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sdelbiombo. Una mirada artística al mundo

Alcalá de Henares y sureste Madrid

LOECHES. LA ÚLTIMA MORADA DEL CONDE DUQUE DE OLIVARES CON SORPRESA FINAL

No puedo evitarlo. Al pensar en el Conde duque, la primera imagen que me viene a la cabeza es el retrato que le hizo Velázquez en 1634, soberbio y pagado de sí mismo, sobre su montura y con su bastón de mando, dirigiendo una batalla inexistente sobre el fondo de montañas del Guadarrama. Lo imagino así, como la encarnación del poder sin límites, mezquino y rencoroso. El verdadero reverso tenebroso de la fuerza.

 

(Por cierto, nunca nadie me ha llegado a explicar convincentemente es por qué Velázquez  - que tanto le debía en su carrera cortesana - nos lo mostró de esta manera tan cruel, resaltando su espalda curvada - su chepa, vamos - esa mirada perversa del que se sabe intocable)

 

 

El Conde duque de Olivares por Velázquez

Tomada de http://es.wikipedia.org/wiki/Conde-Duque_de_Olivares

 

Sin embargo, y siendo objetivo, tengo que reconocer que el Conde-duque fue, tanto en lo personal como en lo político, una figura histórica de mucho más relieve que esta simple apreciación.

Si se lee la biografía que escribió Elliott sobre él (verdaderamente alucinante), nos encontramos con un político de altas miras que, ante todo, quiso volver a recuperar la fuerza de un imperio que ya se encontraba en claro declive. Quiso, también, reorganizar la política interior, intentando hacer colaborar a las arcas reales a los reinos de la periferia que apenas si contribuían a un Imperio casi exclusivamente apoyado en los hombros de Castilla (esta fue la famosa Unión de Armas, que luego tantos conflictos traería a partir de 1640).

En cuanto a lo personal, y aunque son ciertos su soberbia, sus cambios bruscos de carácter o su falta de escrúpulos a la hora de eliminar a sus enemigos (que confundía sistemáticamente con los de España), también lo es su trabajo incansable a favor de un rey (políticamente) tan mediocre como Felipe IV o su profunda lealtad.

Quizás por ello sería más justo recordarle como lo volvió a pintar Velázquez en 1637-38, mucho más contenido y humano, con esos maravillosos negros que sabía utilizar como nadie en la historia del arte el maestro sevillano

 

 Velázquez. El Conde Duque

Tomada de http://es.wikipedia.org/wiki/Conde-Duque_de_Olivares

 

En ella nos encontramos al político sagaz y también al hombre, a estas alturas cada vez más cansado por sus múltiples enfermedades y cercano ya a la depresión que le atacará intermitentemente en sus últimos años.

Para entonces su política iba demostrándose cada vez más ineficiente y poco a poco a los problemas externos (Guerra de los Treinta Años) se unirán los internos (rebeliones de Portugal, Cataluña, Andalucía, Aragón, Nápoles…) hasta provocar su destitución en 1643.

Esto provocó una rapidísima cadena de reacciones por parte de sus enemigos que consiguen que sea desterrado a Toro.

Allí residirá hasta su muerte. Dos años en los que la depresión se agravó y desembocó en locura. Quizás no pudo aguantar caer desde tan alto y ser un simple mortal cuando había dominado durante tantos años el mayor Imperio del momento.

 

Sin embargo, aún muerto, volvió a provocar la polémica. Su cuerpo fue expuesto vestido con grandeza mientras se esperaba el permiso real para poder trasladarlo hasta Loeches, lugar que había adquirido en 1633 y donde había mandado construir un gran monasterio-palacio para su futuro enterramiento.

Así pasaron tres días, y luego varios más en la tétrica procesión que atravesó toda Castilla. Su cuerpo se fue poco a poco descomponiendo pese a los cuidados de los embalsamadores, y aún lo haría más cuando esperó a las mismas puertas de Madrid la llegada de los restos mortales de su hija, enterrada en Santo Tomás y exhumada ahora para ser enterrada en el panteón familiar. Una verdadera vanitas barroca como las que pintara Valdés Leal.

 

Valdes Leal. Finis Gloriae Mundi. Iglesia de la Caridad. Sevilla

Tomada de

http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:Finis_gloriae_mundi_from_Juan_Valdez_Leal.jpg

 

Mientras esperaba, cuentan las crónicas, una gran tempestad se produjo sobre la capital y un rayo vengativo destruyó una torre de una iglesia, como si el espíritu de Olivares se rebelara contra su destino, se dijo en los corrillos de los mentideros de la Villa.

 

Ahora su memoria descansa en este pueblo del sureste de la Comunidad de Madrid, a menos de media hora de la capital.

Se trata de un gran conjunto arquitectónico del que queda un resto del palacio (en parte ocupado en la actualidad por un Colegio público), un monasterio de ladrillo de madres dominicas, cuyos terrenos ocupan medio pueblo, y una gran iglesia barroca dedicada a la Inmaculada.

