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Arte romano

EL MOSAICO DE LA BATALLA DE ISSOS. POMPEYA (5). Una pincelada suelta

Resulta verdaderamente asombroso el grado de verismo que se puede alcanzar en un medio tan rígido como es el mosaico. Para explicarlo sobran las palabras. Sólo tenemos que ver cómo consigue crearnos verdaderos juegos visuales con sólo alejarnos un poco. La distancia hace que las pequeñas teselas desaparezcan para convertirse en verdaderas pinceladas, como sólo Europa conseguirá en el siglo XVII, con el Barroco, la llamada pincelada suelta.

 

 

 

 

 

 

 

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El tratamiento del espacio

Los retratos

 

 

Vicente Camarasa

EL MOSAICO DE LA BATALLA DE ISSOS. POMPEYA (4). El tratamiento del espacio

Hay  tres cuestiones técnicas que siempre me han fascinado de este mosaico.

La primera es el increíble desarrollo del espacio que podría haberse convertido en un verdadero problema (excesivo espacio podía hacer que el espectador se perdiera y se limitara el carácter narrativo y, con ello, la idea que se pretendía transmitir).


Para evitar esto el autor jugó, de nuevo, un doble juego. Si en la parte inferior desarrolló el espacio de varias maneras), la superior (el plano de los dos grandes personajes) se estructura de una forma casi plana (como una especie de friso corrido) en donde no existe profundidad y las figuras se recortan nítidamente sobre el fondo monócromo)

Toda esta situación cambia en la parte inferior con unos recursos espectaculares. Fijémosnos en algunos de ellos.

En la parte más baja se crea un primer plano (el más cercano al espectador) por medio de las lanzas rotas de los combatientes


 Sobre él llegamos a los caballos en escorzo (se introducen hacia el interior o se lanzan hacia fuera como el herido).

 

 

 

Una técnica compleja y sofisticada que nos habla de la calidad que llegó a tener la pintura griega y que Europa necesitó (desde la caída de roma) casi mil años en redescubrir (en pleno renacimiento, hasta la batalla de San Romano de Ucello o el Cristo de Mantenga no volveremos a encontrar algo parecido)

Batalla de San Romano. Uccello

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_San_Romano

A todo ello se une un espectacular tratamiento del claroscuro que genera volúmenes

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La "pincelada suelta"

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Vicente Camarasa

EL MOSAICO DE LA BATALLA DE ISSOS. POMPEYA (3). La técnica y la composición

 

Como es sabido, los mosaicos se realizan a través de pequeñas piedras cortadas denominadas teselas. Sin embargo, el tamaño de las mismas puede variar, hablándose de dos técnicas fundamentales. El opus teselatum (el más habitual) utiliza teselas de mayores dimensiones, todas normalmente cuadradas.

Por el contrario el opus vermiculatum (el utilizado en esta obra) es más escaso pues se trata de una técnica mucho más refinada y lenta de realizar. Las teselas adoptan formas distintas para adaptarse a los motivos figurativos, siendo muchísimo más pequeñas. De esta forma la imagen se convierte en un auténtico puzzle.

 


 

En cuanto a la composición ésta es verdaderamente genial.

En un principio podemos dividirla de forma horizontal en dos grandes zonas que corresponden a cada ejército. Mientras la izquierda (Alejandro) avanza, la derecha retrocede (Darío) creándose así una clara dirección de lectura de izquierda a derecha (la habitual en el mundo occidental, que lee en la misma dirección) que da un sentido narrativo y dinámico  a todo el conjunto.

Sin embargo todo no es tan sencillo, y si miramos con más atención podremos ver cómo existen otros movimientos asociados (e incluso contrarios) a éste más general, como las lanzas o el cuerpo del propio Darío que se dirigen hacia la izquierda, conteniendo el movimiento general y reenviándonos a la figura de Alejandro, el gran protagonista. Conseguimos así movimiento a la vez que subrayamos a los dos personajes, creando un bucle central que hipnotiza al espectador, expulsado hacia la derecha por el galope y mirada de Alejandro, y devuelto a la izquierda por las lanzas y el gesto de Darío. (Y entre ellos, la furia de la batalla, lo más siniestro de la guerra)

Por otra parte (y de nuevo para recalcar a ambos personajes) nos podemos fijar que ambos se encuentran en las secciones aúreas, como tan bien me enseñó a ver Ana, remarcados  Alejandro por el único árbol del mosaico y su hito más vertical. De la misma forma, Darío se encuentra resaltado por el gran caballo en escorzo y su posición más elevada en la escena

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Vicente Camarasa

EL MOSAICO DE LA BATALLA DE ISSOS. POMPEYA (2). TEMA Y FUENTES

 El mosaico representa la famosa batalla de Issos (333 a. C) en la que Alejandro trataba de llegar a Darío para capturarle o asesinarle.

