SINGER SARGENT. UN REALISTA CON MUCHO PASADO VELAZQUEÑO
Nacido en Florencia, aunque de padres estadounidenses, pasó gran parte de su vida en Europa.
Su vida activa se correspondió con las grandes revoluciones pictóricas de impresionistas, postimpresionistas, fauvistas, cubistas, expresionistas o de las primeras abstracciones.
Sin embargo el pintor se sintió completamente ajeno a ellas y practicó un estilo realista (aunque sin ningún componente crítico) siendo el retrato su actividad favorita.
Con estas características podemos entender cuáles serán sus principales clientes, miembros de la burguesía acomodada que buscaban una representatividad sin ningún tipo de investigación (o problemas) visuales, curiosamente algo parecido a lo que sucediera en la segunda mitad del Quattrocento italiano en donde la burguesía enriquecida renegó un tanto de los grandes maestros investigadores (Ucello, Castagno, Piero Della Francesca) y buscó un estilo menos novedoso pero más dulce (Guirlandaio, Lippi. Perusino…)
Su técnica, sin embargo, está fuera de dudas. Su capacidad para las texturas, la penetración psicológica o el espacio es fantástica y entronca con los grandes clásicos.
Pues la obra de Sangert es un paseo por el gran barroco.
Fijaros así la postura elegante, la suavidad de la luz, la pincelada deshecha que vuelve vaporoso el fondo tomada de Van Dyck
Mrs Hugo Hammersley
O de un lejano discípulo de Van Dyck, Gainsborough, el gran retratista del XVIII ingles
Pauline Astor
Recogió ideas de sus contemporáneos más cercanos, desde Delacroix y sus odaliscas
Almina Daughter
A Courbet (aunque quitándole toda su carga polémica)
En los olivos
E incluso Manet
El Jaleo
Stevenson (inspirado en el Malarmé de Manet)
Haciendo incluso incursiones en los modos simbolistas
Ellen Ferry at Lady Macbeth
Isabella Stewart Gardner
O lejanamente impresionistas
Paul Helleu Sketching
Sin embargo su influencia más duradera (y que mejores obras le hizo producir) es la velazqueña.
Robert Louis Stevenson and His Wife (Fijaros en el espacio con su puerta, tan velazqueño, como la alfombra, una réplica de la de Túnica de José, la pincelada suelta)
Ahora tenemos la oportunidad de ver esta influencia en el propio Prado gracias a su obra Las hijas de Edward Darley Boit, inspirada en unas Meninas que copió durante un tiempo en el propio museo (y ante la que se confrontará durante unos días) .
De ellas saldrán muchas posiciones (mirad los pies en compás), la gran percepción del espacio matizado por el claroscuro, los biombos visuales que recortan la escena llena de aire (en los que se encuentra sin decirlo la idea del espacio doble de las Hilanderas), con una solo aparente idea de cotidianeidad (en los gestos) que se desmiente por el enorme trabajo de composición.
Lo que no es velazqueño es el maravilloso tono azul que sirve para armonizar toda la escena o sus maravillosos blancos que rompen la entonación general para actuar como manchas, pozos de luz, que nos hacen recorrer la escena (al modo de los rojos en las Meninas) de forma curva.
La composición también resulta más audaz de lo habitual, jugando con la tensión de llenos y vacíos que hace del espacio una hija más del cuadro (con los dos grandes jarrones equilibrando lo que se nos marcha irresistiblemente hacia la izquierda para anclar el aire y hacerlo presente)
Todas la imágenes tomadas de
http://commons.wikimedia.org/wiki/John_Singer_Sargent
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