LA REVOLUCIÓN ROMÁNTICA, LA PREHISTORIA DE NUESTRA MIRADA (SEGUNDA PARTE)
Cementerio. Friedrich
Si en la primera parte analízábamos dos temas románticos (el héroe y el amor) aún presentes en nuestros días, ahora nos vamos a centrar en su reverso más tenebroso, en la maldad, el miedo y el destino trágico.
Fuseli. Lady Macbeth
Tomado de http://en.wikipedia.org/wiki/Henry_Fuseli
Nuestra actual idea de maldad es obra suya. Es el malo malísimo (que así hace bueno buenísimo al protagonista) de Malfoy de Harry Potter, Dar Weyder contra los jedais o los supervillanos de los cómics de superhéroes. Stendhal ya sabía esto cuando escribió Rojo y Negro, o Dumas, cuando imaginó la tragedia de Edmundo Dantés y su tardía venganza en el Conde de Montecristo.
Y es que los románticos supieron convertir al malo en contrapunto del héroe (creando el juego bien vs mal que aún repiten miles de películas), y aún fueron más lejos: convirtieron al malo en el verdadero protagonista con el que terminamos por identificarnos. Así, nos ponemos del lado de Drácula, el muerto viviente que reconvirtiera Bran Stoker desde leyendas anteriores, pues en el fondo nos fascina como sigue probando el recentísimo éxito mundial de la saga Crepúsculo en la que el joven vampiro protagonista es capaz de buscarse un final imposible, dada su condición inmortal, para salvar a su amada de una muerte qué él mismo puede ocasionarle. (Si quieres saber más cosas del carácter romántico de Drácula de Coppola, pincha aquí, si quieres saber la verdadera historia, aquí)
Fotograma de Drácula de Coppola
Tomado de http://nachogrimfandango.blogspot.com.es/2010/07/critica-dracula-de-bram-stoker.html
Y no sólo el malo, sino también el monstruo. El romanticismo supo convertir a un horrible ser hecho de pedazos de otros, el famoso Frankenstein de Mary Shelley, en un personaje brutal y tierno a la vez, que asusta tanto a los demás como miedo tiene él mismo. Los ejemplos son incontables Cuasimodo del Jorobado de Notre Dame de Víctor Hugo, los locos que pintara Gericault, las brujas de los Caprichos y los monstruos de las Pinturas Negras de Goya (un prerromántico), el pirata de la Canción de Espronceda, que en el fondo no es más que un delincuente, pero al que terminamos admirando. (Esta idea, como tantas otras románticas, será retomada por los surrealistas)
Nabucodonosor. Blake
Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Nabucodonosor_II
Los románticos también pusieron de moda el miedo. Suya es la invención de la llamada “literatura gótica” llena de fantasmas, cementerios, monstruos, asesinatos , vampiros… El propio Bécquer llenó sus Leyendas de lugares misteriosos (El monte de las ánimas), de terribles venganzas después de la muerte por parte de espíritus más vivos que muertos que dejaron asuntos pendientes en este mundo y se empeñan en regresar una y otra vez. Los cuentos de Poe siguen aterrorizándonos y son, en el fondo, la base de una gran parte del cine del terror.
Fuseli, pintor prerromántico, se especializó en cuadros llenos de espectros, fantásmas, íncubos... Verdaderas imágenes de pesadilla
Tomado de http://en.wikipedia.org/wiki/Henry_Fuseli
¿Qué puede haber más terrorífico que darte cuenta el día de tu boda que bajo el velo de tu esposa se encuentra el rostro deshecho de una antigua novia que abandonaste? … podríamos preguntárselo a Don Félix de Montemar, el famoso Estudiante de Salamanca; sólo Espronceda podía tener estas ocurrencias que, sin embargo, perduraron en el tiempo y en los 80 Michael Jackson se volvía a convertir en zombi ante la mirada atónita de su novia mientras pasean … ¿No tiene esto algo que ver?
Fuseli. Silencio
Tomada de
http://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Johann_Heinrich_F%C3%BCssli
Y es que somos tan hijos de los románticos… ¿No os habéis fijado lo absurdo que es (visto desde el lado de la razón) ir al cine a pasar miedo, gritar en el Túnel del Terror, practicar puenting o engancharnos con el Internado y toda su estética romántica de pasadizos secretos, bosques nocturnos, pasados inconfesables, villanos terribles?
Al igual que ellos seguimos buscando las emociones que nos saquen por un instante de la monotonía y nos gusta asustarnos, gritar en las montañas rusas ante la sensación de peligro, igual que los románticos se fascinaban ante los Alpes, un mar tempestuoso, un cementerio en medio del bosque y su neblina o un tigre atacando (ellos lo llamarán a todo esto lo sublime).
Friedrich. El naufragio de la Esperanza.
Al principio no se ve, pero si os fijáis, a la derecha, hay una mancha oscura que es el barco a punto de hundirse. Entonces, por comparación, uno se da cuenta de los bloques de hielo que componen el paisaje terrible, sublime.
Tomado de http://zeroizquierdo.wordpress.com/2008/08/11/el-naufragio-de-la-esperanza
Rocío Romero y Vicente Camarasa
3 comentarios
Nuria -
Laura -
PD: Dar Weyder?
Guille -