar el Atlántico y llegar al fin a un rincón escondido de una ría gallega, anudando la barca a un gran pedron (Padrón, donde los pimientos).
Se encontraron entonces con un terrible personaje, la reina Lupa, que les ofreció un carro tirado por toros salvajes que, milagrosamente y ante el signo de la cruz que les hicieron en la testa, se volvieron mansos como bueyes.
Anduvieron con su santa carga hasta el mismo centro del palacio, de donde nadie fue capaz de moverlos. Allí mismo lo enterraron ante la reina que había quedado enmudecida por el prodigio.
Tumba actual de Santiago
Después la historia descansó nueve siglos, sin que nadie supiera de aquellos sagrados restos, hasta que una noche de verano del año 813 el eremita Pelayo observó resplandores (ahora las llamamos estrellas fugaces, y pedimos un deseo) y cánticos celestiales en el lugar. (De ahí los de Campo setellae o Compostela).
Aquí comenzó la tercera vida del santo, su verdadera reinvención. Los hechos se sucedieron muy deprisa, apoyados en la mentalidad religiosa medieval pero también los cálculos políticos y económicos de los reyes españoles y la orden de Cluny, íntimamente unida al papado
El eremita advirtió al obispo de Iria Flavia, Teodomiro, quien después de apartar la maleza descubrió los restos y ¡los atribuyó sin duda alguna al apóstol que llevaba 800 años en silencio!
Tras ello fue informado el Rey Alfonso II, el Casto, aconsejado por el famoso Beato de Liébana que, curiosamente, unos años antes había dedicado sus horas a creación de himno en honor a Santiago
Toda una amplia comitiva acudió entonces al lugar y proclamó al apóstol Santiago patrono del reino, edificando allí un santuario que más tarde llegaría a ser la Catedral.
Ribalta. Descubrimiento (invención) del cuerpo de Santiago
Por favor observad la cara del rey Alfonso II
Era entonces los finales del siglo IX, y el reino Astur se encontraba empeñado en una guerra contra los musulmanes que luego llamarían Reconquista. Los islámicos tenían ya su concepto de guerra santa y un lugar de peregrinación: La Meca.
Pero a veces ocurren cosas (o simplemente se inventan) que cambian las situaciones más torcidas, y Ramiro I se enfrentaba con bastante poco éxito a los musulmanes de Abderramán II en la batalla de Clavijo cuando un jinete sobre un caballo blanco hizo virar el rumbo de la batalla. Al terminar ésta con la victoria cristiana, todos los vencedores quedaron estupefactos al ver a aquel misterioso caballero levitando por los cielos. ¡Era Santiago, desde entonces apodado el Matamoros!
Ribalta. Santiago Matamoros
A partir del siglo XI el Camino tuvo un fuerte impulso regio. Los reyes navarros (Sancho III el Mayor) y luego castellanos y leoneses (Fernando I, Alfonso VI) vieron los beneficios tanto económicos (el camino se convirtió en una gran vía de comercio que fue acabando con el feudalismo anterior) como ideológico (tanto en su acercamiento a Europa como para su lucha contra los cristianos, que en el fondo era lo mismo). Aparecerán así numerosos barrios francos (aunque no fueran exclusivamente franceses)
El otro gran interesado por el Camino será la orden de Cluny, que vio en él el lugar perfecto para expandir la nueva reforma del Papa Gregorio (reforma gregoriana, que se desarrolló a la vez que el románico). Desde su sede central en Francia la orden de Cluny comenzó a crear monasterios, hospederías, hospitales y todo tipo de infraestructuras para los peregrinos mientras el papado daba indulgencia plenaria (el perdón de todos los pecados) a los mismos. Si a esto le añadimos el culto a la reliquias (huesos y recuerdos divinos y de santos) de los que estará plagado el Camino, podemos entender su auge extraordinario de verdaderas multitudes hacia Santiago que tanto influyó en nuestro arte como en nuestra economía
Reliquia (obviamente falsa) de las herraduras del caballo de Santiago en las batallas de las Navas de Tolosa (1212)
Y, como dicen los cuentos, colorín, colorado, aunque este cuento no se ha acabado y todavía volveremos al tema con miles de cosas más, desde los celtas al camino de las estrellas, las reliquias falsas y verdaderas, la primera guía de viaje de la historia, los milagros de una gallina que canta tras ser cocida, los templarios, la picaresca o el propio nieto de Noé, Túbal.
