LOS BELENES MONÁSTICOS. LOS ESCAPARATES
Frente a la tradición italiana-napolitana de los presepri, en España se desarrollo (al menos desde el siglo XVI) toda una escuela belenística mucho menos conocida, debido a las dificultades de su visita, pues suelen encontrarse en clausuras.
Dentro de los monasterios (al modo de las grandes casas, en esta doble influencia entre lo profano y lo religioso que es nuestra edad moderna), existían habitaciones destinadas a la composición del belén o, más frecuentemente, belenes montados de forma definitiva en los llamados escaparates barrocos, especie de pequeñas urnas en donde se componían escenas (de santos, de la pasión, de la infancia de Cristo…) en donde las figuras se situaban en un marco realista de paisaje o interior.
Escaparate San Jerónimo
Bien lo podemos relacionar con las llamadas puestas en escena que estableció San Ignacio de Loyola, la verdadera prehistoria de los dioramas que servían para la meditación sobre una base realista.
En estos belenes el detalle predomina sobre la escena, componiendo escenas más o menos complejas en las que se intenta recrear las escenas como una verdadera pintura.
Tiene, además, un fuerte sentido de lo anecdótico con el que se pretende humanizar el relato evangélico, prestando un gran interés a vestidos, figuras y ambientes.
Por otra parte sus escenas no se ciñen exclusivamente a lo que nosotros conocemos, sino en realidad suelen hablar del ciclo de la infancia (con la anunciación o la visitación) o llegan a incluir otros escenas de complejo simbolismo
De la misma manera, es importante (a veces mucho) la fusión entre la escena y el mobiliario que lo contiene, siendo verdaderas obras maestras como esta de Torices.
Sin embargo el más espectacular belén monástico tipo escaparate que he visto nunca es el que guarda el convento de Santa Paula de Sevilla y que os invito a contemplar en Palios