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sdelbiombo. Una mirada artística al mundo

Barroco español XVII

GÓNGORA O EL OTRO LADO DE LA MONEDA

Luis de Góngora pintado por Velázquez en su primer viaje a Madrid

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_de_G%C3%B3ngora_y_Argote

 

Hace un tiempo dedicábamos un artículo a Quevedo pero la afición de una de nuestras alumnas a su gran contrincante nos obliga a hacer lo mismo con Góngora (1561 –1627)

 

Cordobés, religioso, capellán de Felipe III, culterano…, Góngora tuvo una existencia más pacífica que Quevedo, al menos en su vida diaria … o eso pensamos.

Cuando escuchamos el nombre de Góngora se nos viene a la imaginación ese caballero de rostro imperturbable, serio a más no poder, duro en el gesto y en la mirada según lo retrató para la posteridad Velázquez …. Pero ¿quién sabe qué pasaba por su  mente en ese momento?: ¿cómo enrevesar sus últimos versos? ¿cómo buscar el soneto más perfecto o el hipérbato imposible? …; puede ser, pero también es posible que estuviera pensando en esa amada que al final se le escaparía de las manos, en buscar el medio de alimentar a una familia que no encontraba ya sustento, …. o en buscarle las cosquillas a ese “fastidio” de Quevedo que no lo dejaba en paz ni a sol ni a sombra. Quizá ella, nuestra alumna, como muchos otros, haya descubierto la riqueza de la personalidad de un Góngora que muy bien sabía esconder tras ese rostro severo a un poeta apasionado, sincero y atormentado.

 

Después de abandonar su tan amada Córdoba (lo cierto es que en este sentido Góngora era un poco “pesado”, ya que le parecía mal todo lo que no era de allí) y marchar a Salamanca, dio con sus pies en Madrid; allí el ilustre Quevedo le esperaría con “los brazos abiertos”.

 Durante un tiempo vivió en la actual calle Quevedo (antes del Niño), en unas habitaciones alquiladas que su propio enemigo compró sólo por darse el gustazo de desalojarle. Eran esas mismas habitaciones en las que Góngora vivió muchos de sus amores, porque él también experimentó lo que era el amor, con las propias vecinas; y en esas mismas habitaciones cantó sus engaños y desengaños. En fin, Góngora, muy moderno él, no quería comprometerse y buscaba compañía en mujeres que daba por hecho que le iban a abandonar a la mínima de cambio… y él respondía riéndose de si mismo, con una risa escondida entre la Aurora, Tántalo, Venus y el inquieto Cupido que pueblan sus versos.

 

Tomado de www.enriquegracia.net/vine/in.html

 

La enemistad entre ambos escritores (como era habitual en el mundo literario del XVII) fue terrible. Todo comenzó por su distinta forma de concebir la poesía y terminó en un intercambio continuo de insultos donde se mezclaban narices patizambos y la familia del uno y del otro … “una estupidez” pensarán muchos, pero de ella nos quedan algunas puñaladas literarias que constituyen un repertorio de poemas de gran importancia en nuestro Siglo de Oro. Fijaos.


A don Francisco de Quevedo (de Góngora)



Anacreonte español, no hay quien os tope.

Que no diga con mucha cortesía,

Que ya que vuestros pies son de elegía,

 

Que vuestras suavidades son de arrope

¿No imitaréis al terenciano Lope,

Que al de Belerofonte cada día.

Sobre zuecos de cómica poesía

Se calza espuelas, y le da un galope?


Con cuidado especial vuestros antojos

Dicen que quieren traducir al griego,

No habiéndolo mirado vuestros ojos.


Prestádselos un rato a mi ojo ciego,

Porque a luz saque ciertos versos flojos,

Y entenderéis cualquier gregüesco luego.


Cierto poeta, en forma peregrina

cuanto devota, se metió a romero,

con quien pudiera bien todo barbero

lavar la más llagada disciplina.


Era su benditísima esclavina,

en cuanto suya, de un hermoso cuero,

su báculo timón del más zorrero

bajel, que desde el Faro de Cecina



a Brindis, sin hacer agua, navega.

Este sin landre claudicante Roque,

de una venera justamente vano,

que en oro engasta, santa insignia, aloque,

a San Trago camina, donde llega:

que tanto anda el cojo como el sano.

 

 

Quevedo no se quedó atrás, por supuesto

Dirás: «Yo soy Racionero

en Córdoba de su iglesia»;

pues no es maravilla efesia

comprallo por el dinero.

Longinos fue caballero,

y Longinos fue judío;

de tu probanza me río;

al deán engañado has;

mas podrá volverse atrás,

que no es el cabildo río.

 

O ésta

Yo te untaré mis obras con tocino
porque no me las muerdas, Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla,
docto en pullas, cual mozo de camino;

Apenas hombre, sacerdote indino,
que aprendiste sin christus la cartilla;
chocarrero de Córdoba y Sevilla,
y en la Corte bufón a lo divino.

¿Por qué censuras tú la lengua griega
siendo sólo rabí de la judía,
cosa que tu nariz aun no lo niega?

No escribas versos más, por vida mía;
aunque aquesto de escribas se te pega,
por tener de sayón la rebeldía.

Tomado de http://media.photobucket.com/image/gongora%20y%20quevedo/regocijos_photo/quevedo_vs_gongora.jpg

Y es que Quevedo disfrutaba metiéndose con Góngora, porque, a la vez que exhibía su talento literario, gozaba como él solo minando la fama de su contrincante; como habréis visto, no ahorraba en mazazos contra el honor del cordobés. Otro de sus célebres poemas es este:

 

… musa momia, famélica figura,

Darte seiscientos garrotazos fuera

Para lo que tu chola merecía

“poca palestra a la región vacía”.

