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LA ESCULTORA DE CÁMARA DE CARLOS II Y SU ARCÁNGEL FEMENINO:LA ROLDANA (PRIMERA PARTE)

El público está cuchicheando e incluso el Rey Carlos II, el último de los habsburgos en el trono español, ya bastante degenerado y cuyo razonamiento siempre solía funcionar algo más que lentamente, empezó a asombrarse. La escena tiene lugar a principios de octubre del año 1692 en una fría sala del Palacio del Escorial. Ante el Rey perplejo y los espectadores ilustres han colocado lo que él había encargado: la escultura “El Arcángel San Miguel aplastando al Diablo“. ¿Pero por qué el Arcángel parece tener cara de mujer que algunos creen reconocerla?. Este guerrero de Dios lleva la cara de su creadora, y el diablo es… ¡el rostro de su marido!

 

La Roldada. San Miguel y el diablo.

Tomada de

http://www.artecreha.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1130&Itemid=159

 

Así pudo haber sucedido la escena de la entrega de la obra maestra de la escultora sevillana Luisa Roldán (1652 – 1704), la que con este “Arcángel femenino logró un doble triunfo: tratar sus conflictos matrimoniales mediante su arte y conquistar el puesto de escultora de cámara de Carlos II. Pues, al Rey le parecía gustar tanto ese San Miguel misterioso, que a su autora le otorgó este título, resultado de años de duro trabajo de la hija del famoso maestro Pedro Roldán.

 

La Influencia y el Esplendor de la Escuela Sevillana

Durante mucho tiempo, se creyó que el 1654 fue el año de nacimiento de Luisa Roldán, hasta que en 1984 se encontró su partida de bautismo, fechada del 8 de septiembre de 1652 en la Iglesia sevillana de Santa Marina. No hay que olvidar que su vida comenzó sólo tres años después de la catástrofe apocalíptica

La gran peste de 1649 había caído como un manto de tinieblas a la llanura bética, oscureciendo la ciudad más esplendorosa del imperio español y exterminando la vida de la mitad de sus 160.000 habitantes. Barrios enteros de Sevilla fueron despoblados y se convirtieron en ciudades fantasmales. La peste también causó estragos en el ambiente de las Bellas Artes, porque entre sus víctimas se encontraron cientos de los artistas más importantes de Sevilla, ante todos Juan Martínez Montañés (1568 – 1649), el Miguel Ángel español“. Ese genial maestro había definido los principios del arte y de la estética para la Escuela Sevillana como ningún otro en su época y sus esculturas-modelos se copiaron en gran parte del imperio español.

 

 

El Hospital de la Sandre (actual Parlamento de Andalucía) durante la peste.

Tomado de

http://sevillatequiero.blogspot.com/2008/09/la-epidemia-de-peste-de-1649.html

 

En la segunda mitad del Siglo XVI, siendo el centro y la bolsa del „comercio de Indias, Sevilla fue la ciudad más rica de Europa durante breve tiempo. En el siguiente Siglo XVII ya comenzó el declive económico, pero al mismo tiempo, la urbe más cosmopolita de la España de los habsburgos entró en la época áurea de su vida cultural.

Después de Roma, Sevilla llegó a ser la metrópoli más importante del arte barroco. Exceptuando a Ribera, todos los genios de la pintura barroca española pertenecieron a la Escuela Sevillana: Velázquez, Murillo, Zurbarán, Valdés Leal, Francisco de Herrera el Mozo. Simultáneamente, en el ámbito de la escultura sevillana surgieron muchos maestros geniales (aunque en algunos casos apenas conocidos a nivel internacional). Aquéllos se dedicaron casi exclusivamente al arte sacro para proveer a cientos de conventos y cofradías de Sevilla y muchas ciudades en los virreinatos ultramarinos de Cristos y Vírgenes. Por ello, hasta hoy día encontramos en las catedrales e iglesias de Lima, México, Puebla, Habana y Quito, numerosas esculturas y a veces retablos enteros de artistas sevillanos como Martínez Montañés, Juan de Mesa, Felipe de Ribas, Francisco de Ocampo. En la segunda mitad del Siglo XVII, les siguieron el maestro Pedro Roldán, su hija Luisa y toda la dinastía de artistas Roldán – Duque Cornejo.

Durante las décadas después de la catástrofe de la peste de 1649 se podía observar un deseo de recuperar la antigua grandeza y experimentar a la vez con nuevas formas de expresión artística. A pesar de que la ciudad había perdido la mitad de su población y se enfrentó a una grave crisis económica, los artistas que habían sobrevivido la peste, reunieron todas sus fuerzas e inspiraciones para demostrar que podían referirse a las creaciones de la generación de Martínez Montañés y al mismo tiempo andar por caminos ultrabarrocos

Una onda nueva de creatividad entró en los talleres de Sevilla. Mediante una acción concertada, los maestros del Barroco Sevillano diseñaron y trabajaron conjuntamente en las nuevas obras magnas de la ciudad como por ejemplo en el Hospital de la Caridad y en el de los Venerables, luego en el Palacio de San Telmo y en las grandes iglesias como La Magdalena y El Salvador. De esta manera, nacieron conjuntos espectaculares de pintura, escultura y arquitectura y por última vez, Sevilla pudo reconquistar su posición de metrópli de las Bellas Artes de España. (Todos estos monumentos los puedes ver comentados en esta página del blog)

En ese ambiente inspirador, Luisa Roldán llegó a conocer personalmente a muchos colegas de su padre y fue testigo de la creación de las obras maestras que su padre terminó en los años sesenta y setenta del Siglo XVII ( el magnífico Santo Entierro del Retablo del Hospital de la Caridad) y posiblemente, ya llegó a asistirle en aquella época. Pedro Roldán reconoció pronto el talento extraordinario de su hija Luisa, la favoreció como alumna entre todos sus hijos. Aparte de la influencia paterna, en las primeras obras de Luisa aún se nota la influencia de la generación de Martínez Montañés con la reproducción realista de detalles anatómicos. Pero pronto, Luisa Roldán empezó a buscar su propia expresión artística, aumentando el barroquismo movido de sus figuras a nuevas cumbres.