Esta batalla forma parte de las campañas de Alejandro que, una vez dominada Grecia, se lanza hacia la conquista de Asia. Ya en Siria se enfrentará al poder persa de Darío en tres ocasiones: primero en Granico (334 A C), en Issos y más tarde en Gaugamela en 331 a C.

Durante el combate se sucedieron varias alternativas en las que brilló la estrategia bélica del macedonio que consiguió romper una de las alas del ejército persa para luego cargar por el centro.

Éste es el momento que plasma la obra, la llegada de Alejandro sobre su caballo Bucéfalo y la huida precipitada de Darío que gira rápidamente su carro para no ser apresado. El verdadero momento de gloria que nos pone, frente a frente, a los dos grandes protagonistas.

 

Alejandro Magno sobre Bucéfalo

 

La genialidad del autor es ésta, jugar el doble juego de representar a los dos personajes centrales (como si de un duelo personal se tratara) sin desatender el fragor de la batalla que se desarrolla en trono suyo, especialmente desarrollado por medio de los caballos y sus distintos movimientos.

 

Darío en su huida sobre el carro

 

De esta manera nos habla del horror de la guerra la vez de su épica. De su inmenso caos que se paraliza por un instante en los dos rostros para hablarnos del ímpetu de Alejandro y del miedo de Darío. Dos espléndidos retratos psicológicos que, sin necesitar de explicitarlo, ya le explican al espectador del futuro desenlace de la batalla.

 

Detalle del peto de Alejandro con la cabeza de la Medusa

 

Otro tema muy controvertido es el origen del tema. Tradicionalmente se viene sosteniendo que se trata (como era muy habitual) de una copia de una pintura helenística (Tal vez Apeles, el gran retratista de Alejandro, o de Filomeno de Eritrea, según menciona Plinio del Viejo).

Otros, sin embargo, hablan de un mosaico realizado en talleres helenísticos.

Por último, una nueva línea de investigación se ocupa del comitente, muy probablemente de origen helenístico y del que algunos autores piensan que se encontraba emparentado (muy lejanamente) con Alejandro que se utiliza con un verdadero emblema de la familia

Para saber más sobre la iconografía de Alejandro Magno puedes consultar este artículo del blog

 

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Vicente Camarasa

EL MOSAICO DE LA BATALLA DE ISSOS. POMPEYA (1). ALGUNAS IDEAS PREVIAS

Creo que es ya tiempo de analizar algunas obras que han marcado mi nueva vida (JV y otros tantos seguro que lo entenderán), y qué mejor que empezar por el fascinante mosaico del la Batalla de Issos de Pompeya.

En este primer post me dedicaré a situarnos en el ambiente para el que fue creado.

 

 

Como todos los mosaicos romanos fue concebido como pavimento que adornaría el triclinium que se abría ante el gran peristilo de la llamada casa del fauno.

 

 

Esta gran villa pompeyana (2.970 metros cuadrados) se abría a una de las calles principales de la ciudad. Edificada a principios del siglo II a C, su gran puerta de entrada ya nos saluda con un curioso HAVE.

 

 

 

Si ingresamos en ella nos encontraremos un atrio al que sigue un gran jardín en cuyo fondo una serie de columnas marcan el triclinium en cuyo suelo se ha colocado una réplica en 2003 (el original se encuentra en el espléndido Museo Arqueológico de Nápoles)

 

 

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Vicente Camarasa

CÁPARRA O EL EVERGETISMO PRIVADO ROMANO

 

Ya hace tiempo le dedicamos un post a las relaciones entre poder y arte a través de la propaganda en el mundo romano, el famoso panem et circenses. Hoy vamos a perfilar un poco más el tema a través del llamado evergetismo.

 

Imagen tomada (como otras de esta artículo) en el pequeño pero magnífico Centro de Interpretación de Cáparra

 

El origen de la palabra hay que buscarlo en el término griego acuñado durante el helenismo: evergetes o aquellos que con su dinero habían proporcionado algún beneficio o liberalidad (evergésia) a la comunidad, como los reyes helenísticos del siglo IV a C. (según Veyne: en una sociedad desigual la clase superior tienen un prestigio y sólo lo conserva si gasta o da. De este modo el rico hace alarde de su riqueza, lo que le confiere un status dentro de su comunidad)

Pero antes de profundizar en el tema, sepamos algo más de Cáparra, una pequeña ciudad enclavada en plena vía de la plata.