Lo que comenzó siendo una cuestión personal se convirtió en una batalla campal entre dos bandos con unas filas bien nutridas de grandes poetas. Por ejemplo, de parte de Góngora estaba nuestro conocido Conde de Villamediana (que fue su discípulo en lo literario), amigo íntimo del poeta y hombre de vida apasionada y apasionante que lo defendió en más de una ocasión; también estaba entre sus amigos Pedro Soto de Rojas, otro poeta “graciosillo” que, harto de los trajines de la corte, se metió a monje y puso un huerto en Granada; o don Jacinto Polo de Medina que “cambió bastante de chaqueta” y mientras defendía a Góngora imitaba la poesía de Quevedo. Como este, otros se congraciaron –nunca mejor dicho- con el “liante” Quevedo y no perdían ocasión de  contribuir a los dardos envenenados que este lanzaba; es el caso del propio Lope de Vega, de carácter parecido al de Quevedo,  buscador del chiste y maestro de la pulla como él: cuentan que en el estreno de una obra de Ruíz de Alarcón –dramaturgo enemigo de Lope- el “Fénix de los ingenios” no tuvo otra cosa que hacer que lanzar una especie de humo maloliente que espantó a la totalidad del público dejando a los actores solos en escena y a su autor mordiéndose los puños, mientras Lope reía a carcajadas entre bambalinas.

 

Después de estos embrollos y otras muchas vicisitudes, en 1627, perdida la memoria, marchó Góngora a Córdoba, donde murió de una apoplejía en medio de una extrema pobreza.

Góngora fue ante todo un poeta y un hombre de gran personalidad, que no dudó en seguir su inspiración a pesar de las críticas de sus contrincantes, a los que supo responder con el arma que mejor manejaba: la palabra. Su fuerte carácter hizo –y hace – que nadie permanezca indiferente ante su obra: o se le odia, o se queda uno fascinado con sus versos. Su fama perduró a lo largo de los siglos, por ejemplo, en los miembros del 27, unido en torno a su figura.

 

Y aún en la actualidad –daos cuenta- se mantiene viva esa disputa, esa división de bandos de fascinados por la poesía … ¿o no os han hecho alguna vez esta pregunta?: “¿y tú a quién prefieres, a Quevedo, o a Góngora?” Pensadlo, quizá ahora hayamos hecho nacer en vosotros la duda.

 

Rocío Romero y (casi sólo acompañando al magnífico artículo de la profesora anterior) Vicente Camarasa

MAÍNO. EL PINTOR PORTUGUÉS QUE ENSEÑÓ A UN REY LA GRAN PINTURA ITALIANA

 

La figura del Maíno  es una ilustre desconocida, tal vez por culpa del propio Museo del Prado, que siempre la ha expuesto de forma mínima y medio escondida. Ahora parece que el Museo quiere pagar sus deudas y le está dedicando (hasta febrero de 2010) una muestra antológica. Merece mucho la pena ir a verla.

 Maíno nació en la entonces cuasi capital de España, la ahora olvidada Pastrana, en la corte de la famosa Princesa de Éboli. De familia portuguesa por parte materna (como lo sería después también su protegido, Velázquez), viajará a Italia en donde conocerá la pintura más vanguardista de la época en sus dos variantes: la tenebrista de Caravaggio y la clasicista de Carracci y Reni.

Estas dos vertientes será capaz de unirlas en un estilo amable sin perder modernidad. En este cuadro que formaba parte del retablo de San Pedro Mártir de Toledo podemos ver sus principales características.

 

 

Tomado de

 http://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Juan_Bautista_Ma%C3%ADno

 

Evidentemente su aspecto general nos recuerda mucho más al clasicismo boloñés de Carracci: sus colores vivos y claros en la Virgen (siempre destacó como gran colorista, especialmente prodigioso en las representaciones de telas), el rostro perfecto de ella (suavemente infantil), los gestos algodonosos de los ángeles superiores, lo rotundo de ciertas anatomías que los clasicistas habían heredado de Miguel Ángel… Es todo aquel mundo amable y perfecto que Carracci o Reni quisieron rescatar del Renacimiento para sus patronos de alta clase, recogiendo aquellos paisajes idílicos de ruinas clásicas que podemos ver en el fondo

 

 

Guido Reni

Tomado de http://commons.wikimedia.org/wiki/Guido_Reni

 

Sin embargo, y junto a este clasicismo, se encuentra Caravaggio. Lo vemos en la entonación parda que envuelve toda la escena principal, en las piernas sucias y en escorzo del campesino de la derecha, en el gusto por todo tipo de texturas (el cordero, la paja, la piel) que le dan realismo a su narración, en el ángel inferior que más que celestial nos recuerda a un pícaro de las calles romanas o madrileñas…

 

 

Caravaggio. Martirio de San Mateo

Tomado de ana-historiadelarte.blogspot.com/

 

Aún con todo aún le quedan algunos resabios del manierismo, como los ángeles que nos recuerdan al Greco, algunos colores ácidos y metalizados como el violeta de la izquierda, algunas posturas forzadas que tienen un ritmo serpentinato…(algunos de ellos presentes tanto en Carracci como en el primer Caravaggio)

 

Tomado de

 http://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Juan_Bautista_Ma%C3%ADno

 

Pero además de su arte Maíno tiene que ser recordado por su carácter docente (fue el profesor de dibujo del futuro Felipe IV) y por ser uno de los protectores de Velázquez joven.

Gállego ya le dedicó un buen estudio a uno de sus cuadros emblemáticos. La toma de Bahía

 

 

Tomado de

 http://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Juan_Bautista_Ma%C3%ADno

 

Encargado por el propio Velázquez para el famoso Salón de Reinos en donde el maestro pondría, entre otras, sus famosas lanzas, resulta una de las mejores telas de la serie.

El cuadro se nos muestra en tres planos, el más lejano es el puramente geográfico (muy tizianesco), el más cercano nos habla (de una forma tan moderna) de la parte menos agradable de la guerra. Huyendo de la épica nos habla del dolor, de la muerte, aunque suavemente matizado gracias a un colorido amable y brillante que siempre le caracterizó.

La gran novedad es la zona central, oportunamente girada hacia el lado derecho para captar la atención final del espectador. En ella don Fabrique de Toledo muestra un tapiz en donde aparece Felipe IV joven, coronado de laureles por el Conde Duque de Olivares y una Victoria, una clara muestra del poder de las imágenes (de la misma manera que ocurre en lo religioso), ante la cual se arrodillan los vencidos.

Es un cuadro dentro del cuadro, tema que tanto tratará Velázquez, tanto en sus primeros cuadros sevillanos como en los posteriores (Meninas, Hilanderas). Según Gállego, y al igual que ocurría con las Lanzas, este cuadro de Maíno está inspirado ern una obra teatral (de Lope de Vega concretamente El Brasil Restituido), lo que nos hablaría de nuevo de la importancia de lo teatral en el mundo barroco.