Para saber más de su iconografía
Vicente Camarasa
Si os habéis fijado muchos de los cuadros pertenecen al mismo autor, Ribalta. Es un pintor valenciano de principio del siglo XVII (acaso el maestro de Ribera) que introduce las formas de Caravaggio. Todas pertenecen al retablo de Santiago de la iglesia parroquial de Algemesí (Valencia), sumamente importante por su calidad artística, pero mucho más por ser el lugar en donde nació mi padre, pues eso está por encima de cualquier arte.
UNA FOTOGALERÍA ENLAZADA DEL CAMINO DE SANTIAGO
ELCAMINO DE SANTIAGO ES EL JUEGO DE LA OCA
Por favor, antes de seguir leyendo os pido que busquéis un juego de la oca; seguro que en casa hay alguno.
Cogedlo o buscarlo en Internet y fijaros un poco en él. ¿Qué veis? Seguro que un juego que os recordará vuestra más tierna infancia. Algo demasiado sencillo para seguir jugando cuando se tienen más años. Demasiado azaroso, ¿verdad? No se puede planificar ninguna estrategia y todo depende de la suerte de los dados.
Pero fijaros un poco más. Todas las casillas están dibujadas con distintos motivos, pero seguro que, sea el modelo que sea, habrá de cuando en cuando una oca pues, ya sabéis, de oca a oca y tiro porque me toca, ya que a veces caer en un cierto lugar (por puro azar) nos ayuda a comprender ciertas cosas que nos hacen avanzar en la vida.
También podréis encontrar en vuestro juego puentes que os llevan de uno a otro o dados, que hacen lo mismo. Ocurre que, a menudo, la vida no avanza en línea recta y unas veces avanzamos mucho de golpe y, otras (por miedos, por azares, por pura nostalgia), parece como si retrocediésemos.
¿Encontráis la posada? Si caíais allí perdiáis un turno, pues el descanso excesivo, la pereza o la falta de ganas nos hacen perder el ritmo de los demás. Tened cuidado.
Preocuparos también si caéis en la cárcel (se pierden tres turnos, casi una vida entera para aquel que intenta avanzar utilizando medios ilícitos), o en el laberinto, que no es otra cosa que vuestro propio interior, nuestros miedos, complejos y comeduras de coco que nos hacen volver sobre nuestros pasos y retroceder hasta la casilla 30. Y si os toca la muerte, ya sabéis, no os eliminan, sino que os obligan a empezar desde el principio, como si la vida fuera un círculo eterno (¿os suena de algo eso del eterno retorno?)
Tras todas estas peripecias quizás lleguéis hasta la oca final, aunque recordad que hay que realizar la tirada justa, pues si os sobran puntos os tenéis que contar hacia atrás, ya que todo en la vida tiene que pasar en su momento justo y tan malo es pasarse como pecar por defecto y no llegar.
A estas alturas, los que aún sigan leyendo estarán pensando: Se le ha ido la olla… más de lo normal.
Puede que sí… o tal vez no, pues es una interpretación muchas veces repetida que el juego de la Oca fuera, simplemente, un juego simbólico que obligaría al jugador a ver la vida de un solo golpe, conociendo así todos los peligros (pero también las oportunidades). Un juego de la Vida que enseñaría a reflexiones como las que os acabo de hacer o, pensando sobre ellas, a conclusiones mucho más profundas.
Esto puede ser cierto o no, aunque por lo menos, como dicen los italianos, está bien contado, suena bien la teoría. Pero, ¿qué tiene que ver con el Camino de Santiago?
