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ARTE PARA CONSERVAR LA MEMORIA. CUATRO INTERVENCIONES URBANAS EN BERLIN

Para quitarme el mal sabor de boca del post anterior  y, también, para hacer justicia al pueblo alemán, me gustaría comentaros brevemente cuatro intervenciones urbanas que me pusieron la piel de gallina en mi reciente viaje a Berlín. Las cuatro tienen en común un tratamiento de la memoria histórica de forma totalmente ética, a veces incluso algo desagradable, pero al menos verdadera.

El primero se llama Monumento al Holocausto, sobre los terrenos que pertenecieron a instituciones nazis. En él se recuerda a los millares de judios asesinados por los nazis en sus famosos campos de concentración de una forma poética, moderna pero verdaderamente emotiva.

 

Como podéis ver en la foto se trata de un gran cuadrado lleno de estelas de hormigón que, ordenadas en retícula, simbolizan un gran cementerio.

Al principio la imagen puede parecer algo fría, demasiado geométrica. Pero, como ocurre cada vez más en el arte contemporáneo, es que necesitan de la participación activa del espectador para funcionar correctamente.

Por tanto, no hay que observar tan solo e introducirse entre ellas en lo que al principio parece un simple juego de laberintos que, poco a poco, se convierte en otra cosa. Según nos adentramos en el recinto las estelas de hormigón van creciendo, restringiendo nuestra mirada a estrechos callejones que terminan en un fondo de árboles y edificios.

 

El silencio del recinto, la falta de detalles que contemplar, la sinuosidad del suelo van haciendo mella en uno hasta sentirse verdaderamente agobiado por un difuso (pero totalmente real) sentimiento de opresión.

 

Parecería que miles de voces gritaran; se siente el peso inmenso de una tragedia en aquel cementerio falso que. Sin embargo, oprime el corazón y hace recordar imágenes vistas sobre el holocausto. Pues en él no hay nada; sólo la memoria propia que se va disparando ante el espacio claustrofóbico, repetitivo como un tambor tocándote dentro del pecho.

 

 

 

La segunda de las intervenciones es muy simple, pero de una intensidad muy fuerte. En medio de la enorme plaza de Bebeplatz, frente a la antigua universidad, hay un pequeño lugar en el que se ha realizado una habitación subterránea que se puede observar pues se encuentra cubierta por un cristal. En ella sólo vemos el reflejo de las nubes y, bajo él, una habitación cuadrada llena de estanterías totalmente vacías.

 

Todo esto cobra sentido cuando se lee una placa cercana. Aquel fue el lugar en donde los nazis hicieron su primera quema de libros prohibidos (desde los escritos por judíos a las obras de Marx), dejando bien a las claras que opinión tenían sobre la cultura y la libertad pese a haber sido elegidos democráticamente.

 

La Universidad Humbolt al fondo

El tercero de ellos se encuentra en el antiguo gueto judío. Se le suele llamar la casa perdida, un solar entre dos bloques de casas en donde, en tiempos de los nazis, hubo un caserón habitados por judíos de los que ahora sólo queda su memoria en forma de carteles clavados en las paredes vecinas en donde aparece su nombre y el nombre siniestro del campo de concentración en el que murieron.

 

 

Me pareció verdaderamente impactante recordar a través de lo que no hay, de estas placas que también se continúan por el resto de la acera que vas caminando

 

 

Un verdadero homenaje a las personas que murieron por una de las tantas atrocidades de la historia.

 

La última de las intervenciones se encuentra junto a la puerta de Brandenmburgo, el lugar histórico que vio los desfiles triunfales de Hitler y luego la erección del Muro de Berlín.

 

 

 En este lugar cargado de historia y temores pero también esperanzas (la reciente unificación alemana tras el fin de la Guerra Fría) existe una pequeña puerta que pone sobre su dintel: Espacio de Silencio.

 

 

Si atraviesas este umbral pasas de repente a un ámbito pequeño que parece contradecir toda la megalomanía del exterior. En él hay un pequeño pasillo en codo que llega a una habitación pequeña, suavemente iluminada, con unas sillas, una gran piedra en uno de sus rincones y un tapiz de formas geométricas iluminado como si fuera un altar. Pues todo te habla de un espacio religioso pero sin religión. Un lugar de recogimiento, vacío de experiencias para que uno pueda volverse hacia su interior y asumir toda la historia que ha estado viendo en monumentos y carteles.

 

Algo verdaderamente oriental. Un oasis de recogimiento y silencio en donde es el hombre y no los grandes escenarios urbanos el que puede encontrar a si mismo y poder repensar sin el bombardeo visual que es la ciudad.

Si estáis el suficiente tiempo en esta habitación, saldréis como si hubiérais dormido mucho, con los sentimientos más calmados, quizás habiendo aprendiendo algo verdaderamente importante.

 

Ante todo esto y como reflexión final: ¿para cuándo obras que vengan a hablar de nuestra guerra civil, sin partidos, sin ideología, sólo desde el punto de vista de las víctimas?. Hace años que oí que el famoso monumento de los Caídos (en donde ahora está enterrado Franco y José Antonio) iba a ser convertido en Museo de la Guerra Civil. No nos vendría nada mal, pues dejaríamos de arrojarnos la guerra como forma de hacer política y empezaríamos a entenderla como una verdadera tragedia que nunca habría que repetir

 

Vicente Camarasa

 

2 comentarios

Nuria -

Me gustan mucho estos monumentos, especialmente el de las estanterías vacías.
Creo que es muy importante conservar la memoria histórica, recordar las atrocidades cometidas en el pasado para no repetirlas en el futuro.
Lo que debemos evitar es utilizarla para crear polémica o como propaganda política, como pasa en España. Sería mejor recordar a las víctimas, al horror de la guerra, desde una forma objetiva, para demostrar que no lo olvidamos, pero que tampoco vamos a dejar que vuelva a ocurrir.

finger -

Me ha gustado mucho este artículo porque pienso que Berlín es una ciudad increíble. La mayoría de las ciudades alemanas tienen un estilo (bastante monumental) en sus edificios y sus formas que las hace características de este país. Sin embargo Berlín rompe con todo esto, especialmente porque es una ciudad cargada de historia y de recuerdos. Y la misma ciudad se encarga de que no se te pase desapercibido ni uno de ellos.

Ese Monumento al Holocausto es realmente impresionante. Como es impresionante también que permanezca intacto a pesar de estar al aire libre y expuesto al turismo (igual que la Topografía del Terror).

Es muy bonita la contraposición de las fotos actuales con las antiguas