 

Podemos incluso saber qué palabras pronunciaba don Fabrique a los vencidos:

 

Más como conozco el pecho

de aquel divino monarca,

que cuando es juez severo.

sabrá ser padre piadoso

reconociendo su imperio,

desde aquí le quiero hablar,

y porque en mi tienda tengo

su retrato, mientras le hablo

pon la rodilla en el suelo

(...)

Magno Felipe, esta gente

pide perdón por sus yerros;

¿quiere Vuestra Majestad

que esta vez le perdonemos?

.

.

Para saber más

Os recomiendo los vídeos que ha realizado el Museo del Prado para su exposición, los podéis encontrar en

 

http://www.museodelprado.es/exposiciones/info/en-el-museo/juan-bautista-maino1581-1649/videos

 

Vicente Camarasa

QUEVEDO EN LA MANCHA


 

Quevedo por Juan van der Hamen
Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/De_Quevedo

Quevedo fue todo lo que se podía ser en el siglo XVII. Fue uno de nuestros más grandes escritores, alguien que llegó a contar qué amargo es el final de los imperios y, a la vez, un rufián, egoísta y vanidoso. Criticó al dinero y a los poderosos mientras intentaba hacerle la vida imposible a Góngora o Cervantes. Y habló mal de los médicos y las mujeres, y criticó a los gobernantes corruptos. Fue, quizás, la mejor pluma del XVII, pero también una de sus mejores espadas, pues no le importó ser miope o cojo para batirse en duelo con quien quiso.


Pluma y tintero de Quevedo

Es por ello que me fascina tanto su figura, por sus sonetos inspirados pero también por su vida de mosquetero. Por ser cristiano viejo de la orden de Santiago (a la que luego accedería Velázquez) y varias veces encarcelado y exiliado de la corte. Él se enfrentó con los poderes establecidos, pero también les sirvió, y cuentan que una vez tuvo que salir vestido de anciana sobre un mulo de la propia Venecia en la que hacía oficios de espía al servicio de su majestad.


Página autógrafa

Hace unos fines de semana me encontré con él en la Mancha, allá donde pasó tantos años (unos por placer, otros exiliados e, incluso, los últimos meses de su vida)
Aunque no lo cuente casi ninguna guía de viajes, en Ciudad Real existe un pueblo del que fue señor: Torre de Juan Abad. En él queda una magnífica iglesia del primer renacimiento y la que fue su casa, ahora convertida en museo.


Casa- museo en Torre de Juan Abad


La última firma del autor, en su propio testamento

Unos pocos kilómetros hacia el norte se encuentra Villanueva de los Infantes. El pueblo ya es digno de una visita, pero aún más si interesa Quevedo. Existe en él un hotel (El Buscón) que tiene un pequeño museo dedicado al autor, con lienzos de la época, cartas autógrafas y la propia celda en donde murió.


Claustro del antiguo convento, hoy convertido en hotel



Celda en donde murió Quevedo. Villanueva de los Infantes. Hotel el Buscón

Su tumba, sin embargo, es un misterio. Aunque últimas investigaciones la sitúan en la iglesia de la propia Villanueva, el caso es que allí no se encuentra resto alguno (o por lo menos yo no lo encontré). Esto es, en realidad, el destino de nuestros grandes hombres, pues resulta que, por numerosas casualidades no sabemos a ciencia cierta donde están enterrado ni Cervantes, ni Lope de Vega, ni el Greco, ni Velázquez ni Goya. Así cuidamos de nuestra memoria.
Os dejo unas fotos de la iglesia de su supuesta tumba, sobre todo porque es una perfecta metáfora de nuestro siglo de oro, que empezó a forjarse a finales de nuestra edad Media (como el gótico de su interior), se desarrolló en el XV y XVI (como las portadas renacentistas) y murió de asfixia en el propia XVII (en el mundo barroco de sus torres).

.


Si queréis saber más de Quevedo (aunque le dedicaremos más artículos) podéis ver una parte importante de sus obras en
http://www.cervantesvirtual.com/FichaAutor.html?Ref=6
Existe una fundación (creada en Torre de Juan Abad) con una página muy interesante

OTROS POST SOBRE QUEVEDO EN NUESTROS BLOGS

La casa de Quevedo en Madrid
La boda de Quevedo
Quevedo en la cárcel (León)
Una de poemas de Quevedo
Tempus Fugit .
Quevedo y el cohecho
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Vicente Camarasa

ENLACES PARA LEER EL SEÑOR DEL BIOMBO



Biombito embozado, hecho, por supuesto, por Sara.

Podéis ver personajes y escenarios en las siguientes entradas del blog

El Conde de Villamediana

El Conde duque de Olivares

Felipe IV

El teatro y los corrales de comedias

La plaza mayor de Madrid

La Inquisición y los Autos de Fe

La famosa vanitas de Valdes Leal que Juan ve en un sueño

Os pongo también algunas fotografías de lugares que aparecen en la novela.

Baldosa de la Plaza del Biombo (Madrid)

Iglesia de las Carboneras, en donde se tienen que guardar en sagrado



El Conde duque de Olivares y, al fondo, en un balcón, la reina, acaso el gran amor del Conde de Villamediana


Casa de Lope de Vega
Tomado de http://www.legadoandalusi.es/legado/contenido/rutas/obras/11103.htm



Patio de la casa de Lope
Tomado de http://esmadridnomadriz.blogspot.com/2009/03/la-casa-de-lope-de-vega.html



Callejón de San Ginés, lugar de grandes duelos del Señor del Biombo


Bodegón de Zurbarán

Retrato de un cartujo. Zurbarán



Las lanzas que está haciendo Velázquez cuando lo visita Juan
Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/La_rendici%C3%B3n_de_Breda



Palacio del Buen Retiro en donde Juan encontrará el final de su aventura

Vicente Camarasa

LA PLAZA MAYOR DE MADRID, EL GRAN ESCENARIO PÚBLICO DE LA CORTE BARROCA

 

Tomado de http://spsumadrid08.blogspot.com/2008/07/la-plaza-mayor-sangre-y-teatro.html

 

A finales del siglo XVI, el lugar que ocuparía esta plaza Mayor de Madrid aún era un pequeño lago estacional en donde los monarcas practicaban la caza sobre los patos incautos. Junto a ella, y ya desde los tiempos de los Reyes Católicos, se comenzaban a colocar pequeños tenderetes en donde se vendía comida. Un lugar casi siempre embarrado que Gómez de Mora (arquitecto oficial de Felipe III) reconvirtió en unos de los lugares centrales de la nueva capitalidad iniciada en tiempos de Felipe II.

