CATEGORÍAS ARTÍSTICAS PARA EL BARROCO: ENTRE LA SINESTESIA Y LA CENESTESIA (2). De Meninas, protocolos, fiestas y procesiones
Hablábamos en el artículo anterior de algunas formas sinestésicas del barroco, veamos ahora otras que inciden más en lo cenestésico (en relación con el movimiento tanto externo como interno, tanto visto como sentido).
Fijaros por un instante en las Meninas y las podréis ver de otra manera.
Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Las_Meninas
Pues este cuadro como tantos de la época nos habla del famoso protocolo borgoñón que imperó en la corte austriaca española. Una verdadera teatralización del poder (como ya planteó Maravall y han desarrollado en profundidadextensión Checa y Morán) en donde cada persona interpreta con toda corrección un papel que ha de ser visible tanto en su vestuario como en sus movimientos, sus gestos acompasados, sus palabras… para manipular la opinión de quien los contemplaba y para revestirse de majestuosidad.(Noel, en un magnífico artículo sobre la etiqueta borgoñona accesible aquí
La comida real es un perfecto ejemplo de lo dicho. Durante estos eventos, el rey se sentaba en una silla, mientras que sus súbditos lo hacían en bancos; el monarca, y también la reina, durante el banquete de boda de una de sus damas, comían sobre una tarima, bajo un toldo; sus platos -tanto los entrantes como el postre y las viandas- les eran servidos por los oficiales de más alto rango, y de manera diferente; sólo su plato (o el de la reina) se traía cubierto, sólo su comida era traída desde la cocina por caballeros con la cabeza descubierta, sólo su comida y bebida eran catadas de antemano para prevenir un posible envenenamiento (El que quiera saber muchas más cosas de este protocolo tiene un libro fabuloso, de Deleito Piñuela. El Rey se divierte)
Este sentido del espectáculo tenía un fuerte componente cenestésico, siendo los movimientos percibidos fundamentales a la hora de entender el mensaje (una especie de ballet entre las paredes del palacio), como se puede ver en las meninas en donde los gestos son, acaso, más importantes que los propios personajes que los portan, siendo fundamentales para la correcta interpretación de la escena.
Lo mismo ocurriría con bailes, paradas militares, recibimientos reales, traslados de reliquias… En la sociedad barroca el rito se resuelve en el movimiento pausado de las masas, el juego cenestésico pero también sinestésico (el olor del incienso, los ruidos de las cabalgaduras, el rozar de las suaves telas, el frescor de jardines, la música…)
Entrevista en la isla de los Faisanes. Felipe IV y Luis XIV
Tomado de http://profedesociales.blogia.com
Auto de fe. Rizzi
Fiesta en los jardines del Buen Retiro
Si algo nos puede aún hoy darnos una clara idea de estas sensaciones es la Semana Santa (el gran espectáculo barroco) en donde se confunde el olor de la cera con el del incienso, los golpes de llamador, la música (que entonces sólo sería de capilla), el arrastrar de cadenas o las propias temperaturas del día, desde el calor de las 5 de la tarde al frío húmedo de la madrugada.
En estos cortejos el movimiento es esencial, tanto de los penitentes como de las propias imágenes que son concebidas para ser vistas desde varios puntos de vista.
El movimiento que los costaleros imprimen al paso es fundamental. El suave batir de las bambalinas (que a su vez generan un ritmo acústico), las levantás a pulso que casi no parecen levantarse, los caballitos, las arrancás… Todo forma parte del espectáculo en donde el movimiento es algo más que un puro truco para conseguir realismo y propaganda, y se convierte en un sentido cenestésico que se propaga al interior de los espectadores y les bate por dentro.
Si queréis ser testigos de lo que os digo entrad en estos enlaces de Palios
http://palios.wordpress.com/2010/09/20/las-tres-caidas-en-campana-2009
Otros artículos sobre sinestesia y cenestesia en el mundo barroco
Bernini y la Plaza de San Pedro del Vaticano
Borromini. El Espacio pulsante. De San Carlino a San Ivo