 

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Foto del Palacio e iglesia monasterio

 

La iglesia tiene una portada muy parecida a la Encarnación de Madrid, pues sus planos fueron realizados por el mismo arquitecto, fray Alberto de la Madre de Dios.

 

Iglesia del convento. Loeches

 

El interior, diseñado por Gómez de Mora (el mismo que realizó la Plaza Mayor), consta de una sola nave muy amplia, con cruz latina de brazos cortos, bóveda de cañón con lunetos (los triángulos) y una gran cúpula encamonada (una bóveda falsa, realizada en yeso y madera en vez de piedra), muy típica de la arquitectura barroca española, siempre pendiente de las apariencias pero cada vez más arruinada.

 

 Interior de la iglesia

 

Toda su decoración interior se ha perdido y las pinturas actuales son modernas, pero aún nos queda una sorpresa final en el recorrido. Si nos acercamos a un lateral del convento, un cartel nos informa que para visitar la iglesia y el panteón bajemos unas escaleras y busquemos a Francisca.

Acompañados por ella podremos franquear las puertas del recinto y nos encontraremos, nada más entrar, con un gran panteón, idéntico al del Escorial construido por ¡la familia de Alba!, en donde incluso se encuentra ya ubicado la futura morada de la actual duquesa, entre los restos de sus dos maridos.

Ante la sorpresa, Francisca nos explica que el Conde duque murió sin descendencia legítima y sus títulos fueron a parar a la familia de Alba (la que mayor cantidad de títulos nobiliarios atesora en la actualidad). Luego nos indica un lateral en donde se encuentra la lápida del Conde duque y su mujer.

 

Enterramiento del Conde duque en Loeches

 

El hombre más poderoso del siglo XVII ahora yace en un lugar que muy pocos suelen visitar, emparentado (por el linaje de su mujer, Inés de Zúñiga) con los afamados Alba que todos los años, en el mes de mayo, visitan la capilla entre un terremoto de paparazzi. Toda una lección de humildad que la Historia, a veces, nos enseña con sus complicados cambios de rumbo y fortuna.

 

Qué frágil es el poder, ¿verdad? Deberíamos tenerlo en cuenta para no dejarnos cegar por su posesión y utilizarlo en beneficio de los demás no en el engrandecimiento del propio ego.

 

 UNA RUTA TURÍSTICA DESDE AQUÍ 

 

UNA FOTOGALERÍA ENLAZADA DE GÓMEZ DE MORA Y LA ARQUITECTURA DE LA PRIMERA MITAD DEL XVII

Vicente Camarasa

 

ALCALÁ DE HENARES. UN TEATRO DE CUATRO SIGLOS DE HISTORIA

 

En la misma plaza de Cervantes, bajo los soportales que constituyeron el final de la ciudad hasta que Cisneros decidiera crear su Universidad, se produjo una verdadera sorpresa, no ha muchos años.

En lo que todos los alcalaínos recordaban como cine, tras muchos años de estar cerrado, un grupo de arqueólogo descubrieron un teatro único que había sido, patio de vecinos primero, corral de comedias en el XVII, y más tarde teatro romántico antes de convertirse en cine.

El problema se planteó a la hora de restaurarlo. ¿Con qué periodo quedarse? La solución la encontró Peridis (alguno lo conocerá más por sus chistes gráficos o su programa de románico pero es un excelente arquitecto). Con una actuación que tiene algo de magia logró que el recinto conservara toda su memoria, dejando elementos de todos los periodos con una sensibilidad increíble para unificarlo todo en un ambiente magistral.

 

De todo ello (claro) a mi lo que más me fascinó fue el corral de comedias del siglo XVII. De él se conserva el suelo empedrado en donde se colocaban los mosqueteros (las clases más bajas, quizás en la época el joven Quevedo estudiante), el pozo y una parte del escenario. Ahora han colocado en él una de las máquinas de efectos especiales que usó tanto el barroco. Esa especie de rollo blanco (de lienzo) movido por una manivela, conseguía un perfecto sonido de viento

 

 

 

General

 

Detrás de las puertas que están bajo el escenario se encontraba la tramoya de la que aún se conservan un juego de poleas para hacer volar a los personajes por el cielo del teatro, y otra máquina, esta vez de tormenta de granizo. Es el tonel, que está lleno de piedras, y al girarlo el sonido es idéntico a la tormenta que tuvimos hace un tiempo.

 

Máquinaria en parte baja

 

Pero aún hay más, y en la parte trasera del espacio, se encontraba la cazuela. El lugar destinado a las mujeres. Imaginaros. Ellas vestidas con sus enormes guardainfantes (como los de las Meninas), recolocadas por un llamado empujador. Desde allí ellas miraban la obra y lo que no era teatro, e intentaban ligar tirándole frutos secos y frutas escarchadas a los galanes del piso bajo. Como no podía salir de allí (y como tampoco había servicio de mujeres en los edificios públicos), ¿os imagináis cómo hacían sus necesidades? Sólo os doy dos pistas: el suelo de la cazuela estaba agujereado y los mosqueteros de abajo (por eso les llamaban así) nunca se quitan el sombrero.