Para ello utilizó un modelo que ya se había probado en Valladolid y que, en el fondo, respondía al modelo de foro romano de plaza porticada (según Chueca Goitia).

 


Se creaba así un espacio típicamente barroco que jugaba con las percepciones del espectador, que siempre entrará en ella desde una telaraña de calles estrechas y sinuosas, desembocando en su gran espacio abierto en una especie de choque visual que le dejaba un tanto aturdido, pequeño ante el poder reflejado en ella.

 

 

 

Plano Texeira. Siglo XVII

 


 

Para realizarla debió, ante de construir nada, allanar la zona, creando una especie de contrafuerte  en su lado oeste que originaría los famosos rascacielos del Madrid medieval en la calle de los mesones.

 

 

Organizado el espacio, la plaza se realizó algo distinta que como la vemos hoy (fruto de un incendio y una posterior reconstrucción de Villanueva en el siglo XVIII). Se trataba de cuatro edificios sin conexión que daban salida a las distintas calles que la rodeaban.

Los edificios aún recordaban la estética del Escorial, pues no en vano Gómez de Mora era sobrino de José de Mora, colaboradores de Herrera en el Escorial. Todo esto es visible en sus muros sin apenas decoración, organizado por pilastras (pilares adosados al muro) que se convierten en pilares para realizar los soportales. El muro tiene vanos (ventanas) abiertos regularmente, que sólo se adornan con frontones en los edificios principales.

En cuanto a los remates superiores, la influencia escurialense era evidente: tejados de pizarra inclinados (que había traído Felipe II desde los Países Bajos) y chapiteles de múltiples planos en las esquinas. Todo rigurosamente geométrico, sin la curva ni el adorno que será típico del barroco evolucionado que, a España, no llegará hasta el final del siglo XVII.

 

 

Lo que sí resultaba plenamente barroco eran las funciones que tenía esta plaza. Mercado durante la mañana, lugar de compra obligatoria del pan y el la carne controladas desde la Corona en sus dos principales fachadas, espacio público de paseo y encuentro que se transformaba, en días especiales, en un verdadero teatro al servicio del los poderes civiles y religiosos.

 

 

Tomado de http://www.ierasmus.com/madrid/?p=1571

 

Como ya decíamos en un post anterior, el convertir la ciudad en un teatro fue algo típico del Barroco. En una sociedad estamental, católica hasta el extremo y dominada totalmente por las apariencias, el hombre barroco se encuentra viviendo como si fuera un personaje teatral. Desde el rey (con su famoso protocolo para comer o, incluso, para mantener relaciones íntima con la reina) hasta el pueblo, pasando por nobles y religiosos, cada uno tenía su papel asignado en el Gran Teatro del Mundo (como se denominaba la obra de Calderón de la Barca). La forma de vestirse, los gestos, las palabras… todo estaba rigurosamente controlado por las costumbres de la época, y ya se encargaba la justicia civil, la Inquisición o la simple presión social de evitar que nadie se saliera de su papel asignado por el propio Dios.

El momento en que todo esto se veía perfectamente era durante la fiesta barroca en donde importaba tanto el espectáculo ofrecido como los asistentes a él, que se mostraban al resto y dejaban claramente establecido su status social.

Para ello nada mejor que este gran teatro urbano que fue la plaza Mayor en donde se celebraron los ajusticiamientos reales, las corridas de toros, los juegos de cañas, los Autos de Fe de la Inquisición o las canonizaciones de los nuevos santos (como San Isidro, Santa Teresa o San Juan de la Cruz).

 

Fijaros en esta escena pintada por Rizzi en el siglo XVII.

 

 

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Plaza_Mayor_de_Madrid

 

Se trata de un Auto de Fe en donde se leen públicamente las sentencias de los condenados por la Inquisición que se encuentran en un estrado, vestidos con sus curiosos sambenitos. Rodeándolos se encontraban los miembros del Santo Oficio, el rey en la ventana de la Casa de la Panadería (aún hoy adornada con el escudo real). Alrededor se colocaba el público que, según sus posibilidades económicas, alquilaba balcones, se subían a la azotea u observaban el largo juicio desde los laterales de la calle. (si quieres saber más de la Inquisición algunos alumnos de 4º escribieron hace unos meses un artículo sobre ella)

 

Otros espectáculos habituales eran las corridas de toros, también presididas por el rey. En ella los nobles, montados en sus caballos, rejoneaban a las reses en una suerte de autopublicidad y valentía, mientras un grupo de lanceros protegía la Casa de la Panadería para evitar que (como ya ocurrió una vez) el toro no entrase por las escaleras que llevaban a los aposentos regios

 

 

 

En ocasiones especiales, los muros de la plaza se adornaban de reposteros, banderolas e, incluso, pinturas al fresco, como aún recuerdan unos nuevos (hechos por el pintor Carlos Franco), en la Casa de la Panadería.

 

 

 

Como podéis ver todo es un gran escenario, un lugar en donde representar el poder (unido) de rey y religión en donde el pueblo encuentra la carnaza que hoy les dan los reality show y les permite seguir creyendo en su Dios y en su Rey pese a la crisis económica y el lento derrumbe del Imperio. Qué más propaganda se le puede pedir al barroco.

 

UNA FOTOGALERÍA ENLAZADA DE GÓMEZ DE MORA Y LA ARQUITECTURA DE LA PRIMERA MITAD DEL XVII

 

 Vicente Camarasa

LA ROLDANA (SEGUNDA PARTE)

 Puedes encontrar aquí la primera parte

 

 Las Obras Maestras y el Nombramiento a Escultora de Cámara

A mediados de los años ochenta del Siglo XVII, Luisa Roldán encontró su propio estilo como escultora, barroquizando aún más la expresión artística que había aprendido en el taller de su padre. Se caracterizó por formas de expresión sentimental, a veces tierna, siempre marcadas por un barroquismo dinámico, logrado por melenas de cabello y ropajes ondeando, como si fueran movidos por imaginarias ráfagas de viento.

