UNA INSTALACIÓN TERRIBLE SOBRE LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA. BERLÍN
Quizás hubiera sido mejor haber redactado estas líneas en el artículo en. CUATRO INTERVENCIONES URBANAS EN BERLIN , pues también habla de la memoria de una manera magistral. Sin embargo me causó tal impresión que he querido ponerlo a él sólo.
También lo hice para poder explicar qué es eso de una instalación, práctica sumamente habitual en nuestro arte actual.
En el fondo se trata de salirse de los límites marcados tradicionalmente entre pintura, escultura y arquitectura. Pues una instalación es una mezcla de las tres: un lugar que es ocupado por pinturas, esculturas u objetos en donde lo que más importa no es cada cosa en particular, sino la creación de todo un ambiente, normalmente paseable, que hace poner en funcionamiento varios sentidos más allá de la pura mirada.
El espacio se encuentra dentro del Museo judío de Berlín y se trata de una sala alargada de paredes de hormigón lisas, techos muy altos y suelo cubierto por caras hechas en hierro que se apilan sin orden por todo el suelo.
Pero lo importante no es esto, sino lo que ocurre cuando entras en la obra y comienzas a andar sin rumbo por ella. Por mucho cuidado que tengas, los pasos crear unos desagradables ruidos metálicos sobre el montón de caras. Ruidos que el recinto amplifica.
Tu caminata crea, por tanto, una música macabra que recuerda a una maquinaria inmensa, al ruido de la guerra, de caballos trotando sobre ruinas. Algo verdaderamente no humano sobre aquellas caritas que son pisadas una y otra vez, como si fueras realmente tú quien produjeras su tragedia.
La sensación no se puede recrear en palabras, sólo decir que la luz, en unos lugares clara, en otros muy tenue; los ruidos, las paredes lisas como las de una cárcel o un cementerio, las caras hechas de gestos simples, tus pies que las pisan, el ambiente lleno de ecos… pone verdaderamente los pelos de punta en esta obra dedicada a todas las víctimas de la violencia.
Si vais a Berlin no os lo perdáis; merece la pena
Vicente Camarasa
2 comentarios
finger -
Es cierto que hay muchas obras dedicadas de distinta forma a las víctimas. Parece que quieran tenerles presentes todo el tiempo, para que no se olvide ni por un momento lo que sucedió. De algún modo esto da la seguridad de que nunca volverá a suceder.
Guille -