¿Recordáis las marcas de cantería que se ponían sobre los sillares románicos?
Pues fijaros en estas dos.
Como veis la primera recuerda a un caracol o a la propia estructura general (en forma espiral) del juego de la oca. La segunda parece clara: es la marca que dejan las patas de una oca, uno de los animales sagrados desde la Antigüedad.
Los dos símbolos son sumamente habituales en el Camino de Santiago, especialmente en las iglesias templarias de las que ya se hablará en otro artículo. Por el momento nos bastaría con saber que esta orden fue creada para guardar los Santos Lugares (especialmente Jerusalén), aunque resulta un tanto sospechoso que precisamente fuera en el Camino de Santiago en donde tuvieran grandes posesiones.
Castillo templario de Ponferrada. Camino de Santiago
Según algunas teorías estos templarios eran mucho más que simples monjes guerreros, y su permanencia durante años en Jerusalén les había ayudado a conocer gran cantidad de tradiciones y conocimientos que vendrían desde la más lejana antigüedad (el mundo egipcio, el mesopotámico, incluso el propio pensamiento islámico, aunque estos fueran sus enemigos)
Todo este conocimiento era su gran tesoro. Pues el conocer es, en el fondo, la gran fuente de poder, y ya sabéis cuánto daño puede hacer quien tiene el poder. Por tanto, tradicionalmente, el conocimiento se ha ocultado bajo símbolos y metáforas, para que sólo fuera descubierto por aquellos que se esfuerzan y lo merecen. El que quiera saber que investigue, piense, busque tanto en el mundo como en su propio interior.
Por eso esconder toda esta enseñanza de la vida en algo tan simple como un puro juego infantil. Una idea verdaderamente brillante de tan evidente. ¿Quién se va a fijar en un simple entretenimiento? Sólo loss iniciados que buscaban algo más en la peregrinación que la simple indulgencia plenaria (el perdón total de los pecados).
Porque, y esto os lo dirá cualquiera que haya hecho el Camino de Santiago o, al menos una parte de él, el Camino es algo más que andar, ver iglesias y tener unas terribles ampollas en los pies. Es sobre todo un camino interior. El esfuerzo, el andar (tanto en soledad para poder pensar como en compañía de gente distinta a la habitual) te ayuda a comprender cosas de ti mismo. Por eso sigue siendo tan sumamente popular aún hoy, en donde la religión cada vez tiene menos espacio. No hace falta fe para hacerlo, pues en el fondo el Camino de Santiago es una experiencia, un reto, y ya sabéis que, cuando se sube una montaña, el esfuerzo sirve para (desde la cumbre) podamos ver cosas que no nos podíamos imaginar desde el pie de la montaña.
Este es el verdadero sentido que tiene el Camino, o al menos así lo piensan, entre otros tantos, Bernardo Atxaga en Obabakoak (un libro que os recomiendo no sólo por esto sino por su calidad), Sánchez Dragó en su mejor obra, que no es precisamente una novela (Gárgoris y Habidis) y sobre todo Matilde Asensi en una novela histórica fantástica y sumamente fácil de leer, Iacobus También podéis saber más cosas sobre el juego de la oca en
http://logiaitaca.bligoo.com/content/view/104068/La_Magia_del_Juego_de_la_Oca.htm l
Y antes de terminar, una pequeña observación.
¿No os habéis fijado que en este artículo he preguntado una y otra vez? ¿Sabéis por qué?
¿Os acordáis de Sócrates y su método? Cuando quería que sus alumnos aprendieran más que enseñarles les preguntaba, una y otra vez, pues muchas más veces de lo que creemos los conocimientos los llevamos dentro y sólo necesitamos que alguien nos plantee las preguntas correctas para que podamos sacarlos al exterior y, entonces, darnos cuenta verdaderamente de las cosas. Pensad en ello, por favor.
UNA FOTOGALERÍA ENLAZADA DEL CAMINO DE SANTIAGO
Vicente Camarasa