En el año 1684, para el Convento de los Carmelitas en Cádiz, La Roldana creó su primera obra maestra documentada: un Ecce Homo (hoy se encuentra en la catedral de Cádiz). Esa escultura casi „expresionista“ nos muestra Cristo como víctima de torturas y criatura humana que está sufriendo, con las facciones del rostro descompuestas y la boca abierta para lanzar un grito desesperado de dolor, las manos atadas agarran el manto de púrpura. Es una representación conmovedora e intemporal de angustia y desesperación humana, una muda condena de la violencia.

 

El Ecce Homo en la catedral de la Cádiz

Tomada de http://www.homines.com/arte/la_roldana/index.htm

 

Después de hacerse famosa y triunfar también en Cádiz, la ambición de La Roldana se busca un nuevo destino: el Palacio Real en Madrid. Era su deseo conseguir lo que ninguna mujer hasta entonces había logrado: ser nombrada „escultora de cámara“ por el Rey. La mudanza de Luisa y su familia a Madrid tuvo lugar en el año 1689, pero la realización de ese objetivo tardó tres años en cumplirse. En aquella época hubo un lobby de artistas sevillanos en la Corte de Madrid que desde el triunfo del genio Velázquez se había establecido allí. La Roldana habrá intentado de aprovechar los contactos de esos artistas sevillanos, pero tenía una desventaja decisiva: era mujer. Esperando en vano el gran éxito durante tres años, tuvo que fabricar pequeñas obras de barro cocido, especialmente belenes, para aristócratas caprichosos y conventos

 

Pieza de Belén (Atribuida)

Tomado de http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=6248

 

En 1692 logró el triunfo con su versión dramática del Arcángel San Miguel aplastando al Diablo. El Rey Carlos II quien había pedido esa escultura para decorar una sala del Escorial, se mostró muy contento con la obra, y el día 15 de octubre de 1692, nombró a la creadora de la misma “real escultora de cámara”. Con su obra maestra, La Roldana había logrado su objetivo.

 

El Arcángel femenino – ¿un Monumento del Feminismo?

Ese „Arcángel femenino es bien distinto de otras obras de Luisa Roldán que talló en la misma época madrileña. Quien conoce algunas de los pequeños belenes portátiles fabricados para las mesitas de noche de marquesas solteronas, notará en seguida la diferencia. Lo primero que salta a la vista es el tamaño (casi lo doble del natural) de ese San Miguel. La segunda diferencia es el material: no es de barro cocido, sino de madera. Lo tercero que destaca es la expresión de dinámica agresividad que tanto contrasta con los dulces y tiernos belenes de figuras graciosas. Actualmente, nos asombraríamos de tener una decoración de salón tan inquietante como es ése guerrero de Dios. Pero en su día, esa ilustración dramática del concepto dualista del mundo estaba de moda.

 

El Arcángel Miguel venciendo al Diablo

Tomado de http://amigosdelforo.es/LaRoldana.htm

 

El Arcángel, las alas majestuosamente desplegadas, vestido de una capa de color rojo sangre movida por el viento, está aplastando al Diablo, empujándolo con el pie izquierdo y arrojando el cuerpo desnudo del demonio al infierno. El Diablo, cornudo y atado con cadenas, alza los brazos desde el fuego llameante, lanza un grito desesperado de dolor y mira con los ojos torcidos a la espada de fuego del Ángel. Parece decidido el destino del mal (masculino) y está triunfando la figura de luz del Ángel (femenino) que parece bailar una danza de triunfo encima del cuerpo moribundo del demonio.

 

Detalle del demonio ¿de su marido?

Tomada de  http://amigosdelforo.es/LaRoldana.htm

 

Pero Luisa Roldán también podía aprovechar esa obra maestra para un análisis despiadado de su crisis matrimonial, presentando el Diablo con la cara de su marido vicioso y prestando su propio rostro al Àngel que lucha valientemente por la victoria de la luz y de la vida. Sólo se puede especular sobre los detalles de los conflictos entre Luisa y su esposo, el que no sólo en esta obra de arte, sino también en la vida real, siempre se mantuvo en su sombra. Pero sin duda, con esa escultura, La Roldana, queriéndolo conscientemente o no, ha creado uno de los monumentos más originales del feminismo.

Víctima de la crisis económica

El triunfo profesional no le trajo riqueza, ni siquiera una existencia garantizada a Luisa Roldán. Pues, los pagos de la Corte real se efectuaron de manera muy irregular, ya que la Casa Real estuvo prácticamente en quiebra. Las numerosas guerras de Carlos II. y de sus antecesores y la pompa desmesurada habían vaciado las cajas del último monarca habsburgo en el trono español y los ríos de metales preciosos procedentes de los virreinatos americanos estaban agotándose. Unas cartas de Luisa dirigidas a la Reina Marianne von Neuburg, dan testimonio de la pobreza que sufrió la familia De los Arcos – Roldán en Madrid a pesar del éxito profesional de Luisa.

La crisis económica que se extendió por toda España y que también afectó a la Casa Real, llegó a tener dimensiones dramáticas durante los últimos años del reino de Carlos II. Incluso existen cartas de embajadores extranjeros que se quejan de sufrir hambre en la Corte. En la ciudad de Madrid, la situación era aún más catastrófica, así que en el año de 1699 hubo rebeliones en las calles de Madrid.

La situación personal de La Roldana se mejoró transitoriamente, porque en el mismo año heredó parte de la fortuna de su padre quien había muerto en Sevilla. Y el Rey le concedió un gran honor a su escultora de cámara: encargó una estatua de Cristo destinada a ser un regalo para el Papa Inocencio IX. Pero el Papa murió poco antes de la conclusión de la obra. Entonces el Rey pidió a la Roldana que le diera el Cristo para el Escorial. Pero esa escultura de Cristo no parecía traer suerte a ninguno de sus futuros dueños, porque antes de que llegara al Escorial, murió también el Rey, a principios de noviembre de 1700. Así que Luisa decidió quedarse con su misterioso Cristo con la cruz a cuestas que hoy día se encuentra en el Convento de Sisante en la provincia de Cuenca.

