LÁMINA SOBRE TIPO DE ARCOS
Tomadas de http://mariannavarro.net/blog
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Factores tales como la luz, la temperatura y la humedad del aire son decisivos en lo que a la conservación de los cuadros se refiere. De esta forma, el más leve cambio en alguno de éstos (unido al inevitable transcurso del tiempo) puede provocar una serie de daños que se distinguen en función de su gravedad.
Los más elementales consisten en unas líneas oscura que se intersectan y forman el denominado craquelé; el amarilleamieto y los ya conocidos arrepentimientos o cambios realizados por el propio autor visibles con el paso de los años y tan habituales en obras de Velázquez.
Sin embargo, lo que más afecta a un cuadro son los agrietamientos y las resquebrajaduras (provocadas habitualmente por cambios bruscos de temperatura ), consistentes en gránulos que al fracturarse conllevan pérdida de parte de la pintura. Así, no es de extrañar que tanto museos como galerías de arte se preocupen especialmente por estos aspectos, tratando de fomentar que sus cuadros se encuentren en una atmósfera lo más estable posible.
Agrietamientos
Pero, desgraciadamente, y a pesar de todos los cuidados, la aparición de algún desperfecto en las pinturas se hace inevitable y es en ese momento donde aparece el proceso de la RESTAURACIÓN, no obstante,¿en alguna ocasión nos hemos planteado en qué consiste realmente?
Se trata de un proceso complejo donde no sólo intervienen los propios restauradores sino también historiadores del arte y expertos de otras disciplinas como la arqueología.
Si bien a lo largo de la Historia se ha utilizado un proceso similar, será durante cierto periodo(siglos XIX y XX) cuando las ciencias cobren especial importancia en los métodos llevados a cabo, pudiendo citar como ejemplos significativos Pasteur y el laboratorio, la óptica( con el empleo de lupas y microscopios) y el descubrimiento( por Röntgen) de los rayos X y los rayos ultravioleta( descubiertos en 1913) muy útiles a la hora de conocer el proceso de elaboración del cuadro, estado del barniz, modificaciones realizadas...
Velázquez, Radiografía Santa Casilda. Se pueden ver, abajo, las distintas posiciones que tuvieron las manos
Tras un buen análisis (de daños, causas, pigmentos, aglutinante...) se puede comenzar con la restauración en sí, la cual incluirá procesos como la eliminación del barniz( tan frecuente hasta el siglo XIX), reentelado (para el soporte) y por último los retoques del cuadro(rellenando los espacios vacíos con rayas o puntos para no confundir
con la parte original).
Aunque como he mencionado el proceso ha sido parecido durante toda la Historia (pues la preocupación por el mantenimiento de las obras data de Grecia y Roma) lo cierto es que los métodos (o las técnicas) sí han experimentado ligeras variaciones según la época y debido a motivos religiosos o socioculturales, cuestión que nos lleva a plantearnos
¿HASTA QUÉ PUNTO ES ÉTICO UNA RESTAURACIÓN?
Por un lado hay quienes afirman que el hecho de restaurar una obra no supone pérdida de identidad para el autor y la obra, y lo consideran una ventaja o beneficio para la comprensión de la obra. En el polo opuesto nos encontramos con aquellos que apuestan por ser fieles a la historia, optando por mantener el original (en el estado en que se encuentre) y adjuntar una copia con las modificaciones que se podría hacer en caso de una restauración.
En lo que a mí respecta, me resulta bastante complicado decantarme por una u otra postura ( pues hay argumentos tan válidos para defender tanto una postura como otra) y es que considero tan importantes tanto al autor de la obra como al espectador (éste es, diría yo, inclusive una parte esencial de la misma), además si no se hubiesen" arreglado" muchas de las obras no hubiesen podido llegar hasta nosotros, pero ¿para vosotros quién es más importante y, sobre todo, a quién debemos más respeto, siempre teniendo en cuenta que ya no podemos "ofender" el sentimiento del autor , o al que contempla la obra?
Espero vuestras respuestas y sugerencias....., y mientras os lo pensáis mirad estas dos fotos. La Capilla Sixtina de Miguel Ángel (su Juicio Final) antes y después de la restauración
Mar San Segundo
Aunque ya se utilizara en el mundo clásico y la Edad Media, siempre había sido una técnica puramente auxiliar del fresco (sobre pared) o del temple (sobre tabla). Su utilización plena se dará en el siglo XV por los primitivos flamencos (probablemente los pioneros serían los hermanos Eyck). Esta técnica, en principio secreta, terminaría pasando a Italia por Mesina o por Castagno (al que ciertas leyendas acusan de haber asesinado un hombre para conseguirla). Ya en el Quattrocento se utilizó junto al temple, mientras que Leonardo y luego los venecianos (Tiziano) la convertirán en la técnica favorita hasta los colores sintéticos del XIX.
El aglutinante (el material graso y líquido en el que se mezclan los colores) fue el aceite de linaza, mejor cuanto más puro. Su utilización revolucionaría la pintura pues ofrecía una serie de ventajas impensables con el resto de técnicas: se puede pintar lentamente (pues el secado es lento), retocar e incluso cambiar lo pintado (dado que era una técnica de cualidades opacas), hacer veladuras (pintar encima con un color mucho más diluido en aceite de linaza y trementina creando un efecto de semitransparencia muy utilizados en los tules y gasas, así como dando un aspecto más vaporoso, como los cuadros maduros de Murillo), así como dar una mayor luminosidad y colorido más intenso a las escenas pintadas.
(Veladuras. Murillo. Inmaculada)
Sus problemas suelen ser dos. Por una parte, los barnices que se utilizan para proteger el cuadro suelen irse oscureciendo con el tiempo. A veces, incluso, se vuelven a barnizar repetidamente los cuadros a lo largo del tiempo para darles más brillo, lo que acentúa el problema y hace más complicadas las restauraciones, que tienen que ir eliminando con mucha prudencia estas capas de barniz sin llevarse la pintura original (como ocurrió en el caballero de la mano en el pecho del Greco, que quedó desfigurada tras la restauración pues con los barnices también se eliminaron ciertas veladuras del autor). Observa el antes y el después en estas dos fotografías.
(Antes restauración)
(Posterior restauración)
Por otra parte, si se corrige en el óleo, especialmente con colores oscuros, con el tiempo, las antiguas partes primitivas van saliendo poco a poco a la luz. Son los llamados arrepentimientos que se observan perfectamente en muchos de los cuadros de Velázquez. Intentad verlos en las patas del caballo de Felipe IV que antes se encontraban más adelantadas o en la calabaza que cambió de sitio (Bufón Calabacillas)
Por otra parte el soporte también sufrió alteraciones y de la tabla tradicional se pasó (XVI, pintores venecianos) al lienzo tensado en un bastidor. Este lienzo había que prepararlo. El proceso se llamaba imprimación y tenía suma importancia, pues los colores finales del cuadros se volverían más cálidos (con imprimación roja, como la tierra de Sevilla que utilizaba el primer Velázquez) o más luminosos (con imprimación blanca-azulada, como las obras maduras de Velázquez). Esto se podía forzar aún más haciendo una imprimación que se adaptara al cuadro La Venus del Espejo tiene una imprimación blanca-azulada en donde luego se pintara el cuerpo y sábanas, antes malvas, (haciendo así sus calidades más luminosas) y cálida para el fondo de cortinajes y pared (volviendo los colores más calidos y profundos)
Para saber más
http://mundoarte.portalmundos.com/al-oleo