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LA DINASTÍA DE ARQUITECTOS SEVILLANOS DE LOS FIGUEROA. EL BARROCO PLENO (TERCERA PARTE) EL PALACIO DE SAN TELMO Y LA CAPILLA DE SANTA CATALINA

 

Tan sólo durante la primera década del Siglo XVIII, trabajó en la construcción de las tres iglesias barrocas más grandes de Sevilla (La Magdalena El Salvador y San Luis), y al mismo tiempo planificó y concluyó el Convento de San Acasio (ya no existe), la iglesia "doble" de San Antonio Abad, la Capilla de Montserrat, y docenas de casas y palacios privados.

A partir de los años veinte del Siglo XVIII recibe cada vez más apoyo por sus hijos Matías de Figueroa (1698 - 1765) y Ambrosio de Figueroa (1700 - 1775), ambos también arquitectos destacados. Más tarde, su nieto Antonio Matías de Figueroa (* 1734) seguiría el mismo camino. Era toda una dinastía de arquitectos que crearon la nueva Sevilla barroca y también construyeron muchos edificios en los alrededores. Para Andalucía fueron tan importantes como los cinco de los Churriguera para el Barroco en Castilla.

Al analizar la última fase de la obra arquitectónica de Leonardo de Figueroa, a veces resulta difícil decir si los planes son suyos o ya trazados por sus hijos. En algunos casos parece que los planes son todavía del padre, mientras que la realización práctica ya fue supervisada por los hijos Matías y Ambrosio. Además hay que tener en cuenta que el estado de salud de Leonardo estaba tan mal que dictó ya un primer testamento en 1722

Sólo un año antes había empezado a dirigir su Opus Magnum - uno de los pocos edificios profanos emblemáticos en la lista de sus obras: el Palacio de San Telmo (1721 - 1736), construído en su tiempo como Universidad para Mareantes. En el Siglo XIX se convirtió en la residencia de miembros de la familia real (los Duques de Montpensier) y hoy es el palacio del Presidente de la Región autónoma de Andalucía. También en la construcción de ese gran conjunto de cuatro alas, Figueroa emplea la combinación de ladrillos rojizos con piedra de color albero.

 

 

 

El palacio cuya fachada principal mira hacia la orilla del Guadalquivir tiene dos plantas, sólo las cuatro torres en las esquinas y el portal tienen tres. Con ese portal soberbio, los Figueroa han regalado un monumento a su ciudad  Sevilla, cuyas figuras aparecen como si fueran acompañadas por una marcha triunfal barroca - un monumento que celebra y demuestra - como El Salvador y San Luis - el renacer de la "Reina del Océano" (Fernando de Herrera elogiando Sevilla). Se puede descubrir todo un catálogo de símbolos de la navegación y la náutica en la fachada del Palacio de San Telmo. El balcón central, semicircular, evoca la proa de un barco y los cuatro atlantes que lo apoyan tienen el aspecto de dioses de los mares. Estando directamente debajo, parece como si esas esculturas llenas de movimiento se cayeran encima de los que entran. (Un análisis de esta portada lo tenéis aquí)

 

 

 

Toda la fachada está llena de dinamismo barroco: los atlantes a punto de saltar o caer, las volutas y formas retorcidas, las columnas con dibujo de ondas marinas. Encima de la entrada flanqueada por columnas dóricas se encuentra el balcón, a su vez enmarcado por tres columnas jónicas a la izquierda y otras tres a la derecha, acompañadas por estatuas que representan alegóricamente las artes y ciencias. En la planta más alta del portal, atrayendo todas las miradas, está la estatua de San Telmo debajo de un arco oval y delante de un fondo de cielo azul mirando hacia el Guadalquivir, aquel río por el que tanta riqueza de otros continentes había sido transportado a Sevilla.

Leonardo de Figueroa ha creado un portal que se eleva como un arco de triunfo de blancura resplandeciente en las orillas del río. En esa obra maestra colaboraron los mismos artistas que en la decoración de San Luis, sobre todo el escultor Duque Cornejo, autor de las estatuas del portal

 

 

 

Al mismo tiempo, paralelamente con las obras de la fase final de San Telmo, Figueroa y sus hijos planificaron y realizaron un edificio mucho más pequeño, pero genial: la Capilla Sacramental para la Iglesia de Santa Catalina. Tiene una pequeña cúpula octogonal, muy elegante, que termina en una especie de torrecita esbelta cuya forma es parecida a una escalera de caracol. En el interior nos sentimos como en una gruta de las maravillas. Reina la idea del horror vacui: hay una decoración desbordante que no deja un centímetro libre, un sinfín de formas y colores, dominando el brillo de oro y miles de angelitos y angelotes. También resulta espectacular la dirección de la luz que produce efectos teatrales, iluminando  detalles distintos en cada hora del día

 

 

Leonardo de Figueroa dijo que esa Capilla después de terminarla "iba a ser quizás la mejor de la ciudad". Pero el arquitecto mismo no pudo ver su obra acabada, porque murió en el año 1730. Sus hijos Matías y Ambrosio concluyeron ese proyecto y planificaron otros nuevos. Matías sigue una línea más neoclásica (Iglesia de San Jacinto en Triana, hacia 1760), mientras que Ambrosio se inclinó más hacia el estilo rococó (Capilla del Cristo de los Desamparados). La familia de los Figueroa ha dominado durante un siglo (1670 - 1770) la arquitectura de Sevilla, regalando nuevo orgullo a la metrópoli del arte del imperio español después de la catástrofe apocalíptica de la peste. Hasta hoy su Barroco imponente es algo característico en el paisaje urbanístico de la capital andaluza y ejerció bastante influencia en los Virreinatos americanos al otro lado del Atlántico. Si hablamos de arquitectura, no es exagerado decir: Barroco Sevillano es principalmente Barroco Figueroano.

 

Aquí puedes encontrar

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la primera parte

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La segunda parte

 


 

Recomendaciones y enlaces:

 

Recomendamos el libro "Leonardo de Figueroa - una nueva visión de un viejo maestro" de Jesús Rivas Carmona (Colección Arte Hispalense, Tomo 63)

 

http://www.islamyal-andalus.org
http://www.upo.es/
 

 

 

Berthold Volberg

1 comentario

Susana -

!Buaaaaaa! !Quiero ir a Sevilla!
No la conozco, pero como en ese cuento oriental que nos cuenta como entre dos amigos el que no salió de su pueblo pero llevaba años leyendo conocía mas que el que acababa de retornar de un largo viaje por el mundo... cuando vaya voy a pensar que yo ya había estado allí.
Gracias profe por regalarnos estos maravillosos viajes.