 

Se puede ver con bastante detalle este cristo en esta página http://www.lahornacina.com/articulossisante.htm  

La triste muerte de la Escultora de Cámara

En octubre del año 1701, el nuevo Rey Felipe V. de la Casa de Borbón otorgó de nuevo el puesto de Escultora de Cámara a La Roldana, como lo había solicitado. Este segundo nombramiento constituyó un gran éxito de prestigio para ella, pero todos los detalles indican que Felipe V. pagando sus cuentas a su famosa artista fue tan moroso como su antecesor. Muchos honores y pocos dineros – con ese lema se podría titular la última década de vida de Luisa Roldán. Pues, después de que la inflación haya robado gran parte de la herencia de su padre, la situación de la familia de Luisa empeoraba cada vez más. De nuevo, la escultora sevillana escribió cartas a la Casa Real, pidiendo el pago de obras de arte que ya habían sido entregadas. Una situación grotesca: siendo La Roldana uno de las grandes escultoras de su época, famosa en España, apenas podía garantizar la supervivencia de su familia. Durante la profunda crisis económica en la que cayó España alrededor del año 1700, ella se convirtió en una figura trágica en el ámbito de la Corte que la honró con títulos, mientras que detrás de sus fachadas doradas ya estaba en quiebra.

En el año 1704 muere La Roldana en la pobreza, a pesar de su fama y éxitos, ni siquiera se sabe el día exacto de su muerte. Sin embargo, el prestigio e incluso la influencia estilística de la escultora más importante de España siguen vivos, por ejemplo en muchas esculturas neobarrocas que se crearon durante el Siglo XX para la Semana Santa de Sevilla. Y nos ha dejado tres obras maestras enigmáticas, que por sí solas ya ofrecen bastante razón para colocar su creadora en la galería de los maestros del Barroco: el Ecce Homo de mirada acusatoria en la catedral de Cádiz, el misterioso Cristo de Sisante, la belleza de la Virgen llamada la Peregrina o el Arcángel de rostro feminino en el Escorial.

 

La Peregrina

Tomado de

http://www.oronoz.com/muestrafotostitulos.php?pedido=VIRGEN%20PEREGRINA&tabla=Claves

 

Recomendaciones
El caiman recomienda fervorosamente la biografía magistral de la Dra. Maria Victoria Garcia Olloqui: "La Roldana", Guadalquivir Ediciones, Sevilla 2000

http://www.galeon.com/juliodominguez/2007/roldana.html Galeria de fotos

http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=6248 (Galeria de fotos)

http://latrabajadera.mforos.com/561486/5187175-de-la-roldana  (Foro con galería de fotos, algunas pura atribución, muy dudosa)

http://amigosdelforo.es/LaRoldana.htm

 

Berthold Volberg

 

Tomado de http://www.caiman.de/spanien/roldana/la_roldanaes.shtml  con permiso del autor

 

LA ESCULTORA DE CÁMARA DE CARLOS II Y SU ARCÁNGEL FEMENINO:LA ROLDANA (PRIMERA PARTE)

El público está cuchicheando e incluso el Rey Carlos II, el último de los habsburgos en el trono español, ya bastante degenerado y cuyo razonamiento siempre solía funcionar algo más que lentamente, empezó a asombrarse. La escena tiene lugar a principios de octubre del año 1692 en una fría sala del Palacio del Escorial. Ante el Rey perplejo y los espectadores ilustres han colocado lo que él había encargado: la escultura “El Arcángel San Miguel aplastando al Diablo“. ¿Pero por qué el Arcángel parece tener cara de mujer que algunos creen reconocerla?. Este guerrero de Dios lleva la cara de su creadora, y el diablo es… ¡el rostro de su marido!

 

La Roldada. San Miguel y el diablo.

Tomada de

http://www.artecreha.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1130&Itemid=159

 

Así pudo haber sucedido la escena de la entrega de la obra maestra de la escultora sevillana Luisa Roldán (1652 – 1704), la que con este “Arcángel femenino logró un doble triunfo: tratar sus conflictos matrimoniales mediante su arte y conquistar el puesto de escultora de cámara de Carlos II. Pues, al Rey le parecía gustar tanto ese San Miguel misterioso, que a su autora le otorgó este título, resultado de años de duro trabajo de la hija del famoso maestro Pedro Roldán.

 

La Influencia y el Esplendor de la Escuela Sevillana

Durante mucho tiempo, se creyó que el 1654 fue el año de nacimiento de Luisa Roldán, hasta que en 1984 se encontró su partida de bautismo, fechada del 8 de septiembre de 1652 en la Iglesia sevillana de Santa Marina. No hay que olvidar que su vida comenzó sólo tres años después de la catástrofe apocalíptica

La gran peste de 1649 había caído como un manto de tinieblas a la llanura bética, oscureciendo la ciudad más esplendorosa del imperio español y exterminando la vida de la mitad de sus 160.000 habitantes. Barrios enteros de Sevilla fueron despoblados y se convirtieron en ciudades fantasmales. La peste también causó estragos en el ambiente de las Bellas Artes, porque entre sus víctimas se encontraron cientos de los artistas más importantes de Sevilla, ante todos Juan Martínez Montañés (1568 – 1649), el Miguel Ángel español“. Ese genial maestro había definido los principios del arte y de la estética para la Escuela Sevillana como ningún otro en su época y sus esculturas-modelos se copiaron en gran parte del imperio español.

 

 

El Hospital de la Sandre (actual Parlamento de Andalucía) durante la peste.

Tomado de

http://sevillatequiero.blogspot.com/2008/09/la-epidemia-de-peste-de-1649.html

 

En la segunda mitad del Siglo XVI, siendo el centro y la bolsa del „comercio de Indias, Sevilla fue la ciudad más rica de Europa durante breve tiempo. En el siguiente Siglo XVII ya comenzó el declive económico, pero al mismo tiempo, la urbe más cosmopolita de la España de los habsburgos entró en la época áurea de su vida cultural.

Después de Roma, Sevilla llegó a ser la metrópoli más importante del arte barroco. Exceptuando a Ribera, todos los genios de la pintura barroca española pertenecieron a la Escuela Sevillana: Velázquez, Murillo, Zurbarán, Valdés Leal, Francisco de Herrera el Mozo. Simultáneamente, en el ámbito de la escultura sevillana surgieron muchos maestros geniales (aunque en algunos casos apenas conocidos a nivel internacional). Aquéllos se dedicaron casi exclusivamente al arte sacro para proveer a cientos de conventos y cofradías de Sevilla y muchas ciudades en los virreinatos ultramarinos de Cristos y Vírgenes. Por ello, hasta hoy día encontramos en las catedrales e iglesias de Lima, México, Puebla, Habana y Quito, numerosas esculturas y a veces retablos enteros de artistas sevillanos como Martínez Montañés, Juan de Mesa, Felipe de Ribas, Francisco de Ocampo. En la segunda mitad del Siglo XVII, les siguieron el maestro Pedro Roldán, su hija Luisa y toda la dinastía de artistas Roldán – Duque Cornejo.