Perfectamente amurallada, presenta la típica forma hipodámica de las ciudades romanas de nueva planta

 

 

 

 

En ella encontramos termas

 

 

Calles con soportales

 

 

Un foro con basílica y la típica triada capitolina

 

 

 

Pero sobre todo un extraño ejemplar de arco de triunfo de cuatro entradas o frentes (arco cuadrifronte) del siglo I d C con pocos ejemplos comparables a no ser el tardío (tiempos de Constantino) de Jano en el Venablo, Roma

 

 

Arco de Jano. Roma

 

Precisamente este arco nos lleva al tema del evergetismo. Gracias a las inscripciones conservadas en él sabemos que fue erigido por la hija de Marcus Fidius Marcer, ciudadano de Cáparra, tres veces magistrado, dos veces diunviro.

¿Por qué ese enorme gasto para una pequeña ciudad?

 

 

Si entendemos el origen de él comprenderos uno de los principales mecanismo de mecenazgo artístico (y social) del mundo antiguo que la caridad medieval olvidará y no volverá a resurgir hasta la Florencia del Quattrocento.

 

Entre las causas más normales del evergetismo se encuentra  la obtención de gloria y honores dentro de su comunidad (existimatio o reputación), deseos de perpetuar la memoria (el caso concreto) en un concepto de la vida que apenas si piensa en el Otro Mundo y sobrevalora la memoria del fallecido (la fama, como recuperarán los humanistas; el famoso culto a los antepasados de orígenes etruscos), el deseo de controlar el poder político ya en el corto plazo (elecciones municipales) como en el largo (la familia, la estirpe que mantiene su status a través de la munificencia), deseos de promoción social (sobre todo en los libertos y los nuevos ricos que quieren hacer olvidar su pasado), el orgullo cívico (dada la importancia que daba el mundo romano a la patria chica, origo) o simple deber moral (basado en las ideas estoicas, el hombre afortunado tiene el deber moral de ayudar a sus conciudadanos).


 

Todo este complejo ramillete de causas de entremezcla en la munificencia cívica que comienza en tiempos republicanos (íntimamente ligada a las luchas de poder) y se ratifica con Augusto (recordemos al ejemplo del Panteón de Agripa) y el imperio siguiente, en donde los emperadores sirven como espejo para los políticos locales e, incluso, los simples particulares.

 

 

Sus consecuencias será un engrandecimiento del legado arquitectónico, especialmente ciudadano. Pero también será una forma de conjurar las tensiones locales (por medio de mayor confort, actividades o repartos gratuitos de comida) y de generar un cauce de redistribución de la riqueza que, en el caso romano, tiende a concentrarse en pocas manos, dando así aliento a toda una amplia actividad económica.

 

 

Los tipos de evergetismo no sólo fueron arquitectónicos y en ellos se incluye una amplia nómina de actividades: repartos gratuitos de grano (alimenta), celebración de juegos y espectáculos, (ludi) donaciones para albergues de huérfanos, invitaciones a termas (a menudo en el dies natalis o cumpleaños del evergeta), realización de banquetes públicos (epila), la donación de estatuas…

Para quien quiera saber más sobre este evergetismo, existe un magnífico libro:

Melchor Gil, E. La munificencia cívica en el mundo romano. Arco Libros, 1999

 

Vicente Camarasa

ROMA . LA NATURALEZA PINTADA. Las pinturas de la villa de Livia

 De nuevo inspirándose en temas griegos (en la actualidad desaparecidos), las grandes mansiones romanas contaban con suelo de mosaicos en donde es habitual encontrar motivos paisajísticos, de cacerías…, y sobre todo paisajes pintados en las paredes, creando una naturaleza pintada en donde el jardín suele ser recurrente.

Las primeras referencias paisajísticas aparecerán en el llamado estilo egiptizante, con la aparición de lotos y papiros. Sin embargo la gran eclosión del paisaje se producirá en el periodo ilusionista que renueva la técnica pictórica en dos grandes temas. Por una parte la investigación sobre la óptica y la geometría de los sabios alejandrinos (Euclides, Tolomeo) que permitirán un inicio de perspectiva sumamente curiosa llamada espina de pez, pues las líneas de fugas no confluyen en un punto sino en una línea. Por otra parte la técnica hará posible una pincelada cada vez más suelta, casi impresionista , que intenta crear por medio de pequeños toques la atmósfera exterior

 

El ejemplo maestro de este estilo son las pinturas de la casa de Livia, conservadas en la actualidad en el Museo Máximo, en Roma. En ellos la pared desaparece para crear una segunda naturaleza con topo tipo de árboles y pájaros perfectamente caracterizados que hablan de esa necesidad urbana (tan moderna) de salir del tráfago de la ciudad y volver a la naturaleza como armonía

 

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UNA FOTOGALERÍA ENLAZADA DE PINTURA Y MOSAICO ROMANO

 Vicente Camarasa

PALMIRA. UN SUEÑO EN MEDIO DEL DESIERTO (Segunda parte) El gran templo de Beel

 

SE ENCUENTRA ALOJADO AQUÍ


 Vicente Camarasa