LA NUEVA VIDA DE LOS OBJETOS. DE DUCHAMP A LA POSMODERNIDAD PASANDO POR LOS NUEVOS REALISMOS DE ARMAN, CÉSAR Y KRAPOW
Que la posmodernidad se inició en los ochenta es, una vez más, una pura denominación, pues en el fondo, y como cada vez estoy más convencido, la inventó decenas de veces y muchos años antes Marcell Duchamp. De hecho, la imagen que abre este artículo se realizó en 1914. Un simple portabotellas que Duchamp, por el simple hecho de elegirlo entre las miles de posibilidades, lo elevó a la categoría de arte.
Desde entonces dadaístas, surrealistas o Picasso los utilizaron (los objetos), pero ciertamente será desde mediados del siglo XX cuando su posición se volvió dominante. Evidentemente el hecho está conectado con la tercera globalización que entonces empieza y en la que nosotros seguimos viviendo. Un momento de reconstrucción tras la II Guerra Mundial con la instauración definitiva de la sociedad de consumo que ya lo es todo. Vivir para consumir; esta será la regla que nosotros mantenemos pese a todas las crisis que nos intentan enseñar lo falso de este axioma.
En los mismos años 50, Debord nos calificaba como una sociedad del espectáculo, un espectáculo en donde la compra se ha convertido en la forma de ocio predominante. En esta obra el objeto se convierte en el protagonista imprescindible. Mirad si no a vuestro alrededor para ver la multitud de objetos que rodean nuestra vida más cotidiana. Decenas, cientos, millones de objetos nos rodean o, tal vez, nos oprimen con su presencia.
Gracias a su éxito la industria prosperó, prosperaron las sociedades y nos enriquecimos. Nuestra vida se volvió más cómoda pero, ¿a costa de qué? Nos enriquecimos a fuerza de esquilmar los recursos naturales, de incrementar de forma exponencial las basuras, de privar a ¾ partes de la Humanidad de lo más básico. Ésa ha sido nuestra conquista.
Arman. Acumulación
Esto ya comenzaba a ser evidente en los 50 (en la actualidad es abrumador) y una serie de artistas comenzaron a retomar el objeto ya no de forma estética sino, tal vez, ética. ¿Cómo si no explicar estas acumulaciones de objetos iguales que llevaron a la fama a Arman? Bombillas o chapas, apiladas, repetidas, puestas en una vitrina como la mejor forma de explicar en qué consiste nuestro mundo.
Arman
Pero aún más, el propio Arman quiso ir más lejos y creó sus famosos Poubelles o Cubos de basura, recipientes en donde acumulaba la basura doméstica de la burguesía. Casi un estudio sociológico de nuestro modo de vida o, tal vez, una denuncia de nuestro consumismo, de nuestra capacidad de generación de residuos.
Arman. Poubelle
En una línea semejante Krapow realizó una serie de trabajos como esta instalación (reconstruida para la exposición actual) en donde es el neumático el símbolo de nuestra civilización, su apilamiento por los pasillos de lo que en un tiempo fue hospital. Una obra sin otro argumento que su dura contundencia, un tanto amenazante: los residuos nos invaden y trepan apilados unos sobre otros.
Temáticamente muy cercana se encuentra la obra de César, sus comprimidos de lo que en un momento fueron coches, ahora convertido en basura museable de vivos colores. ¿Qué más se puede decir ante sus obras? Acaso simplemente sea necesario reflexionar un poco y replantearnos nuestra forma de vida
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