Durante las décadas después de la catástrofe de la peste de 1649 se podía observar un deseo de recuperar la antigua grandeza y experimentar a la vez con nuevas formas de expresión artística. A pesar de que la ciudad había perdido la mitad de su población y se enfrentó a una grave crisis económica, los artistas que habían sobrevivido la peste, reunieron todas sus fuerzas e inspiraciones para demostrar que podían referirse a las creaciones de la generación de Martínez Montañés y al mismo tiempo andar por caminos ultrabarrocos

Una onda nueva de creatividad entró en los talleres de Sevilla. Mediante una acción concertada, los maestros del Barroco Sevillano diseñaron y trabajaron conjuntamente en las nuevas obras magnas de la ciudad como por ejemplo en el Hospital de la Caridad y en el de los Venerables, luego en el Palacio de San Telmo y en las grandes iglesias como La Magdalena y El Salvador. De esta manera, nacieron conjuntos espectaculares de pintura, escultura y arquitectura y por última vez, Sevilla pudo reconquistar su posición de metrópli de las Bellas Artes de España. (Todos estos monumentos los puedes ver comentados en esta página del blog)

En ese ambiente inspirador, Luisa Roldán llegó a conocer personalmente a muchos colegas de su padre y fue testigo de la creación de las obras maestras que su padre terminó en los años sesenta y setenta del Siglo XVII ( el magnífico Santo Entierro del Retablo del Hospital de la Caridad) y posiblemente, ya llegó a asistirle en aquella época. Pedro Roldán reconoció pronto el talento extraordinario de su hija Luisa, la favoreció como alumna entre todos sus hijos. Aparte de la influencia paterna, en las primeras obras de Luisa aún se nota la influencia de la generación de Martínez Montañés con la reproducción realista de detalles anatómicos. Pero pronto, Luisa Roldán empezó a buscar su propia expresión artística, aumentando el barroquismo movido de sus figuras a nuevas cumbres.

 

Pedro Roldán. Santo entierro iglesia de la Caridad. Sevilla

Tomado de http://www.artehistoria.jcyl.es/obrmaestras/obras/16386.htm

 

Una Boda por Amor

También en su vida privada, se independizó pronto. A los 19 años se casó con un joven escultor, alumno de su padre. Las particularidades de la boda de Luisa Roldán y Luis Antonio de los Arcos causaron cierto escándalo en la ciudad. Todo comenzó con la negación de Pedro Roldán que de ningún modo quería aceptar esa boda. No se sabe con exactitud, por qué el padre de Luisa se opuso a ese casamiento. Probablemente, ya preveía que el elegido de su hija talentosa no le igualaba a ella, que era inferior en todas sus dotes. Pero Luisa y su novio, resueltos de casarse por amor y también sin la bendición del padre, decidieron organizar un casamiento “clandestino”. El día 17 de diciembre de 1671, a petición de Luisa, el arzobispo de Sevilla mandó “secuestrarla” de su casa paterna para que la pareja pudiera manifestar su libre deseo de casarse ante un juez de la Iglesia e independientes de sus familias. Su deseo se cumplió como un “regalo de Navidad”, porque el 25 de diciembre de 1671, a pesar de que el famoso padre todavía estaba protestando, Luisa y Luis Antonio celebraron su boda en la Iglesia de San Marcos.

¿Cuántas veces Luisa Roldán se habrá arrepentido más tarde de haber contraído ese matrimonio en vez de darle la razón a su padre? Es que su marido no sólo demostró cada vez más claramente su falta de talento como escultor, como marido tampoco valía nada: apenas contribuyó al sustento de la vida de su familia y dedicó mucho tiempo a ocio y vicios.

 

Catástrofes privadas y triunfos profesionales

Desde la primera década, el matrimonio de Luisa y Luis Antonio parecía maldito por el destino. En los ocho años entre 1675 y 1683, cuatro de sus seis hijos murieron, la mayoría apenas alcanzó el segundo año de vida. Esas desgracias debían ser traumáticas para Luisa.

Al mismo tiempo, eran cada vez más frecuentes los conflictos con su marido. Pero en aquella fase oscura de su vida, la reconciliación con su padre influyente constituyó un rayo de esperanza para Luisa. Por su prestigio, abrió alguna y otra puerta para su hija y pronto, después de haber realizado varias obras importantes por mediación de su padre, Luisa obtuvo el nombre La Roldana.

La reconciliación entre padre e hija también se manifestó en una obra común, ya alabada por sus contemporáneos: el „Paso monumental de la cofradía La Exaltación (el que hasta hoy día procesiona cada Jueves Santo por la tarde por las calles de Sevilla).  Pedro Roldán era el autor del Cristo de la Exaltación, Luisa talló los cuatro ángeles pasionarios y el ladrón bueno, así como el ladrón malo.

 

La exaltación (Los caballos)

Tomada de http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=6248

 

 

Detalle ángel de la exaltación realizado por la Roldada

 

En los años ochenta del Siglo XVII, Luisa recibió numerosos encargos de las cofradías sevillanas que organizan las grandiosas procesiones de la Semana Santa. Lamentablemente, pocas de las obras atribuídas están documentadas, en la mayoría de los casos se trata de atribuciones mantenidas por historiadores del arte que se basan en comparaciones con obras seguras de La Roldana, a veces con fundamento, a veces sin ninguno.

Todavía sigue actualmente la discusión entre los expertos, si Luisa Roldán puede ser considerada la autora de la más bella Virgen de España, la Esperanza Macarena.

 

La Esperanza Macarena

 

No hay – hasta ahora – ningún documento que lo compruebe, pero en caso de que se encuentre, „La Roldana“ obtendrá fama inmortal, ya que la Macarena, misteriosa „Mona Lisa entre las Vírgenes“, es una de las obras de arte más populares de la hispanidad, con un sinfín de reproducciones repartidas por muchos países latinoamericanos, aparte de España.

Pero a pesar de sus éxitos en Sevilla y la fama que obtuvo La Roldana en poco tiempo, la situación de competencia en la metrópoli del Barroco español era apretada. No es que hubiera faltado la demanda – que al contrario era inmensa – pero abundaban los escultores prestigiosos en la capital andaluza.

