LA PEQUEÑA JOYA DE COLONIA. SANTA MARÍA LYSKIRCHEN
Ya hemos presentado la iglesia románica más grande de Colonia (Santa María en el Capitolio), y ahora seguimos con las más pequeña: Santa María Lyskirchen, la que se encuentra cerca de la orilla del Rin y del antiguo puerto. Ese templo románico, de dimensiones realmente modestas y más bien una capilla, sin embargo es una auténtica joya entre las 12 iglesias románicas de Colonia debido al simple hecho de que es la única que apenas fue destruída durante la Segunda Guerra Mundial y por eso sigue siendo auténtica en su estructura general.
Bromeando, la gente dice que ese templo era tan chiquitito que los aviones que dejaron caer las bombas no lo encontraron. Durante la guerra, sólo ardieron los techos por fuera y la parte alta de la torre y un par de vidrieras se rompieron por las vibraciones de los bombardeos. Pero toda la estructura arquitectónica y las bóvedas de piedra se salvaron y con ellas se conservó el tesoro más grande del templo – los frescos medievales de mediados del Siglo XIII. Esas pinturas interesantísimas estaban escondidos durante mucho tiempo y fueron redescubiertos debajo de capas de cal o pinturas más recientes hacia el año 1880. Desde entonces, se puede contemplar esos frescos que son de los más importantes de estilo románico en toda Alemania y los que por milagro sobrevivieron el infierno de la Segunda Guerra Mundial.
Por fuera, ese pequeño templo construido entre 1220 y 1230, tiene un aspecto modesto y nada espectacular. La torre es muy chica, parcialmente reconstruida, los muros hoy pintados de rosa fueron restaurados después de la guerra. Lo más llamativo es la fachada de la puerta principal, muy peculiar y con elementos mudéjares. Pero el verdadero tesoro que ha dado fama a esa iglesia son los frescos románicos, sobre todo los de las bóvedas centrales y de las dos capillas del coro, todos pintados entre 1230 y 1250.
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En los Siglos XVI y XVII, Santa María Lyskirchen fue reformada, añadiendo elementos góticos (vidrieras góticas remplazaron las románicas del coro) y barrocos (retablo mayor, hoy ya no existe, los elementos barrocos fueron quitados a finales del Siglo XIX). Aparte de los famosos frescos, el templo contiene poca decoración destacable. Hay un par de vidrieras góticas en la nave norte, un púlpito interesante a la derecha del coro. La imagen más venerada de esa iglesia es una bella y monumental Virgen gótica con el Niño que se encuentra a la izquierda de la entrada. Es la llamada „Schiffermadonna“, la Virgen de los Barqueros de finales del Siglo XV que nos recuerda el hecho de que ésa era la iglesia del puerto de Colonia. Es una Virgen a la vez majestuosa y serena que lleva un Niño Jesús en los brazos. El Niño está tallado en pleno movimiento y parece casi travieso, como queriendo escapar del abrazo de su madre. Es toda una escena plena de vida y muy realista que un maestro desconocido del gótico alemán nos ha dejado en una esquina de esa iglesia, donde siempre hay muchas velas encendidas por los fieles.
Ya antes de la Guerra Mundial, ese templo sufrió un par de inundaciones del Rin, pero ni el agua ni las bombas podían afectar a ese tesoro único de la provincia de Colonia, los magníficos frescos de las bóvedas en los que predominan matices azules y rojizos, ángeles volando por el firmamento y santos que presentan un modelo del templo románico. Y después de contemplar esa pequeña maravilla que resistió a los temblores de dos guerras mundiales, es recomendable cruzar la avenida de la orilla para entrar en el Museo de Chocolate, si no para visitarlo, al menos para dejarse llevar por las tentaciones de su tienda de trufas.
Texto Berthold Volberg
Fotos: Thomas Jäckel
http://picasaweb.google.de/tj.koeln/2009?authkey=Gv1sRgCKWty-OcrtyHTw&feat=email #.
2 comentarios
Alborada -
Cayetana -
Espero que cuando volvamos a Colonia nos lleves a los dos sitios.