EL CLAUSTRO DE SANTO DOMINGO DE SILOS. LA CAPITAL DEL ARTE ROMÁNICO (IV. LA ESTÉTICA ROMÁNICA)
Los grandes machones del claustro son perfectos para entender todos los recursos estéticos (pero en gran manera también iconográficos) del Románico.
Si recordáis éste es un arte mental en donde no interesa plasmar la realidad. Por el contrario, es un arte didáctico que intenta enseñar. Por tanto, el mensaje (más que la propia belleza) es lo fundamental, y las formas tienen que adecuarse a él
Esto creará, por ejemplo, la ley del marco, en donde las figuras se tienen que adaptar a la arquitectura previa
Las figuras se situarán en filas paralelas, sin excesiva individualización, creando isocefalia
En su estética de lo transcendente, el individuo y sus emociones no interesan. El mensaje es divino y lo cotidiano pasa a un plano menor. De aquí que las figuras carezcan de expresión y sea hieráticas.
Tampoco interesará el canon correcto del cuerpo humano, que se alargará (o encogerá) en función a la composición
Por último, y dado que no existe un espacio real (una perspectiva a la manera clásica), los pies adoptan una curiosa deformación denominada pies danzantes o en tijera
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Imágenes y texto: Vicente Camarasa
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PILAR -
Ana -