Este hecho también podía haber motivado la mudanza de Luisa a Cádiz (¿1685?), y luego, en el año 1689 a Madrid.

 

VIRGEN DE LA SOLEDAD. Puerto Real. 1688

Tomado de http://latrabajadera.mforos.com/561486/5187175-de-la-roldana

 Puedes ver aquí la segunda parte

Berthold Volberg

LA DESGRACIADA DESCENDENCIA DE FELIPE IV

La vida de Felipe IV tuvo dos claras partes, y a una juventud desenfrenada en donde sus amoríos recorrieron desde la princesa a la aldeana, toda la escala social, tras la crisis del 40, la expulsión del Conde Duque  y la muerte de su primera mujer, Isabel de Borbón, llegó una vejez apresurada como nos cuenta Velázquez en este cuadro.

 

 

Felipe IV por Velázquez

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_IV_de_Espa%C3%B1a

 

De su primera etapa, casado con Isabel de Borbón, el rey tuvo un descendiente muy capaz, Baltasar Carlos 

 


 

Sin embargo, el príncipe murió muy joven, estando en las campañas militares contra la Cataluña independizada. Tenía 17 años, y quizás fue de viruela o de una enfermedad venérea, quien sabe.

 

Príncipe de Baltasar Carlos. Velázquez

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Baltasar_Carlos_de_Austria

 

La falta de descendencia masculina hizo que Felipe IV tomara una decisión un tanto arriesgada: casarse con la prometida de su fallecido hijo, Mariana de Austria. Ésta era sobrina suya, y apenas era una adolescente cuando contrajo matrimonio.


 

 

Mariana de Austria. Velázquez

Tomado de

http://es.wikipedia.org/wiki/Mariana_de_Austria

 

De sus múltiples embarazos sólo le sobrevivirían dos hijos, la infanta Margarita (la de las Meninas) y Carlos II. El resto fueron abortos o niños enfermizos que murieron apenas nacer, y sólo Felipe Próspero llegó a los cuatro años

 

 

Felipe Próspero. Velázquez

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_Pr%C3%B3spero ç

 

Por tanto, al morir Felipe IV, heredó el trono Carlos II, tradicionalmente llamado el hechizado (pues se creyó en el momento que todos sus problemas se debían a misteriosos hechizos que varios embaucadores de la Corte intentaron eliminar bajo pago de grandes sumas de dinero)

 

 

Carlos II. Carreño de Miranda

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_II_de_Espa%C3%B1a#cite_note-2

 

Fijaros lo que decía de él el embajador de la Santa Sede al Papa

 

El rey es más bien bajo que alto, no mal formado, feo de rostro; tiene el cuello largo, la cara larga y como encorvada hacia arriba; el labio inferior típico de los Austria; ojos no muy grandes, de color azul turquesa y cutis fino y delicado. El cabello es rubio y largo, y lo lleva peinado para atrás, de modo que las orejas quedan al descubierto. No puede enderezar su cuerpo sino cuando camina, a menos de arrimarse a una pared, una mesa u otra cosa. Su cuerpo es tan débil como su mente. De vez en cuando da señales de inteligencia, de memoria y de cierta vivacidad, pero no ahora; por lo común tiene un aspecto lento e indiferente, torpe e indolente, pareciendo estupefacto. Se puede hacer con él lo que se desee, pues carece de voluntad propia.

 

Pfandl, Ludwig, Carlos II, Afrodisio Aguado, Madrid, 1947, p. 386

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_II_de_Espa%C3%B1a#cite_note-2

 

O el embajador  de Francia a Luis XIV

 

El Príncipe parece bastante débil; muestra signos de degeneración; tiene flemones en las mejillas, la cabeza llena de costras y el cuello le supura” y más adelante, ”asusta de feo”.

Tomado de http://www.arturosoria.com/medicina/art/carlos_II.asp

 

Y es que desde niño fue enclenque, tuvo numerosos catarros y diarreas (en una ocasión llegó a hacer 18 deposiciones seguidas, tras las que quedó inconsciente), ataques epilépticos  y hasta los seis años no pudo mantenerse en pie por sí mismo

Intelectualmente tampoco logró sobresalir y habló con muchas dificultades y nunca llegó a saber escribir y leer con corrección

 

Carlos II

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_II_de_Espa%C3%B1a

 

Ante todo ello su madre, Mariana de Austria, hizo las funciones de rey. Desde que muriera su marido Felipe IV le dio por vestir hábito de monja, como lo demuestran los cuadros de Carreño de Miranda y Mazo

 


 

Mariana de Austria

 

Siguió también la costumbre de sus antecesores y tuvo numerosos validos, unos corruptos y sin escrúpulos, otros religiosos fanáticos, e incluso el hijo ilegítimo que tuvo Felipe IV con la actriz llamada la Calderona, Don Juan José de Austria, llegó a realizar un golpe de estado gobernando durante casi dos años junto a Carlos II.

 

Don Juan José de Austria

Tomado de

https://sdelbiombo.blogia.com/upload/externo-f746b1bf1c7f2fff27b697f45689d40c.jpg

 

 

En medio de todos enredos, Carlos II casó dos veces. Su primera mujer, María Luisa de Orleans, aún dos años después de su boda, seguía tan virgen como antes de ella y la gente cantaba en las calles

 

No conocen que es la reina
mundo, demonio y mujer
y, en fin, por decirlo todo,
que lo demás no lo sé,
es ser la reina de carne,
es ser el rey de papel

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Luisa_de_Orl%C3%A9ans

 

Maria Luisa de Orleans. Primera esposa de Carlos II

Tomada de http://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Luisa_de_Orl%C3%A9ans

 

Tras su muerte, Carlos II volvió a casarse, esta vez con Mariana de Neoburgo, con la que tampoco tendría descendencia.

Se abría así camino que terminaría, tras la Guerra de Sucesión, con la llegada de una nueva dinastía a España, la de los Borbones.

 

Carlos II murió un 1 de noviembre de 1700 . En la autopsia apareció el corazón muy pequeño, “del tamaño de un grano de pimienta, los pulmones corroídos, los intestinos putrefactos y gangrenosos, en el riñón tres grandes cálculos, un solo testículo, negro como el carbón y la cabeza llena de agua”.

 

Así terminaba todo una edad imperial. Una edad de oro que, quizás, no lo fuera tanto, más apariencias que realidades

 

 Vicente Camarasa