 

La cazuela

 

Un piso más arriba comenzaban los secretos. Conducidos por pasillos como los que podéis ver en esta foto

 

Galería superior hacia aposentos

 

se llegaba a los aposentos. Estos eran habitaciones cerradas (y normalmente protegidas por celosías) en donde se escondían las personas principales que querían ver sin ser vistos.

 

Aposentos

 

Como veis toda una (nueva) excursión al siglo de oro que nos regala Alcalá y, lo que es más raro, aún se encuentra en funcionamiento, siendo utilizada muy a menudo para representar teatro barroco

 

Si queréis saber más sobre los corrales de comedias, Pérez Reverte los describe maravillosamente en el primer libro del Capitán Alatriste. De una manera más sencilla yo también intenté hacerlo en el Señor del Biombo.

 

También podéis saber más cosas en

http://www.corraldealcala.com

 

http://aix1.uottawa.ca/%7Ejmruano/Corral.html (Sobre el Corral del Príncipe en Madrid. Su reconstrucción en 3D de lo que fuera el edificio barroco)

 

Vicente Camarasa

 

CAMPO REAL ES ALGO MÁS QUE ACEITUNAS. NUESTRA SEÑORA DEL CASTILLO

 

Cuando me preguntan en donde trabajo suelo decir en el SIES de Campo Real, muy cerca de Arganda. Ah, donde las aceitunas, me dicen entonces, y los más  viajeros suelen añadir con un cierto aire de superioridad: Campo Real… ¿no es sobre Campo Real donde dan la vuelta los aviones para entrar en Barajas?

Tomado de http://www.tengopaginaweb.com/establecimientoromero/tengopagina.php?page=variantesysalazones 


Aunque las dos cosas sean ciertas, todo el mundo desconoce que en este pueblo existen otras dos cosas verdaderamente dignas de mención.

 

EL ARTÍCULO, CON NUEVAS FOTOS Y TEXTOS, SE ENCUENTRA ALOJADO EN NUESTRO NUEVO BLOG

 


LA PRIMERA VISITA A ALCALÁ DE HENARES. EL HOSPITAL E IGLESIA DE ANTEZANA

 


 

Estoy seguro de que no es la construcción más bella de Alcalá, ni siquiera la más espectacular, pero confieso que siento una especial predilección por ella

Se encuentra en el mismo centro de la Calle Mayor, junto a la casa de Cervantes, en lo que antaño fuera la línea divisorio de los barrios judío y morisco.

A primera vista apenas si se la tendrá en cuenta, pues sólo se nos muestra por un gran portalón de madera semiabierto. Pero si se entra en él se llegará a una especie de callejón que, tras un brusco giro, conduce a un patio. Esta forma de entrada se llama puerta en codo y era ya típica en la arquitectura musulmana, pues evitaba las miradas indiscretas desde la calle, consiguiendo un alto grado de intimidad (y silencio) en el patio.

 

 Corredor de entrada

 

Éste está realizado a la manera castellana, con zapatas de madera sobre pilares, y tiene un viejo pozo, una hiedra y una escalera que conduce a la galería superior.

 

 Patio de Antezana

 

En ella hay doce habitaciones, tantas como apóstoles, que fueron de un hospital y ahora sirven de asilo de ancianas.

El origen del mismo viene de una fundación piadosa que los Antezana dejaron prescrita en su testamento.

En ella posiblemente trabajó (como cirujano y sangrador) el padre de Cervantes. También, all final del corredor todavía se conserva la cocina en donde trabajó San Ignacio de Loyola para así poderse costear sus estudios en la Universidad.

 

Volviendo a la calle se encuentra la iglesia del conjunto. Se trata de una construcción barroca sin demasiado mérito pero con una joya y una rareza.

La joya se encuentra en el altar. Aunque la mayoría no lo sepa se trata de una de las mejores obras de imaginería de España. Una Virgen con Niño de Juan de Mesa (el creador del Gran Poder) con una policromía exquisita y una belleza clásica tanto en los rostros como en el elegante juego de pliegues de sus ropajes.

 

 Juan de Mesa. Virgen con Niño. Siglo XVII

 

En cuanto a la rareza es una pequeña capilla a los pies con frescos y óleos sobre lienzo anónimos del barroco.

 


 

Entre ellos destaca el dedicado a San Ignacio de Loyola que, el buen párroco de la iglesia, buen conversador y restaurador amateur en sus ratos libres, cuida de las humedades y otros descuidos del tiempo que aquí se ha parado, como una astilla perdida en el mismísimo siglo XVII.

Y es que, incrustada en el centro de la ciudad histórica, esta iglesia y su patio sólo esperan a un visitante con la suficiente sensibilidad para moverle en el tiempo casi por embrujo y mostrarle este pequeño recinto en el que aún se respira el aire de nuestro Siglo de Oro. O por lo menos así es como lo siento yo.

 

PARA SABER MÁS DE ALCALÁ

 

Vicente Camarasa