 

Pedro Roldán. Santo entierro iglesia de la Caridad. Sevilla

Tomado de http://www.artehistoria.jcyl.es/obrmaestras/obras/16386.htm

 

Una Boda por Amor

También en su vida privada, se independizó pronto. A los 19 años se casó con un joven escultor, alumno de su padre. Las particularidades de la boda de Luisa Roldán y Luis Antonio de los Arcos causaron cierto escándalo en la ciudad. Todo comenzó con la negación de Pedro Roldán que de ningún modo quería aceptar esa boda. No se sabe con exactitud, por qué el padre de Luisa se opuso a ese casamiento. Probablemente, ya preveía que el elegido de su hija talentosa no le igualaba a ella, que era inferior en todas sus dotes. Pero Luisa y su novio, resueltos de casarse por amor y también sin la bendición del padre, decidieron organizar un casamiento “clandestino”. El día 17 de diciembre de 1671, a petición de Luisa, el arzobispo de Sevilla mandó “secuestrarla” de su casa paterna para que la pareja pudiera manifestar su libre deseo de casarse ante un juez de la Iglesia e independientes de sus familias. Su deseo se cumplió como un “regalo de Navidad”, porque el 25 de diciembre de 1671, a pesar de que el famoso padre todavía estaba protestando, Luisa y Luis Antonio celebraron su boda en la Iglesia de San Marcos.

¿Cuántas veces Luisa Roldán se habrá arrepentido más tarde de haber contraído ese matrimonio en vez de darle la razón a su padre? Es que su marido no sólo demostró cada vez más claramente su falta de talento como escultor, como marido tampoco valía nada: apenas contribuyó al sustento de la vida de su familia y dedicó mucho tiempo a ocio y vicios.

 

Catástrofes privadas y triunfos profesionales

Desde la primera década, el matrimonio de Luisa y Luis Antonio parecía maldito por el destino. En los ocho años entre 1675 y 1683, cuatro de sus seis hijos murieron, la mayoría apenas alcanzó el segundo año de vida. Esas desgracias debían ser traumáticas para Luisa.

Al mismo tiempo, eran cada vez más frecuentes los conflictos con su marido. Pero en aquella fase oscura de su vida, la reconciliación con su padre influyente constituyó un rayo de esperanza para Luisa. Por su prestigio, abrió alguna y otra puerta para su hija y pronto, después de haber realizado varias obras importantes por mediación de su padre, Luisa obtuvo el nombre La Roldana.

La reconciliación entre padre e hija también se manifestó en una obra común, ya alabada por sus contemporáneos: el „Paso monumental de la cofradía La Exaltación (el que hasta hoy día procesiona cada Jueves Santo por la tarde por las calles de Sevilla).  Pedro Roldán era el autor del Cristo de la Exaltación, Luisa talló los cuatro ángeles pasionarios y el ladrón bueno, así como el ladrón malo.

 

La exaltación (Los caballos)

Tomada de http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=6248

 

 

Detalle ángel de la exaltación realizado por la Roldada

 

En los años ochenta del Siglo XVII, Luisa recibió numerosos encargos de las cofradías sevillanas que organizan las grandiosas procesiones de la Semana Santa. Lamentablemente, pocas de las obras atribuídas están documentadas, en la mayoría de los casos se trata de atribuciones mantenidas por historiadores del arte que se basan en comparaciones con obras seguras de La Roldana, a veces con fundamento, a veces sin ninguno.

Todavía sigue actualmente la discusión entre los expertos, si Luisa Roldán puede ser considerada la autora de la más bella Virgen de España, la Esperanza Macarena.

 

La Esperanza Macarena

 

No hay – hasta ahora – ningún documento que lo compruebe, pero en caso de que se encuentre, „La Roldana“ obtendrá fama inmortal, ya que la Macarena, misteriosa „Mona Lisa entre las Vírgenes“, es una de las obras de arte más populares de la hispanidad, con un sinfín de reproducciones repartidas por muchos países latinoamericanos, aparte de España.

Pero a pesar de sus éxitos en Sevilla y la fama que obtuvo La Roldana en poco tiempo, la situación de competencia en la metrópoli del Barroco español era apretada. No es que hubiera faltado la demanda – que al contrario era inmensa – pero abundaban los escultores prestigiosos en la capital andaluza.

Este hecho también podía haber motivado la mudanza de Luisa a Cádiz (¿1685?), y luego, en el año 1689 a Madrid.

 

VIRGEN DE LA SOLEDAD. Puerto Real. 1688

Tomado de http://latrabajadera.mforos.com/561486/5187175-de-la-roldana

 Puedes ver aquí la segunda parte

Berthold Volberg

1 comentario

Cayetana -

Es verdad que la Macarena es muy bella. Pero decir que es la más bella de España es un poco exagerado o acaso ¿te has olvidado de la existencia de la OTRA?