IGLESIA DE SANTA MARÍA EN EL CAPITOLIO. COLONIA
Ahora presentamos la Iglesia románica más grande de Colonia, con tamaño casi catedralicio, midiendo unos 70 metros de largo y 45 de anchura en el coro. Se trata de Santa María en el Capitolio. Como su nombre venerable indica, en esa colina céntrica, cerca de las orillas del Rin, se había encontrado ya un templo romano, remplazado hacia el año 50 d.C. por una primera capilla cristiana. Hacia el año 700, esa pequeña iglesia fue remplazada por una mucho más grande, consagrada a Santa María. Durante el Siglo XI, derribaron ese edificio para construir el templo majestuoso, cuyas características han llegado a nuestros tiempos por la reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial.
Es que una abadesa benedictina la que perteneció a la casa imperial de los Otones (fue nieta del Emperador Otto II.) mandó esa construcción ambiciosa. La galería interior en el remate occidental donde se encuentra la entrada principal recuerda por su estructura a la famosa Capilla Palatina de Carlomagno en Aquisgrán, lo que subraya el rango imperial de Santa María en el Capitolio. El grandioso coro en forma de una hoja de trébol, tan singular y única en el Románico de esa región, reproduce sorprendentemente la planta de la Iglesia de la Natividad de Belén. Como la abadesa poderosa Ida pertenecía a la familia del Emperador Otto, no había duda de que la casa imperial del Sacro Imperio otorgaba generosos privilegios a ese convento benedictino y a su soberbio templo, consagrado en 1065. Debajo de Santa María en el Capitolio se puede descubrir una de las criptas más grandes de toda Alemania, una auténtica iglesia subterránea, austera y espaciosa - (y el escenario ideal para rodar una película de vampiros).
Mirando atrás al entrar, lo primero que sorprende es la galería encima de la puerta principal que recuerda los arcos de la Capilla de Carlomagno en Aquisgrán - otra referencia imperial. En su interior, el templo románico más grande de Colonia guarda ricos tesoros que pertenecen a la decoración original. A la derecha de la entrada, se encuentra un interesante relieve que muestra el Santo Entierro, de estilo gótico del Siglo XIV.
El detalle más famoso y quizás también el más precioso de Santa María en el Capitolio es la puerta románica original de 1065, considerada la más antigua de su estilo en toda Alemania y una de las más antiguas del Arte Románico, perfectamente conservada. Es un milagro que haya sobrevivido la Segunda Guerra Mundial. Esa puerta tan singular muestra escenas de la vida de Jesús, algunas con detalles muy originales y graciosos. Hay que fijarse en la Virgen sentada en el burro durante la huida a Egipto y en el parasol etíope (un parasol como los que los sacerdotes en Etiopia suelen utilizar durante misas al aire libre, por ejemplo en la fiesta de Epifanía).
Otras joyas de esa iglesia son las losas del sepulcro de la fundadora del convento, Plektrudis, una románica que data de 1160 (en el suelo cerca de la pared de la nave lateral norte) y otra gótica del año 1280 (en la pared de la nave lateral sur). Ésa última destaca por un soberbio relieve que muestra una Virgen majestuosa llevando un modelo de la iglesia Santa María en el Capitolio en sus manos.
Pero lo más espectacular es el famoso atril renacentista que data de 1523, una de las pocas obras de arte del Renacimiento en la ciudad de Colonia, tan marcada por el Románico y el Gótico. Se trata de una obra excepcional, labrada en piedra blanca y mármol negro y contiene una galería de estatuas de santos y de relieves originales presentando escudos y caballitos, de una estructura tan filigrana que recuerdan el estilo plateresco de España. Delante del atril se encuentra la "Virgen de Limburgo" con el Niño Jesús, una estatua gótica del Siglo XIII ricamente policromada. El atril separa las tres naves de la iglesia del espacio del famoso coro trebolado.
En el recinto del coro se concentra la mayoría de las obras de arte que pertenecen a la decoración original del templo. Enmarcando el coro románico, hay dos capillas góticas, añadidas a la iglesia en los siglos XIV y XV. La capilla a la izquierda, bien austera, está dominada por una Cruz de la Peste del temprano Siglo XIV que muestra un sencillo Crucificado gótico lleno de heridas de la peste.
A la derecha del coro está la Capilla de la familia Hardenrath, algo posterior. En esa capilla suntuosa destacan una vidriera gótica con una escena del Calvario en el centro, la bella estatua de una Virgen gótica y un retablo bien tallado del Siglo XV.
Enfrente de la capilla de Hardenrath, en una columna del coro se puede contemplar la llamada "Virgen de la Pera" que data de 1180. Hay una bonita leyenda acerca de esa virgen. A finales del XVIII o principios del XIX, durante años, un niño le puso cada semana una pera fresca a los pies de la estatua, ofreciéndola a la Virgen, así que aparte de la pera de piedra en sus manos, la Virgencita siempre tuvo otra fresca a sus pies. Y desde entonces, casi siempre hasta el día de hoy se encuentra al menos una pera fresca al lado de la estatua.
Quizás la escultura más sobrecogedora que podemos encontrar en la Iglesia de Santa María en el Capitolio es una magnífica Piedad gótica que se encuentra en el coro, a la izquierda de la Capilla de Hardenrath y delante de una vidriera antigua de vivos colores.
Aparte de vidrieras modernas, el templo conserva pocos pero preciosos ejemplos de las vidrieras góticas originales. Una de esas vidrieras muestra un Calvario y otra presenta una Magdalena melancólica y llorando (esa última vidriera debe de ser ya del XVI y renacentista)
Lo más impresionante de la Iglesia románica más grande de Colonia no se concentra en una obra de arte singular, sino en la atmósfera mística del coro trebolado, el que no sólo es excepcional por su planta, sino por la luz difusa que entra por las vidrieras pequeñas y por una magnífica galería gótica, obra filigrana dentro del coro románico que parece como si fuera un claustro dentro del templo. Con motivo de festivos religiosos como la pascua o la Navidad se encienden cientos de cirios encima de esa galería y entonces, inundada por una luz mágica, esa bella iglesia se convierte en un milagro
Texto: Berthold Volberg. Fotografías Thomas Jaeckel y Vicente Camarasa
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tatiana -